Los criterios ESG se refieren a factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo que se tienen en cuenta a la hora de invertir en una empresa. Aunque su origen se remonta a varias décadas atrás, en los últimos años se han convertido en la referencia de la inversión socialmente responsable (ISR).
ESG son las siglas en inglés de ‘environmental, social and governance’. Pero ¿a qué se refiere cada una de las letras?
La E de Environmental engloba el efecto que la actividad de las empresas tiene en el medioambiente, de forma directa o indirecta.
La S de Social incluye el impacto que una determinada empresa tiene en su entorno social, en la comunidad.
La G de Governance alude al gobierno corporativo de la empresa, por ejemplo, a la composición y diversidad de su Consejo de Administración, las políticas de transparencia en su información pública o sus códigos de conducta.
Las empresas incorporan cada vez más a su lenguaje estas tres siglas, ya que el peso que estos criterios tienen para los inversores en el momento de elegir una u otra inversión, es clave. Hablamos entonces de inversión socialmente responsable. ¿Esto qué quiere decir?
La inversión sostenible y responsable (ISR) es una filosofía de inversión que integra los criterios ambientales, sociales y de buen gobierno (ASG por sus siglas en español y ESG, en inglés) en el proceso de estudio, análisis y selección de valores de una cartera de inversión, tal como la define el último informe SpainSiF (impulsado por BBVA), sobre inversión responsable y sostenible en España.
Los inversores, cada vez más preocupados por los criterios ESG
En un primer momento, eran las agencias de rating especializadas en sostenibilidad las que principalmente se fijaban en estos conceptos, con mayor o menor foco en alguno de ellos en función del sector al que pertenezca la empresa analizada. Los equipos de sostenibilidad o de RSC eran los encargados de proporcionar la información a estas agencias, que a su vez, compartían sus valoraciones con sus clientes.
Los inversores institucionales han considerado históricamente relevante para la inversión en bancos los aspectos relacionados con el gobierno corporativo. En los últimos años, su interés en el clima y cuestiones sociales ha ido incrementando progresivamente.
Algunas de las grandes gestoras de activos, especialmente las que tienen fondos de gestión pasiva (como Vanguard, State Street, BlackRock) y también algunas de gestión activa han creado equipos especializados, desarrollando metodologías internas para asignar sus propias calificaciones sostenibles.
Así, “durante 2020 se percibió un notable incremento del análisis y demanda de información de cuestiones medioambientales y sociales por parte de los inversores, que estuvo además asociado al avance de la estrategia de sostenibilidad de BBVA, y a la publicación de nuestro primer informe TFCD (Task Force on Climate-related Financial Disclosures) en noviembre, que fue muy bien recibido”, comenta su equipo de Relación con Inversores (en adelante, RI). Por tanto, desde el Grupo se hizo un esfuerzo extraordinario de interacción con foco en dichos temas hacia el final del 2020 que continúa en 2021.
Este modelo se trata de asumir una responsabilidad empresarial que implica no sólo obtener beneficios económicos, sino también velar por la calidad de vida de las generaciones futuras.
En acción
Un documento presentado por el Grupo de Acción en Economía Circular, que reúne a varias empresas grandes en España, detalla la ruta a seguir para implementar un modelo de economía circular en la estrategia empresarial. Estos son los pasos:
Riesgo
Identificar los riesgos asociados a un modelo económico lineal, y encontrar oportunidades y fortalezas de un modelo circular para el sector específico de la organización.
Compromiso
Hay que mostrar el nivel de compromiso ambiental de la organización desde la comunicación interna, hasta la comunicación externa. La voluntad de la empresa debe plasmarse en su visión, misión y objetivos.
Planificación
Elaboración de un plan para llevar a cabo el cambio, buscando abarcar en la visión circular toda la cadena de suministro y producción, incluyendo a los proveedores. Este plan puede ir desde la innovación en productos y servicios, hasta la formulación de nuevos modelos de negocio.
Aliados
Todos los departamentos tienen que formar parte del viraje hacia la economía circular: producción, marketing, innovación, responsabilidad social corporativa, finanzas, compras, recursos humanos.
Medición
El seguimiento del progreso de la transición hacia la circularidad es fundamental para asegurar su eficacia e incrementar la ambición y acción empresariales.
Comunicación
Nuevamente, la comunicación externa de las acciones vinculadas con la sostenibilidad es clave, ya que genera un cambio positivo en la percepción que otros tienen de la empresa, y puede atraer tanto a posibles socios que compartan esta visión, como a clientes que valoren el compromiso ambiental.
Es el momento de disfrutar de mucho tiempo al aire libre, pero no por ello dejar de cuidar el planeta. Te contamos cómo puedes conseguir un pícnic ‘zero waste’.
En verano nos gusta disfrutar de la naturaleza. Pero para hacerlo año tras año necesitamos cuidar nuestro planet a. Y ese cuidado empieza ahora. Por eso, vamos a contarte cómo puedes organizar un pícnic con tus hijos en el que, además de participar todos, podáis conseguir una escapada sin residuos, sin plásticos y muy sostenible . Empezando, incluso, por el transporte. En realidad, es muy sencillo contar con los complementos adecuados, estar pendiente de tu entorno y conseguir que tu huella sea la mínima indispensable. Créenos, tú se lo agradecerás al planeta y el planeta te lo agradecerá a tí .
Para organizar este pícnic zero waste, tan solo necesitarás los productos adecuados y anotar bien en una lista con qué comida contar para no desperdiciar nada, llevar utensilios sostenibles, reciclar y recoger. Y es que los platos, vasos y pajitas de plástico de usar y tirar tienen los días contados. Son solo algunos de los productos más contaminantes, representando el 70% de los residuos marinos. Es más, en España, a partir de este mismo mes de julio, su comercialización estará prohibida de acuerdo con la Ley de Residuos y Suelos Contaminados . Por tanto, cada vez, tienes menos excusas, porque las alternativas sostenibles son numerosas y fáciles de conseguir.
Organizar muy bien el menú del pícnic
El primer paso para conseguir preparar un pícnic sostenible es hacer una lista completa de los alimentos y snacks que vas a preparar. Por eso, nuestra recomendación es que te planifiques bien, para llevar todo lo necesario, pero que no sobre demasiado. La sostenibilidad también es no tirar comida. Así, además, evitarás echar mano de comida preparada y envasada del supermercado y poder organizarte en la cocina con tus hijos para que ellos también participen.
Para ser sostenible, hay que incluir, como si fuésemos a comer en casa, frutas y verduras. Pero ¡ojo!, en la mayoría de los supermercados se presentan en envases de plástico. Y eso no es lo que buscamos, compra a granel. Así, desde el mismo momento de la preparación, conseguirás ser sostenible. Para su transporte, tanto a casa como al propio lugar donde vayáis de pícnic, utiliza bolsas de tela, silicona o malla reutilizables.
¿Qué podemos preparar en casa?
Un sinfín de opciones en las que, además, tus hijos pueden participar. Desde una ensalada de pasta hasta unas empanadillas que ellos te ayuden a crear y hornear. También una tortilla de patata y unos sándwiches, en los que pueden ir incluyendo sus ingredientes favoritos. Hacerles partícipes de este momento fomenta mucho su desarrollo cognitivo y emocional . Además, cuento con incluir fruta fresca y no te olvides de la bebida.
Para el transporte, minimiza el ‘packaging’
Como bien te comentábamos en el punto anterior, el transporte de la comida también es importante a la hora de conseguir un pícnic sostenible. Utiliza envases reutilizables, tarros de cristal o táperes de vidrio borosilicato herméticos, por ejemplo, para llevar la comida . Envuelve los sándwiches en papel o en telas (hay muchas opciones en el mercado ya diseñadas a este efecto) y lleva manteles y servilletas que, al llevar a casa, se meten en la lavadora y ya estarán listos para la próxima excursión. Los cubiertos, platos y vasos, por ejemplo, fabricados en madera de cocotero o bambú. Para las bebidas, opta mejor por botellas y termos de acero inoxidable, de manera que no absorban ni olores ni sabores.
Todo bien organizado, no es nada complicado de transportar. Para tus hijos, además, existen táperes muy cómodos que se dividen en compartimentos y, así, ellos tienen todo bien ordenado, para que puedan ir escogiendo. Intenta que, dentro de lo posible, los productos sean 100% biodegradables y reutilizables .
Recoger todos los desperdicios y dejar la naturaleza como nueva
La huella ecológica, es decir, el impacto en la naturaleza que nuestro paso por ella puede tener se reduce muchísimo si conseguimos hacer prácticamente invisible nuestra presencia. Por eso, una vez finalizado el pícnic, recuerda recoger todos los residuos generados y llevar la basura contigo. Esto puede ser un plan más en el que incluir a tus hijos, les gustará y sentirán que te ayudan a tí a la naturaleza.
Para ello, al igual que organizamos lo que llevar para disfrutar de una buena comida, también debemos llevar materiales que nos ayuden en este segundo paso. Cuenta en tu lista con bolsas de basura para recolectar los desperdicios. Repasa bien el entorno, para no olvidarte de nada. De esta forma, conseguirás que tu pícnic se totalmente eco-friendly. Hay que reciclar dentro y fuera de casa.
Al llegar a casa, haz compost con los residuos orgánicos
En casa es más sencillo, pero puedes empezar a prepararlo en el mismo momento del pícnic. Además, es una actividad con la que contar durante la escapada y que a los niños les resultará muy divertida. La ventaja del compostaje es que no hay ni gases ni químicos involucrados, por lo que la contaminación medioambiental es nula. Con este proceso, cierras casi el círculo de ese zero waste que buscamos, porque la materia orgánica vuelve a su origen, la tierra.
Para hacerlo, explícales a tus hijos qué residuos orgánicos son aptos para esta fórmula de reciclaje: las frutas y verduras, los restos de café si habéis llevado, las cáscaras de huevo, ramas y trozos de madera, papel y hojas muertas. No es recomendable incluir ni los desperdicios de carne ni los de pescados o productos lácteos. Una vez identificados estos elementos, coge un recipiente o bolsa de papel de tamaño adecuado y ciérralo bien. Recuerda que las condiciones de ventilación y humedad adecuadas acelerarán el proceso de descomposición, que es lo que queremos, por lo que no necesitamos que sea hermético.
Cuando lleguéis a casa, verter agua sobre los residuos orgánicos y remover. Repetir este proceso de vez en cuando y en unas semanas tendréis un perfecto compostaje para vuestras macetas o jardín.
Protección solar ‘reel-friendly’ y repelentes naturales
Al margen de la comida, hay otros pequeños gestos que pueden ayudaros a ser muy sostenibles y que la piel de tus hijos también agradecerán. Por ejemplo, en vez de utilizar un protector solar común, puedes pasarte a un protector solar reel-friendly, es decir, elaborado con ingredientes biodegradables y respetuosos con el ecosistema natural y marino. Las fórmulas están muy controladas y son mucho más confortables para tu piel.
Por otro lado, una de las cosas que más nos preocupa cuando salimos al campo o a cualquier entorno natural son las temidas picaduras de mosquitos . En este campo, también podemos aumentar nuestra sostenibilidad. Algunos repelentes naturales, como los elaborados a partir de aceite de lavanda, de citronela o de ajo y limón, son mucho más respetuosos con el medio ambiente que los que suelen vender en los supermercados.
El desplazamiento también sostenible
Por último, para minimizar la huella ecológica de nuestro pícnic, podemos aprovechar que vamos a pasar bastante tiempo al aire libre para ir, por ejemplo, en bicicleta o, si podemos, andando. Son los dos medios de transporte más sostenibles que tenemos y el impacto que generamos es apenas perceptible. Sin embargo, para nuestra salud y la de nuestros hijo, al contrario, tiene un gran impacto en nuestra salud. Prepara unas pequeñas mochilas que puedan llevar tus hijos sin cargar demasiado y, lo demás, ponerlo en cestas repartidas entre los adultos. Si no, intenta llegar a tu destino en transporte público.
Entre 8 y 12 millones de toneladas de plástico terminan a la deriva anualmente, y nunca se degradan por completo. El científico ambiental italiano Enzo Suma se ha propuesto recuperar centenares de esos residuos plásticos lanzados desde hace más de medio siglo para concienciar sobre la urgencia de la contaminación del entorno marino.
«En 2018 recogí en la playa un bote de protector solar cuyo precio estaba en liras, la antigua moneda de Italia. Después de investigarlo, vi que había sido fabricado en 1968. Me hizo reflexionar sobre la contaminación del mar y el tiempo que el plástico tarda en degradarse. En ese momento entendí que este tipo de basura puede ser útil para demostrar que dado que este material nunca se degrada del todo, es necesario cambiar el uso que hacemos de los envases cuanto antes». Detrás de esta reflexión está Enzo Suma, licenciado en Ciencias Ambientales y guía de la naturaleza en su región, Puglia, al sur de Italia. Con el objetivo de alimentar la conciencia ambiental, Suma comenzó hace unos años a recoger estos ‘fósiles’ de plástico en la playa. El invierno era la ‘mejor’ época, dado que es el momento en el que el mar devuelve a la orilla más basura. En esos fríos meses, al hallazgo del protector solar se sumaron cientos de plásticos datados desde finales de los años 50 hasta los 80. Hablamos de envases de medio siglo de edad (o más) sobre los que el reloj y la erosión marina hacen escasa mella.
Tras acumular casi 200 hallazgos «arqueoplásticos», el científico decidió visibilizarlos a través de su proyecto Archeoplastica, nacido a finales de febrero gracias a un crowfunding. Además de recorrer varias escuelas sensibilizando a los niños y sus padres sobre la contaminación marina a través de sus exposiciones, un par de meses después consiguió hacerse con el capital necesario para alcanzar uno de sus primeros objetivos: la creación del museo virtual, donde cualquier usuario puede analizar, con todo lujo de detalles, cada ‘fósil’ plástico rescatado de los océanos.
Esta peculiar rama de la arqueología iniciada por el científico italiano tiene sus propios métodos de datación. Todo está en el detalle y en el contexto. Por ejemplo, una botella que incluya publicidad de unos Juegos Olímpicos concretos o la imagen una mascota reconocible permite marcar los años de su producción y, por tanto, calcular cuánto tiempo ha pasado flotando a la deriva. Los materiales utilizados también dan pistas: así, una gran cantidad de envases fabricados en la década de los 60 se caracterizan porque sus etiquetas están impresas directamente sobre el plástico mediante la técnica de la tampografía y pueden leerse (aún hoy) perfectamente. En su análisis, Suma también busca anuncios publicitarios antiguos para averiguar cuándo se comercializaba el modelo de envase hallado en la arena. A veces es la fecha de caducidad la que da con la clave. En otras ocasiones, lo consigue el código de barras.
«Aproximadamente el 60% de todo el plástico producido en el planeta se ha descartado y se está acumulando en vertederos o en el entorno natural», apunta Suma. «Se calcula que aproximadamente de 8 a 12 millones de toneladas de plástico terminan en el entorno marino cada año. Si a la imparable producción de plástico continúa sumándose la mala gestión al final de su uso, en el 2050 se estima que habrá más plástico que peces (por peso) en el mar». Ante este horizonte, el lema del proyecto es que «el plástico es eterno». Una vez en el mar, el material se descompone en el conocido microplástico que, advierte Suma, «se comporta como una esponja, absorbiendo todas las sustancias tóxicas presentes en el agua. Cuando un pez lo ingiere, se transfieren a sus tejidos del pez y, posteriormente, a los humanos».
La contaminación de los mares provocada por plásticos es un problema complejo para el que son necesarias numerosas medidas, como la reciente legislación española que prohíbe los plásticos de un solo uso. Pero mirar hacia el arte, exponer el problema de forma gráfica, mostrar cómo el plástico sirve de máquina del tiempo para recordarnos que la contaminación lleva décadas presente en el entorno marino, puede ayudar a abrir los ojos y asumir que el cambio está en nuestras manos.
Para 2025, Unilever reducirá a la mitad la utilización de plástico virgen disminuyendo -en más de 100.000 toneladas- su uso para envases de plástico y acelerando el uso de plástico reciclado.
La crisis sanitaria del coronavirus ha puesto de manifiesto la gran relación que existe entre el cuidado de nuestro planeta y la salud de las personas. «No hay un gran misterio sobre la causa de la pandemia de COVID-19 —o de cualquier pandemia moderna—. Las mismas actividades humanas que impulsan el cambio climático y la pérdida de biodiversidad también generan riesgos de pandemia a través de sus impactos en nuestro medio ambiente». Así lo destacó hace unos días Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance, a raíz de la presentación de un nuevo informe sobre biodiversidad y pandemias en la que expertos de todo el mundo señalan que en el futuro habrá más pandemias y con más frecuencia, se propagarán más rápidamente, tendrán mayor impacto en la economía mundial y podrían ser más letales que la COVID-19.
La crisis del coronavirus como la lucha contra el cambio climático son desafíos globales que requieren grandes esfuerzos y acciones por parte de todos los actores de la sociedad. Las empresas son un agente imprescindible para superar estos retos mayúsculos. Un ejemplo de esa determinación necesaria para impulsar el cuidado de nuestro planeta está en Unilever. La compañía propietaria de marcas como Dove, Seventh Generation y Magnum, continúa avanzando en su ambicioso compromiso para lograr un mundo libre de residuos, a pesar de la complicada situación provocada por Covid-19, y en este proceso ha optado por la utilización de plásticos reciclados.
Durante el pasado año, Unilever se convirtió en la primera gran empresa de bienes de consumo en comprometerse con una reducción absoluta del plástico en todo su porfolio. Para 2025, la compañía reducirá a la mitad el uso de plástico virgen, disminuyendo -en más de 100.000 toneladas- su uso para envases de plástico y acelerando el uso de plástico reciclado.
Un año después, Unilever ha hecho pública una actualización sobre su progreso:
Aumento del uso de plástico reciclado post-consumo (PCR) en alrededor de 75.000 toneladas*, que es más del 10% de la huella de plástico de Unilever. Un aumento significativo respecto a 2019 y un sólido progreso hacia su objetivo de utilizar al menos un 25% de PCR para 2025.
Lanzamiento de nuevas innovaciones para reducir el uso absoluto del plástico, como los envases de helado reciclado a base de cartón que permitirán ahorrar hasta 4.500 toneladas de plástico.
Continuar ‘probando, aprendiendo y perfeccionando’ nuevos modelos de negocio vinculados a los envases reutilizables y rellenables y que ahora cuenta con equipos dedicados a escalar este trabajo.
Desarrollo de hojas de ruta específicas para cada país para lograr su objetivo de ayudar a recolectar y procesar más envases de plástico de los que vende
Como resultado de estas acciones, Unilever está en camino de reducir el uso de envases de plástico virgen a través de sus nuevos compromisos. «La cultura de lo desechable y determinados modelos de negocio siguen dominando nuestras vidas y perjudicando al planeta. A pesar de las difíciles condiciones actuales, no debemos dar la espalda al problema derivado de la contaminación de los plásticos. Es crucial que nosotros y el resto de la industria, mantengamos el rumbo, reduzcamos la cantidad de plástico utilizado y pasemos rápidamente al modelo de economía circular», asegura Alan Jope, CEO de Unilever.
Un compromiso con la economía circular
Unilever continúa explorando nuevas formas de entregar sus productos a través del lema: ‘Menos, mejor y no plástico’. A través del apartado ‘Menos Plástico’, Unilever ha explorado nuevos formatos de envases, incluyendo las nuevas tarrinas de helados de Carte D’Or elaboradas a partir de cartón. Del mismo modo, bajo el foco de ‘Mejor Plástico’, Dove ha empezado a utilizar botellas 100% recicladas en América del Norte y Europa, y Magnum desplegará 7 millones de envases de helado hechos con plástico reciclado de calidad alimentaria.
«La economía circular es una responsabilidad para las empresas y, al mismo tiempo, es una palanca de crecimiento. Durante estos meses de pandemia hemos visto que la preocupación social y medioambiental se ha visto reforzada y el consumidor es cada vez es más consciente del impacto en el planeta de los actos y estilo de vida. Desde Unilever seguimos trabajando para reforzar nuestro compromiso con la sostenibilidad a través de nuestras marcas con propósito», detalla Ana Palencia, directora de Sostenibilidad de Unilever España.
También en España desde este año, los geles y lociones de Dove & Baby Dove son 100% de plásticos PCR. OMO (Persil) está relanzando su detergente líquido con importantes cambios en su envase y formulación para reducir significativamente su impacto ambiental. La nueva botella es 100% reciclable, hecha con un 50% de plástico reciclado. Este lanzamiento forma parte del nuevo compromiso de Unilever ‘Clean Future’ para reducir la huella de carbono de sus productos de limpieza y lavandería.
En Alemania, Seventh Generation ha lanzado botellas producidas a partir de plástico reciclado de origen local de Hamburgo. Sunlight Dishwashing Liquid, en Sudáfrica, ha introducido botellas que están hechas de plástico 100% reciclado, además de ser totalmente reciclables. Y la marca pionera de salsa de soja dulce, Bango, ha lanzado botellas 100% recicladas y reciclables en Indonesia. Siguiendo el objetivo del ‘No plástico’, Seventh Generation ha lanzado una gama de plástico cero y PG Tips eliminará la película de plástico en cajas para 2021, habiendo lanzado bolsas de té totalmente biodegradables.
De la mano de sus socios, Unilever trabaja para la recogida de envases de plástico con programas en varios países. Estos acuerdos incluyen tanto la recolección y el procesamiento de residuos, como la compra de plásticos reciclados mediante el apoyo de programas de responsabilidad de productores, a los que Unilever paga directamente por la recogida de sus envases. En España la compañía colabora en la campaña Libera de Ecoembes y a través del programa de Playas Limpias de SOY FRIGO.
Bronce, plata y oro reciclados de dispositivos electrónicos se usaron para producir las medallas para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Este proyecto quiere sentar un precedente para los futuros JJOO.
Cuando los atletas se suban al podio y se inclinen para recibir sus medallas, estarán felices por haber alcanzado los primeros tres lugares. Para quienes están detrás del Proyecto Medalla Tokio 2020, será también una alegría ver las medallas de los Juegos Olímpicos, ya que están hechas de material de reciclaje de dispositivos electrónicos en desuso.
Pero para Japón, el proyecto de las medallas fue más que eso. Fue una campaña en la cual los ciudadanos tuvieron la sensación de estar apoyando los juegos.
«Esta campaña fue un llamadoa que el público donara aparatos electrónicos obsoletos para el proyecto”, dijo a DW Hitomi Kamizawa, el portavoz de Tokio 2020. «Estamos felices por la cooperación de todos”, añadió Kamizawa.
Una cadena de suministro para el reciclaje
Para obtener suficiente cantidad de material con el que producir alrededor de 5.000 medallas de bronce, plata y oro para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, fue necesario un esfuerzo que duró dos años. Hasta un 90 por ciento de ciudades, pueblos y aldeas japonesas participaron con páginas web a través de las cuales miles de japoneses donaron dispositivos electrónicos antiguos.
La campaña de reciclaje produjo en total 32 kilogramos de oro, 3.492 kilogramos de plata y cerca de 2.200 kilogramos de bronce. Todo eso resultó de aproximadamente 80 toneladas de pequeños aparatos electrónicos, como viejos teléfonos móviles y computadoras portátiles, explicó Kamizawa.
Aunque los esfuerzos por reciclar ese tipo de materiales a menudo parecen sencillos, en el proyecto de las medallas estuvieron involucrados el Gobierno de Japón, miles de municipios, empresas, escuelas y comunidades.
Una de las principales compañías participantes fue Renet Japan Group, cuya filosofía de negocios se basa en la sostenibilidad.
«Desarrollamos un movimiento de gestión de residuos para el proyecto de las medallas, y contamos con la cooperación de muchas partes interesadas, desde el Gobierno japonés hasta las comunidades locales”, dijo a DW Toshio Kamakura, director de Renet Japan Group.
Al comienzo del proyecto, en abril de 2017, solo unas 600 municipalidades tomaron parte. Pero al finalizar el mismo, en marzo de 2019, esa cifra aumentó a más de 1.600. Hubo una gran campaña de relaciones públicas, y se pusieron a disposición los instrumentos necesarios para facilitar la participación en el proyecto, subrayó Kamakura.
Obtener el metal para reciclar fue solo el primer paso. Luego de procesos de desarmado, extracción y refinamiento de los metales, realizados por contratistas, las medallas se produjeron según el concepto de diseño de Junichi Kawnishi. Un diseño que superó a otros 400 que participaron en una competencia celebrada por los organizadores de Tokio 2020.
Obsolescencia programada, enemiga del medio ambiente
Aunque los japoneses serán los primeros en lograr que todas las medallas estén hechas de material reciclado, este concepto no es nuevo. En los Juegos Olímpicos de Río 2016, el 30% de la plata para fabricar las medallas de oro y plata se obtuvo a partir de materiales reciclados, como piezas de automóviles y superficies de espejos.
De cara a los Juegos Olímpicos en París, en 2024, donde el tema central es cómo influir en cambios sociales para mejorar el medio ambiente, hay esperanzas de que el Proyecto de la Medalla de Tokio 2020 siente un precedente.
En lo que respecta al aspecto medioambiental, Kamakura cree que es necesario continuar con este tipo de proyectos para construir una sociedad más sostenible en lo material y económico.
Proyectos como estos destacan la creciente demanda de dispositivos eléctricos con ciclos de vida cortos y pocas opciones de reparación. Un informe de la ONU de 2019 reveló que el año pasado se arrojaron o se quemaron miles de millones en metales como oro, plata y cobre.
Se estima que menos de una quinta parte de los desechos electrónicos son recolectados y reciclados adecuadamente.
La economía circular es una transición necesaria para hacer frente a los riesgos de una economía lineal que agota los recursos naturales, genera residuos, contamina los ecosistemas y pone en peligro el Planeta. Pero también es imprescindible para promover el crecimiento económico sostenible.
1. El consumo de recursos naturales excede la capacidad terrestre
En las últimas décadas hemos asistido a un crecimiento desmesurado de la demanda de materias primas, debido a la necesidad de recursos de los países desarrollados y la rápida industrialización de las economías emergentes. De acuerdo con un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), se estima que:
La cantidad de materiales extraídos, cosechados y consumidos a nivel global ha aumentado en un 60% desde 1980.
Cerca de una quinta parte de las materias primas extraídas en todo el mundo terminan como residuos.
El uso de recursos materiales de duplicará mundialmente hasta 2060, generando un grave impacto medioambiental.
Además, según el último informe de Perspectivas del medioambiente mundial (marzo 2019) de Naciones Unidas, la población global alcanzará casi los 10.000 millones de personas en 2050. De ser cierta esta cifra, necesitaríamos casi 3 planetas Tierra para proporcionar los recursos naturales necesarios y mantener los modos de vida actuales (ver: EOD). Para no acabar con los recursos limitados de la Tierra, hemos de pasar de un sistema económico lineal, en el que se produce, consume y desecha, a un sistema circular, en el que se reutilicen las materias.
2. La economía circular, una oportunidad
Nos encontramos ante un desafío global sin precedentes en el que las empresas juegan un papel imprescindible en la transición hacia una economía circular, un nuevo paradigma que permitirá un cambio en el sistema de producción y consumo, beneficiando la salud del Planeta, que además presenta un enorme potencial para el crecimiento económico global. De acuerdo con varios estudios publicados en los últimos años, el valor total de la oportunidad de la economía circular puede cuantificarse de la siguiente manera:
Si se aplicase toda la normativa vigente en materia de residuos se crearían más de 400.000 empleos en la Unión Europea, de los cuales se localizarían 52.000 en España (fuente: Situación y evolución de la economía circular en España de Cotec, 2017).
La economía circular podría suponer a nivel mundial una oportunidad de 4,5 trillones de dólares en la economía mundial en 2030 (fuente: Scaling the circular built environment (2018) de WBCSD).
Adoptando los principios de la economía circular, Europa puede aprovechar la inminente revolución tecnológica para generar un beneficio neto de 1,8 billones de euros de aquí a 2030 (Fuente: Hacia una economía circular, Ellen McArthur Foundation, 2015).
3. Las empresas que invierten en sostenibilidad son más rentables
La competitividad de las organizaciones se vincula cada vez más a su capacidad para minimizar el impacto ambiental de sus operaciones, gestionar de manera responsable la cadena de suministro y defender causas sociales: los modelos de negocio que son capaces de compatibilizar la rentabilidad económica con principios de sostenibilidad cuentan con una ventaja competitiva frente a aquellos que realizan prácticas de negocios no circulares. Conscientes de esta realidad, los gobiernos han iniciado un proceso de revisión de sus marcos normativos para adaptarse a los retos de la sostenibilidad y ofrecer una mayor transparencia en aspectos ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG). Asimismo, las empresas han comenzado a invertir en tecnologías verdes que, de acuerdo con estudios como Green information technologies practices and financial performance, mejoran sus resultados y valor en Bolsa a largo plazo.
Comprar, usar y tirar. Esa es la secuencia que se repite cada hora, cada día, en cualquier rincón del mundo. Este es el modelo de economía lineal que se mantiene desde la revolución industrial, pero que conduce al desabastecimiento del planeta. Extraemos materias primas, para luego manufacturarlas. Pero los productos tienen poca vida útil y el agotamiento del sistema es cuestión de tiempo.
El remedio pasa por la economía circular, que afectará a empresas y a trabajadores por igual. Se trata de un movimiento que transformará por completo el mercado laboral. Este cambio de paradigma permite extender la vida útil de los productos y darles una segunda (o tercera) oportunidad porque los recursos naturales se agotan.
“Este sistema es aplicable a todos los sectores de la economía y nos ofrece un beneficio tanto económico como medioambiental”, explica el profesor del Curso de Economía Circular de la UC Berkeley Extension, Manuel Maqueda. El experto da algunas de las claves para entender por qué la economía circular, las empresas y el empleo van de la mano.
La economía circular es una ventaja para las empresas
Quien abrace los principios de la economía circular, tendrá una gran ventaja competitiva. Las empresas ganan en rentabilidad, porque los modelos de negocio circulares son más rentables y resilientes. Por tanto, las compañías tendrán ingresos más estables y recurrentes. A su vez, esto conduce a una rebaja en el precio de determinados bienes y servicios, que serán más accesibles a las rentas bajas, explica Maqueda.
Según un informe elaborado por McKinsey en colaboración con la Fundación Ellen McArthur, un enfoque circular podría generar un ahorro de costes de unos 600.000 millones de euros al año en Europa.
Nuevos modelos de negocio y más innovación
Un estudio publicado por la consultora Accenture apunta a que la economía circular genera, al menos, cuatro grandes áreas de desarrollo de nuevos modelos de negocio. La primera está relacionada con la generación de cadenas de suministro circulares. Otra de ellas utilizaría plataformas compartidas para optimizar el consumo colaborativo de productos y bienes. La tercera, estaría orientada a la extensión de los ciclos de vida de productos, lo que posibilitaría la aparición de nuevos modelos de negocio en áreas como la reparación, mantenimiento o la reventa. Por último, aquellas actividades empresariales orientadas a la recuperación y el reciclado, creando valor a través de la recuperación de subproductos o desechos.
Más allá de los beneficios para las empresas, con la economía circular se crean nuevas tecnologías que ayudan a generar valor económico. La ventaja es triple: aumenta la seguridad del suministro, reduce la necesidad de utilizar materias primas vírgenes, y disminuye la dependencia de las importaciones.
Economía circular para vencer a la covid-19
La covid-19 ha sacudido el mercado laboral. Muchas profesiones de sectores que, a priori parecían estables, se han visto seriamente golpeados. La recuperación económica vendrá acompañada de cambios profundos. En este nuevo contexto, los profesionales deberán tener conocimientos digitales, globales y ambientales, con independencia del sector.
“La economía circular es más resiliente a las crisis porque los modelos de negocio circulares permiten formas de ingresos más diversas, sostenibles, intensivas en empleo y recurrentes. La pandemia ha puesto de manifiesto la importancia de anticipar posibles disrupciones que nos puedan volver a dejar al borde de una crisis económica de dimensiones globales”, explica Maqueda.
Movimiento global imparable
En 2015, la Comisión Europea adoptó un plan de acción para impulsar la transición de Europa hacia una economía circular. Esta estrategia pasa por impulsar la competitividad mundial, promover el crecimiento económico sostenible y generar nuevos puestos de trabajo. Además de las directrices comunitarias, el plan obliga a los países miembros a adoptar medidas específicas para lograr esta transición deseada.
Europa no es la única que ha entendido la importancia de esta transformación. Numerosos países y regiones, como Canadá o China, han aprobado medidas similares. Por tanto, no se trata de un fenómeno aislado, insiste el experto.
Nuevas oportunidades
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que la economía circular generaría unos 100 millones de puestos de trabajo a nivel global hasta 2030 en comparación con el escenario actual.
La economía circular también influye en la cualificación de los trabajadores. El mundo está cambiando, adoptando nuevos conceptos y tendencias como respuesta a un modelo lineal poco sostenible. Para no quedarse atrás, los profesionales van a necesitar desarrollar nuevas capacidades y formas de pensar. Es un reto mayúsculo y global. Y repleto de oportunidades. Según Maqueda, las puertas del mercado laboral del futuro estarán abiertas para aquellas personas convencidas y decididas a participar en la economía circular.
Cuando se habla sobre lo que es la economía circular muchas veces se echan en falta consejos prácticos para llevarla a cabo. Por ello, en este artículo, te daremos ejemplos concretos de economía circular fáciles de implementar para que los implementes desde ya. Porque en materia de responsabilidad con el medio ambiente, la acción individual tiene un gran impacto.
Qué es la economía circular
Para entender lo que es la economía circular, tenemos que recurrir al pilar de las tres R: Reducir, Reutilizar y Reciclar. Y es que reciclar ya no es suficiente para poner solución a los grandes retos medioambientales a los que nos enfrentamos. La economía circular propone, por lo tanto, un sistema práctico basado en soluciones viables. Este ciclo evita que se derrochen los recursos naturales apostando por la redefinición de nuestros hábitos de compra y consumo. En este sentido, la economía circular busca preservar el valor de los productos alargando su vida lo máximo posible.
Consejos para contribuir a ella
Todos podemos contribuir a modificar el modelo lineal –usar y tirar– por el de la economía circular. Con estos diez consejos podrás contribuir a la economía circular a través de cuatro acciones: reducir, reutilizar, redistribuir y reciclar.
1. Reparar antes que tirar
Aunque parezca que los productos tecnológicos enseguida se quedan antiguos, reparar y no tirar es más importante que nunca. Es posible ejercer el derecho legal a la garantía de dos años y, de hecho, cada vez hay más empresas que reparan productos tecnológicos. Si es necesario que cambies de dispositivo, llévalo al punto limpio más cercano.
2. Elegir lo duradero antes que lo desechable
Muchos de los útiles cotidianos de una casa son de usar y tirar, aunque es fácil cambiar estos productos por artículos duraderos. Desde servilletas de tela en lugar de papel, pañuelos en vez de toallitas o cajas y bolsas de tela en lugar de las bolsas de plástico de un solo uso.
3. Reducir la basura al mínimo
Como hemos visto, la economía circular empieza por minimizar el consumo excesivo de recursos. Para llevarlo a cabo, prepara comidas que generen la menor cantidad posible de desperdicios. También puedes rechazar las facturas en papel y la publicidad en nuestros buzones. Cuando vayas al supermercado, compra productos sin embalaje o que sea reciclable.
4. Hacer la lista de la compra
Revisa las existencias de tu despensa antes de hacer la compra para no comprar en exceso y luego tener que tirar comida. Intenta escoger productos que tengan menos envases. Y, en la medida de lo posible, compra aquellos que utilicen materiales reciclables, evitando envases y materiales de un solo uso.
5. Comprar de segunda mano
El mercado de segunda mano se ha ampliado en los últimos tiempos gracias a las decenas de plataformas digitales y apps que existen. Estos entornos digitales de economía circular nos permiten adquirir productos usados en buen estado y a buen precio.
6. Compostar en casa
La materia orgánica generada por peladuras, vegetales o fruta supone el 40% de lo que se tira diariamente al cubo de basura. Y todos esos residuos pueden transformarse en abono tras un proceso relativamente sencillo. Es un gran ejemplo de cómo la economía circular puede transformar un producto en otro que contribuye con el medio ambiente. Además, es muy fácil de llevar a cabo. Para compostar en casa solo necesitarás una compostadora. Se puede comprar en superficies de jardinería o se puede incluso fabricar por uno mismo.
7. Ajustar el gasto energético
La economía circular también promueve el ahorro de recursos y, entre ellos, se encuentra la energía. En este sentido, se pueden hacer muchas cosas para reducir el consumo: cambiar las bombillas por unas de bajo consumo, llenar la lavadora y el lavaplatos en cada uso o utilizar el termostato de los electrodomésticos. Adquirir electrodomésticos de alta calificación energética, una caldera moderna y realizar un buen aislamiento de la vivienda son otras formas de ahorrar energía.
8. Reciclar
No es solo un ejemplo de economía circular sino, de hecho, una de sus bases. La economía circular propone que todos los desechos tengan una segunda vida útil como nuevas materias primas. Los envases de plástico, briks, latas, papel y cartón y vidrio tienen su sitio en los contenedores de colores. Pero también hay que ocuparse de pilas, aparatos electrónicos, químicos, textil, aceite usado, medicamentos, etc.
9. Aprender a deshacerse de lo que no se usa
Casi todos almacenamos cosas que hace años dejamos de usar, pero de las que no queremos desprendernos. En muchos casos son objetos que siguen teniendo valor y pueden tener fácil salida en mercados de segunda mano. Más aún con las aplicaciones y servicios de intercambio existentes hoy.
10. “Doggy bag” o “Gourmet bag”
Si sobra comida en el restaurante donde has comido, pide que te la empaqueten para llevar. No te cortes. Con gestos como este, estarás contribuyendo de forma activa a la economía circular.
Anualmente se desechan 50 millones[1] de toneladas de productos electrónicos y tan solo 17% se recicla, la mayor parte de estos desechos de productos electrónicos terminan contaminando el medio ambiente al depositarse en vertederos o en su incineración. Dado que se espera que los desechos electrónicos anuales alcancen los 74 millones de toneladas para 2030, la comunidad mundial ha comenzado a tomar medidas para la reducción del consumo y la minimización de la producción de desechos.
Impulsado por el deseo de mantener nuestro planeta limpio para las generaciones venideras, Samsung Electronics constantemente explora formas que permitan reducir el impacto de sus productos en el medio ambiente, incluido el aumento de la vida útil de todo lo que produce, y encabezando los esfuerzos para el reciclaje de sus recursos.
Hoy en día, la innovación ya no se centra únicamente en la creación de un futuro más conveniente y eficiente, sino que también sostenible. Por esta razón, la multinacional ha agregado un toque ecológico a uno de los electrodomésticos favoritos en todo el mundo: el televisor. Samsung incluirá en su más reciente línea de televisores 2021 un control remoto fabricado con plástico renovable e impulsado por energía fotovoltaica en lugar de baterías desechables, así como empaques de TV que pueden reutilizarse como muebles pequeños.
Te presentamos algunas de las iniciativas que permiten aportar al medio ambiente:
Control remoto con células solares
En lugar de usar baterías desechables en el control remoto, los ingenieros incluyeron baterías de carga automática. “Suponiendo que se usa un televisor típico durante unos 7 años, el cambio de las baterías de su control remoto solo una vez al año significaría el uso y desecho de 14 baterías”, dijo el ingeniero Kwanyoung Kim. Aplicando este número a las ventas anuales globales esperadas de televisores de Samsung, aproximadamente se desecharían 99 millones de baterías y si se aplica a las ventas anuales de televisores en general, se suma casi 3,1 mil millones de baterías[2].
El panel solar del control capta fotones de la luz, que reaccionan con los electrones de las células solares para la generación de electricidad. “Hemos decidido utilizar células solares que generan energía incluso en ambientes interiores con poca luz”, destaca Kim.
La sustitución de baterías desechables por baterías de células solares de carga automática, como la desarrollada por Samsung, equivaldría a la reducción de hasta alrededor de 6 mil toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero por año.
Incremento de la eficiencia de la electricidad
Los ingenieros de Samsung redujeron el consumo de energía de los controles remotos en 86%, teniendo en cuenta los estándares de visualización de TV de los usuarios, la cantidad de veces que presionan los botones de su control remoto y el tiempo de uso. El objetivo final es desarrollar un control remoto alimentado por células solares que sea capaz de cargarse hasta la cantidad total de energía que necesita.
Materiales plásticos reciclados
Los nuevos controles remotos ecológicos, que estarán disponibles con los modelos QLED 2021, han sido desarrollados con materiales reciclados. De hecho, el material plástico utilizado para crear este dispositivo de aproximadamente 40g es compuesto por 28% de plástico reciclado. Samsung ha estado utilizando plástico reciclado en sus productos durante mucho tiempo y ha recibido varias certificaciones por su respeto al medio ambiente.
De acuerdo a Life Cycle Assessment (LCA), una metodología que evalúa el impacto ambiental, los productos fabricados con aproximadamente 28% de plásticos reciclados emiten 31% menos de CO2 que los productos fabricados con plásticos no reciclados[3].
Mayor uso de materiales reciclados
Samsung durante mucho ha desarrollando productos y tecnologías con conciencia ecológica. Como resultado, produce productos de alta calidad utilizando materiales reciclados, mientras mantiene los precios unitarios en niveles manejables.
En la actualidad, utiliza plástico reciclado en la fabricación de muchos productos, no solo en su nuevo control -impulsado por células solares-, sino también en otros controles. También utiliza materiales ecológicos en monitores, soportes de señalización y cubiertas traseras de productos. “En el futuro, el uso de materiales reciclados se ampliará para la inclusión de más productos de TV Samsung”, menciona Seungsan Han, ingeniero de Samsung.
Empaques ecológicos que se convierten en pequeños muebles
Aumentar la eficiencia de los productos y utilizar materiales reciclados son formas de ser más conscientes con el medio ambiente. Demás, la compañía hace esfuerzos para reutilizar los empaques de los productos, los cuales normalmente se descartarían. Por ejemplo, es posible usar el empaque (caja) de los televisores para la producción de muebles pequeños.
El proceso de fabricación de los empaques ecológicos es prácticamente el mismo que los demás, pero incluye la aplicación de un estándar de puntos que ayuda a los usuarios a ensamblar los empaques, transformándolos en muebles.
¿Podría ser este el año en que las criptomonedas se conviertan en -literalmente- moneda de uso corriente? Ciertamente, eso parece, ya que varias criptomonedas se han revalorizado y han alcanzado máximos históricos en todos los ámbitos.
En abril, Bitcoin superó los 64.000 dólares (52.700 euros), mientras que este mes Ethereum superó el umbral de los 4.000 dólares (3.300 euros). Incluso Dogecoin -la altcoin meme lanzada para burlarse de las dos anteriores mencionadas- ha hecho avances.
Pero también es difícil seguir el ritmo del enorme volumen de criptodivisas que se están lanzando, las llamadas altcoins (criptomonedas alternativas) con más de 5.000 estimadas en circulación en el momento de la publicación de esta nota.
A pesar de su progreso, las criptomonedas como el Bitcoin y otras similares siguen considerándose inversiones de riesgo debido a su volatilidad, aunque la percepción está cambiando.
Su reciente éxito también ha hecho que aumente el escrutinio de su funcionamiento, sobre todo en lo que respecta a las prácticas que consumen mucha energía, como la minería. Hoy mismo Elon Musk ha sorprendido anunciando que Tesla ya no aceptará pagos en Bitcoin por su impacto medioambiental. Sin embargo el multimillonario no venderá su gigantesco «stock» de criptomonedas adqurido en febrero.
Pero hay una criptodivisa que está empezando a dar que hablar por razones teóricamente más positivas: Chia.
Chia, que empezó a cotizar oficialmente la semana pasada, intenta hacer las cosas de forma diferente. Por un lado, se la califica como la criptomoneda «verde», pero ¿Qué la hace ecológica y en qué se diferencia de otras criptomonedas?
¿En qué se diferencia Chia de Bitcoin?
Al ser la criptomoneda original -y hasta la fecha, la más valorada-, Bitcoin ha marcado la pauta para las altcoins que han seguido su estela.
En este sentido, muchas criptomonedas utilizan una práctica adoptada por primera vez por Bitcoin para crear nuevos tokens llamada «minería». Conocido como un sistema de «prueba de trabajo» (PoW en inglés), la minería requiere el uso de ordenadores para resolver complejos rompecabezas matemáticos con el fin de desbloquear nuevos tokens de Bitcoin.
Esta es la primera gran diferencia con Chia, que utiliza en cambio lo que se llama un sistema de «prueba de espacio y tiempo». ¿Qué implica esto? Para «cultivar» Chia -que evita el término minero- se necesita una gran cantidad de discos duros vacíos para albergar «parcelas» a las que se adjudica un número de bloques en función del espacio disponible.
El creador de Chia, Bram Cohen, que fundó la plataforma de intercambio de archivos BitTorrent, cree que este método es más fiable, seguro y ecológico que el funcionamiento de criptomonedas como Bitcoin.
La afirmación de que es más respetuosa con el medio ambiente es lo que más está llamando la atención.
¿Hasta qué punto son ecológicas son las credenciales de Chia?
El proceso de minería requiere tanto equipos -compuestos por procesadores informáticos especializados- como el acceso a grandes cantidades de energía.
El aumento de la popularidad de Bitcoin ha hecho que los mineros domésticos no puedan igualar la producción de las operaciones de minería a gran escala, sobre todo cuando hablamos de facturas de energía exorbitadas.
Además de excluir a los actores pequeños, el colosal consumo de energía que requiere la minería está teniendo un impacto indeleble en el planeta en forma de emisiones.
Los inversores en Bitcoin señalan que la criptomoneda depende cada vez más de fuentes de energía renovables, pero debido al coste de la electricidad, la concentración de minas se desplaza a menudo por todo el mundo en busca de precios de energía más bajos.
La mayoría de las veces, las fuentes de electricidad más baratas son generadas por centrales eléctricas de carbón y no por turbinas eólicas.
En China, donde se encuentran la mayoría de las minas de Bitcoin del mundo, el proceso creará tantas emisiones de carbono en un año como Italia o Arabia Saudí en 2024, además hay situaciones como los cortes de energía localizados que se dieron el mes pasado.
Irán también se está posicionando en el mercado de la minería.
Dado que no utiliza la minería, Chia ha sido elogiada por abrir potencialmente una nueva vía rentable para los usuarios domésticos, así como por proporcionar una alternativa más respetuosa con el medio ambiente que el Bitcoin, que consume mucha energía.
Al menos a primera vista, Chia hace honor a sus credenciales ecológicas, ya que no necesita consumir grandes cantidades de electricidad. Sin embargo, el medio por el que los agricultores de Chia acuñan nuevos tokens no está exento de críticas, ni de un coste medioambiental.
¿Por qué se critica a la criptomoneda Chía?
Incluso antes de su lanzamiento en las plataformas comerciales a principios de mayo, Chia ya había sido objeto de controversia después de que su éxito inicial provocara una carrera de compra de discos duros.
El aumento de la demanda ya ha provocado una escasez y ha disparado los precios en China y otras partes de Asia. Desde que se anunció el lanzamiento de Chia en febrero, los precios de los discos de 12 terabytes se han disparado un 59% sólo en China, según el South China Morning Post.
La razón del aumento de la demanda no es sólo la repentina popularidad de una criptomoneda recién lanzada, aunque esto lo explica en gran parte. También se debe al hecho de que el cultivo de Chia es increíblemente derrochador cuando se trata del hardware necesario. No necesita grandes cantidades de energía, ni una gran potencia en la tarjeta gráfica, como otras criptomonedas, pero es letal para las unidades de almacenamiento, los discos duros.
Según informes recientes de China, el cultivo continuo de Chia está provocando que la vida útil de un disco duro SSD de 512 GB, por ejemplo, se reduzca a sólo 40 días en lugar de la vida útil habitual de alrededor de una década.
Los sitios especializados señalan que las unidades de almacenamiento no están pensadas para una carga de trabajo tan intensiva como requiere el «cultivo» de Chia y el almacenamiento de sus parcelas.
El resultado es la anulación de toda la garantía de los discos duros utilizados y la posibilidad de que se produzcan enormes montañas de aparatos electrónicos desechados e inservibles. La basura electrónica es un peligro cada vez mayor, ya que los consumidores se apresuran a enviar sus dispositivos electrónicos a los vertederos para actualizarlos a modelos más nuevos.
Los residuos electrónicos suelen contener componentes tóxicos, como metales pesados como el plomo y el litio, que si se eliminan de forma inadecuada, corren el riesgo de contaminar el medio ambiente y suponer un riesgo para la salud humana. Son uno de los grandes problemas medioambientales de nuestro tiempo.
Por el momento, los bajos costes de la energía son un incentivo suficiente para mantener la estrella de Chia en ascenso, pero el verdadero impacto medioambiental que tendrá esta criptomoneda quizás no tan «verde» es aún incierto.
Los promotores de esta nueva criptomoneda son conscientes y proponen consejos para los usuarios sobre los equipos más adecuados para «cultivar parcelas» de Chia.
Desde que BBVA lanzó en octubre de 2020 la familia de tarjetas Aqua se han emitido en las Islas Baleares un total de 8.788 tarjetas. Las características de estas tarjetas, que no cuentan con número (PAN) ni fecha de caducidad y cuyo código de verificación (CVV)es dinámico, permiten reforzar la seguridad durante el proceso de pago y ofrecen al cliente más control para prevenir posibles usos fraudulentos de sus datos.
En España, la cifra de tarjetas emitidas en seis meses ha alcanzado las 736.022 unidades. La singularidad de estos productos hace que su demanda haya crecido en abril en un 25% en toda España en comparación al mes de marzo, situándose en la tarjeta más contratada de todas las gamas que ofrece BBVA.
De las cerca de 740.000 tarjetas con CVV dinámico emitidas en los últimos seis meses, cerca de 367.300 han sido de crédito, más de 335.700 de débito y 33.000 de prepago. En Baleares, en total, se han emitido 8.788 tarjetas, repartidas entre 5.707 de crédito, más de 2.600 de débito y cerca de 500 de prepago. Solo en abril se emitieron en esta comunidad un total de 1.158 tarjetas Aqua. La tarjeta Aqua de BBVA ha supuesto dar un paso más en cuanto a la incorporación de medidas de seguridad adicionales a la hora de utilizar el plástico como método de pago en las compras ‘online’.
Lo innovador de la tarjeta Aqua es que cada vez que el cliente quiera realizar una compra ‘online’ deberá acceder a la ‘app’ (Android e iPhone) y consultar el número de la tarjeta, el CVV y la fecha de caducidad. En el caso del código de verificación, se generará un código numérico de tres cifras aleatorio con un periodo de caducidad de entre cinco y diez minutos. Todo gracias a una funcionalidad basada en tecnología de ‘cloud’ y en algoritmos criptográficos avanzados que aseguran la inviolabilidad del código generado para el usuario final.
Esto evita cualquier tipo de uso de los datos de manera fraudulenta en caso de pérdida o robo para efectuar pagos ‘online’. La mayor seguridad de la tarjeta, tanto en su versión física como digital, permite al cliente tener el control absoluto sobre ella. Además, la familia de tarjetas Aqua es compatible con todos los sistemas de pago móvil que ofrece BBVA, además del propio sistema del banco, Apple Pay (iOS), Samsung Pay o Google Pay (Android).
Aqua también contribuye con el medioambienteabout:blank
La sostenibilidad, uno de los ejes estratégicos de BBVA, también se ha incorporado a las tarjetas Aqua, producidas con plástico reciclado. De esta forma se cumple con uno de los objetivos del banco: reducir el impacto medioambiental. Y es que BBVA ha sido la primera entidad en España en distribuir tarjetas fabricadas con plástico de origen reciclado procedente de diferentes industrias como embalaje, impresión, automoción o ventanas.
Asimismo, BBVA, gracias a un acuerdo de colaboración con las fundaciones medioambientales ECOASIMELEC y ECOPILAS, ambas integradas en RECYCLIA, la mayor entidad administradora de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, pilas y luminarias de España, ha impulsado la reducción de 531 kilos de residuos a través del reciclado de tarjetas desde comienzos de 2021.
A medida que la gente incorpora más aparatos electrónicos a su vida, aumenta la cantidad de dispositivos desechados que ya no funcionan o que se han dejado de usar en favor de un modelo más nuevo. Según una estimación de las Naciones Unidas, menos de una cuarta parte de los miles de toneladas de aparatos electrónicos que se tiran cada año se reciclan. Y el problema no hará más que empeorar a medida que el mundo se actualice con dispositivos 5G y que siga expandiéndose la Internet de las Cosas (IoT).
Parte del problema es que los dispositivos electrónicos son difíciles de reciclar. Mientras los restos de cobre, aluminio y acero pueden reciclarse, no resulta viable reciclar el silicio de los chips que están en el corazón de los dispositivos.
Unos ingenieros han desarrollado ahora la primera electrónica impresa totalmente reciclable del mundo. Han comenzado con un transistor, un componente electrónico crucial y relativamente complejo. Lo han creado con tres tintas a base de carbono. Con la fabricación y demostración de buen funcionamiento este singular transistor, los investigadores esperan inspirar una nueva generación de electrónica reciclable que ayude a combatir la creciente acumulación mundial de residuos electrónicos.
Esta proeza tecnológica es obra del equipo de Aaron Franklin, de la Universidad Duke en Estados Unidos.
«Los componentes de ordenador basados en el silicio probablemente nunca desaparecerán, y no esperamos que la electrónica fácilmente reciclable como la nuestra sustituya a todo lo que ya se utiliza ampliamente», advierte Franklin. «Pero esperamos que al crear una nueva electrónica del todo reciclable y fácilmente imprimible, y al demostrar lo que pueden hacer estos nuevos componentes, se generalice su uso en todas aquellas futuras aplicaciones en las cuales resulten idóneos».
El singular transistor creado por el equipo de Franklin es completamente reciclable a efectos prácticos, además de ser del todo funcional. Está hecho de tres tintas a base de carbono que pueden imprimirse fácilmente en papel u otras superficies flexibles y respetuosas con el medio ambiente. Las tintas de nanotubos de carbono y grafeno se utilizan para semiconductores y conductores, respectivamente. Aunque estos materiales no son nuevos en el mundo de la electrónica impresa, el camino hacia la reciclabilidad se abrió con el desarrollo de una tinta dieléctrica aislante derivada de la madera, la nanocelulosa.
La nanocelulosa es biodegradable y se utiliza desde hace años en aplicaciones como los envases. Y aunque hace tiempo que se conocen sus posibles aplicaciones como aislante en la electrónica, nadie había descubierto cómo utilizarla en una tinta para impresión. El uso de nanocelulosa ha sido decisivo para que estos dispositivos reciclables sean funcionales a un nivel como el logrado.
Franklin y sus colegas han publicado los detalles técnicos de su avance en la revista académica Nature Electronics, con el título «Printable and Recyclable Carbon Electronics Using Crystalline Nanocellulose».
La icónica muñeca Barbie se suma a la economía circular. Así lo ha anunciado la empresa que la fabrica, Mattel, que afirma que empezará a reciclar antiguas muñecas este mismo año. Bajo el nombre de Mattel Playback, la marca quiere recuperar y reusar materiales de juguetes viejos para fabricar sus nuevos modelos de una forma más sostenible.
Y para hacerlo pide la participación de los clientes que tengan Barbies o cualquier otro juguete que ya no quieran conservar. Para reciclarlas tan sólo es necesario ir a la página de la empresa, imprimir una etiqueta de envío gratis y mandar los juguetes sin coste. De momento, la campaña está activa en EE UU y Canadá, aunque pronto se extenderá por Francia, Alemania y Reino Unido. Además, la iniciativa se ha extendido a otras dos líneas de productos de la marca: Matchbox y Mega.
Muchos otros fabricantes, como el gigante danés Lego, están apostando por materiales como el plástico a base de polietileno vegetal
Los materiales que no se puedan reutilizar para fabricar juguetes nuevos se usarán, dice Mattel, en otros productos plásticos o como última opción se valorizarán energéticamente. Y es que reciclar una muñeca de plástico parece una cosa sencilla, pero entraña cierta dificultad. Como en otros residuos poco valorizados, la mezcla de diferente tipos de polímeros hace que la mayor parte de estos juguetes terminen en el vertedero.
Así lo afirma la Fundación Ellen McArthur. “El 80% de ellos terminan en vertederos, incineradoras o en el océano. Los juguetes son excelentes ejemplos de artículos que están diseñados para provocar alegría, pero que a menudo terminan como un desperdicio cuando cambian los intereses de juego del niño. Solo en Francia, más de 40 millones de juguetes se tiran cada año y en el Reino Unido casi un tercio de los padres han admitido que se deshacen de juguetes en buen estado, porque sus hijos han terminado de jugar con ellos”, dicen desde la organización.
La iniciativa Play Back Box propone retornar los juguetes fuera de uso para fabricar nuevos (Mattel)
Pero Mattel no es la única empresa que está intentado reinventar el negocio desde la óptica de la Economía Circular. El gigante danés del juguete Lego ha apostado por probar otros materiales y lleva desde 2018 cambiando sus fichas de plástico por otras fabricadas a base de polietileno vegetal. También hizo algo parecido a lo de Barbie en 2019 y lanzó una campaña de recogida de piezas entre sus clientes. El proyecto ha sido todo un éxito y entre ese año y 2020 se retiraron 131 toneladas de piezas, según informa la revista Forbes. Además, los viejos bloques fueron donados a programas escolares.
El sector tiene claro que su punto fuerte para acabar con la filosofía del usar y tirar pasa por la reutilización. Porque ¿quién no ha heredado los viejos playmobil de sus primos, hermanos, etc? Además si es difícil reciclar, parece lógico apostar por alargar la vida útil e incluso reparar piezas. “Según el grupo Lego, el 97% de sus ladrillos se guardan y son compartidos por sus propietarios”, dice la Fundación Ellen Mcarthur en su web mientras apunta a que “para que la reutilización y el intercambio sean eficaces, los juguetes deben poder repararse cuando se dañen«.
Desde esta organización señalan que «actualmente, el 90% de los juguetes están hechos de plástico, que puede ser un material muy duradero pero a menudo frágil, y los juguetes rotos son los primeros en tirarse”. En este sentido, un caso de éxito es la iniciativa Toy Rescue. La francesa Dagoma puso en marcha este programa que proporciona piezas de repuesto para juguetes rotos, impresas en 3D. La firma cuenta con un catálogo imprimible de los más variado: desde brazos de muñeca a ruedas de coche… y así con todas las piezas que más se rompen de los juguetes más vendidos en los últimos 40 años.https://player.elconfidencial.com/embed/video/zmwUCaRnr74/640/360/0/
En España, desde 2014 la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) realiza periódicamente campañas de recogida de juguetes para reutilización o reciclado. “El primer año se trataron 16 toneladas de juguetes usados, es decir 8.000 juegos, de los que solo se reutilizaron el 20%. Sin embargo, la tendencia se ha invertido y en 2020 de los 220 toneladas recogidas, es decir 15.000 juguetes, se reutilizó entre el 60 y el 80%» declaran a Planeta A.
Lo que se recoge va a parar a un centro de procesado, donde se separan los juguetes que pueden volver a tener una segunda vida en manos de otros niños y los que deben ir a reciclar. Son los trabajadores con discapacidad de la Asociación Despertar los encargados de hacer este trabajo y peinar a las muñecas o embalar aquellos objetos que se pueden donar. Todo se almacena en un banco de juguetes y va saliendo según lo que van requiriendo orfanatos, ONGs y otras 55 organizaciones colaboradoras de toda España.
Europa es la tercera región a nivel global que más residuos electrónicos generó en 2019, 12Mt, aunque lidera la generación de dichos residuos por cápita, con 16,2 kilogramos por persona
El planeta estableció en 2019 su récord de residuos electrónicos (e-waste), cuando llegó a generar 53,6 millones de toneladas métricas (Mt), un 17% más que en 2014, una tendencia que sigue al alza y evidencia que el mundo está más lleno de residuos electrónicos que nunca y que países y usuarios deben tomar medidas para aplacar el problema.
Los datos extraídos del informe Global E-Waste Monitor de 2020 indican que la acumulación de basura eléctrica y electrónica puede alcanzar los 74,7Mt en 2030 a nivel global. Esto supone que, si no se realizan acciones para parar esta tendencia, los datos prácticamente se doblarán en un periodo de 16 años (2030).
Europa es la tercera región a nivel global que más residuos electrónicos generó en 2019, 12Mt, aunque lidera la generación de dichos residuos por cápita, con 16,2 kilogramos por persona.
Sustancias como el mercurio, los pirorretardantes bromados y los clorofluorocarbonos son residuos presentes en los equipos electrónicos que tienen un especial peligro para la salud y el medio ambiente, según destaca el informe. En concreto, pueden ser causa de cáncer y generar daños en el ADN y otros problemas neurológicos, cardiovasculares, respiratorios e inmunológicos.
Agrava el calentamiento global
También avisa de que «la gestión inadecuada de los residuos electrónicos agrava el calentamiento global», ya que si no se reciclan no pueden sustituir materias primas ni reducir los gases de efecto invernadero que se producen de su extracción, además de que algunos gases refrigerantes generan este efecto por sí mismos.
Para aplacar las cantidades de residuos expuestas por el informe, existe la Directiva de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) en el ámbito de la Unión Europea (UE), que «regula el tratamiento de la basura eléctrica y electrónica para contribuir a la producción y consumo sostenibles».
La Directiva establece unos objetivos por países para la recolección separada de los RAEE, dificulta la ocultación de exportaciones ilegales de RAEE y lucha por la unificación de los registros y notificaciones administrativas. En concreto, establece que cada Estado miembro debe alcanzar una tasa de recolección anual mínima del 65% de la media del peso de los AEE introducidos en el mercado en los tres años precedentes o del 85% de los RAEE generados en el territorio.
En el caso de España, el estudio de WEE Forum -realizado por la Universidad de las Naciones Unidas y el Instituto de las Naciones Unidas para Formación Profesional e Investigaciones- concluye que España mejoró su recolección de RAEE en 2016 gracias a la introducción del Real Decreto 110/2015 para coordinar la recolección con los objetivos de la Directiva de la UE y la Oficina de Coordinación de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (OfiRAEE).
Falta de concienciación de la sociedad
España pasó de un 41% de tasa de recolección en 2015 a un 48% en 2017, pero es uno de los países que más basura electrónica genera con 888.000 toneladas métricas en 2019 y más de 960.000 toneladas métricas en 2020, según Statista.
Los chatarreros, la falta de recolecciónbusiness-to-business o las exportaciones para reutilizar materiales y los materiales reciclables perdidos en contenedores son los principales problemas para cumplir con los objetivos. El Informe de WEE Forum también cita la falta de concienciación de los ciudadanos en materia de desechos.
Los residuos electrónicos y sus elementos peligrosos se encuentran al alcance de la mano y su mal tratamiento puede originar problemas. Por eso las y los usuarios también tienen una parte de responsabilidad, por ejemplo, a través de la reducción, reutilización, reparación y reciclaje, las cuatro R que proponen desde Ecolec.
Reducir
Para reducir el impacto de los recursos tecnológicos, el usuario puede empezar desde el mismo instante de la compra. A este respecto, Greenpeace hace un listado de las empresas «más verdes», es decir, aquellas que contribuyen menos al daño medioambiental.
Así, en la Guía por unos electrónicos más verdes de 2020, la ONG indica que solo Fairphone y Apple merecen una calificación B, lo que significa que lo hacen «bastante bien». Al contrario, Vivo, Amazon y Samsung serían las empresas menos ecológicas.
Además, es importante alargar la vida de los dispositivos, ya que como expone la encuesta Phone Upgrade Survey de Ting Mobile solo el 36% de las personas mantiene su móvil durante más de dos años. La compañía critica que este intervalo está creado por las empresas y, que cambiar con tanta frecuencia no es una necesidad.
Reutilizar
Los usuarios poseen múltiples artículos electrónicos en casa a los que les pueden dar un uso diferente, por ejemplo, convirtiéndolos en dispositivos del Internet de las Cosas, con la aplicación de móvil Alfred o el programa Galaxy Upcycling de Samsung.
También se puede utilizar el móvil como reproductor de sonido o base para reproducir contenidos de streaming, otorgándole un uso específico que permite ahorrar batería y alargar la vida del dispositivo principal.
La donación también permite que otras empresas reutilicen los dispositivos que ya se quieren. OXFAM Intermon ofrece la opción de intercambiar uno o varios móviles antiguos por semillas, libros escolares, bidones de agua, herramientas y bienespara personas con bajos recursos.
La Fundación Mona, centrada en el cuidado de chimpancés y macacos, reutiliza los móviles bien mandándolos a países pobres o seleccionando sus materiales. Llamada Solidaria los recoge para obtener recursos económicos para la investigación de enfermedades raras en España.
Un televisor puede servir como segundo monitor para un ordenador o se pueden guardar sus componentes. Los ordenadores también se pueden donar a asociaciones locales, como Asociación Informática Abierta de Coslada (Madrid), o publicar este y otros tipos de productos en Dónalo.
Reparar
La reparación de los equipos electrónicos es un recurso importante para ayudar al medio ambiente e, incluso, al bolsillo. Sin embargo, a veces el precio de reparar supera al de comprar un dispositivo nuevo, lo que incentiva un mayor consumo y, por ende, la generación de más basura.
La comunidad iFixit ofrece guías gratuitas para reparar todo tipo de equipos electrónicos. Los usuarios pueden indicar qué aparato quieren arreglar y encontrar guías, preguntas, wikis y noticias relacionadas. Además, su web incluye una tienda donde pueden encontrarse componentes de los dispositivos para adquirirlos.
Los usuarios pueden buscar si hay algún Repair Café en su localidad. Se trata de espacios donde voluntarios enseñan a arreglar los aparatos gratuitamente, suscribiéndose o realizando alguna actividad a cambio.
Reciclar
Reciclar adecuadamente los dispositivos es fundamental. Algunos como los frigoríficos tienen químicos perjudiciales para el medio ambiente, como avisa la empresa de gestión de residuos de Valencia, pero los gases, aceites y polvos del aire acondicionado o los televisores pueden ser negativos en el propio hogar.
Pero su gestión es distinta a la de otros dispositivos como móviles, tabletas y ordenadores, que tienen plomo, selenio, cadmio, cromo o níquel, por lo que hay que acudir a organizaciones que se encarguen de hacer el tratamiento específico de cada residuo.
Para ello, Ecolec muestra en un mapa interactivo todos los puntos limpios donde entregar los aparatos. En ellos, las organizaciones responsables se encargan de que sean «tratados, reciclados o recuperados correctamente«. Tragamóvil y Ecoasimelec informan de sus puntos de recogida y ponen a disposición establecimientos donde dar el móvil.
También hay que tener cuidado con las baterías, ya que con el tiempo se inflama y pueden derramar líquido. Para eliminarlas, Ecopilas informa del punto de recogida más cercano donde, de nuevo, expertos se encargarán de darles el tratamiento más adecuado.
Cuando adquirimos un dispositivo nuevo, estamos tan pendientes de explorar todas sus funcionalidades que nos olvidamos qué hacer con el monitor usado o la tablet rota.
El desarrollo tecnológico y la oferta constante del mercado provocan un permanente recambio de artefactos eléctricos y electrónicos que consumimos en nuestra vida diaria. Nuevas funciones, diseños y modelos impulsan la compra de los dispositivos más recientes y al mismo tiempo, los aparatos que estaban en uso son desechados.
Esta tendencia de economía lineal (producir, consumir y tirar) ha presionado al máximo los recursos de la Tierra, dejando al descubierto uno de los mayores problemas ambientales: la generación de una gran cantidad de residuos electrónicos que no se reciclan a través de métodos eficaces y seguros.
Según un informe realizado por la Plataforma para Acelerar la Economía Circular (PACE) y la Coalición de Residuos Electrónicos de las Naciones Unidas a principios de 2019, en todo el planeta se crean unos 50 millones de toneladas de “desechos electrónicos” o Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE), anualmente, previendo para el año 2050 alcanzar las 120 millones de toneladas.
El informe también hace referencia al valor que tienen esos desechos, que supera los 60.000 millones de dólares cada año.
A la vez, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente informa que el 80% de esos desechos electrónicos acaba como relleno sanitario o en basurales a cielo abierto, sin la gestión del reciclaje adecuado.
Los RAEE´s contienen sustancias químicas que contaminan el medio ambiente al mezclarse con el resto de la basura, desprendiendo metales tóxicos perjudiciales para la salud.
La ONU está financiando proyectos para apoyar la industria del reciclaje de los desechos electrónicos en 13 países de América Latina: Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela.
Asimismo, ha pedido implementar la economía circular, que promueve una mayor reutilización y reciclaje posible. Es decir, no utilizar nuevos recursos para continuar con el progreso de una forma más sostenible.
En este nuevo modelo encontramos la posibilidad de cambiar la forma de producir y de consumir para tener un crecimiento económico.
Ante esta situación, la reutilización es la alternativa indicada para recuperar los aparatos eléctricos y electrónicos de una manera económica, técnica y ambientalmente más eficiente que el reciclaje.
Como resultado, los productos refurbished (también conocidos como “reacondicionados”) son aquellos artículos que se destinan a la comercialización tras haber sido revisados, reparados y re-embalados.
En el marco del Día Mundial del Reciclaje, queremos reafirmar nuestro compromiso con la Responsabilidad Social al reutilizar y reciclar eficientemente activos IT en desuso, reduciendo los desechos electrónicos a la vez que recuperamos el valor de los equipos en desuso, ayudando a reducir la brecha digital, cuidando del medio ambiente.
El proceso de Disposición de Activos de Tecnología de la Información (ITAD por sus siglas en inglés) está concebido para solucionar la problemática del fin de ciclo de vida de los activos de una organización.
Ofrecemos a las empresas una solución completa para que puedan disponer de sus equipos usados en forma económicamente rentable, segura, auditable y sustentable con el medio ambiente.
Aseguramos trazabilidad, destrucción certificada de la información y reciclaje del material sobrante de acuerdo a las normas ambientales.
Al igual que los gatos (o eso es lo que dicen), un teléfono puede tener hasta tres vidas. Una como nuevo y dos como teléfono reacondicionado son las vidas que un antiguo teléfono puede tener justo después de dejar de utilizarlo si no lo arrinconamos en un cajón y nos olvidamos de él. Reutilizar un teléfono gracias al reacondicionamiento permite ahorrar 52kg de CO2, 56kg de materia prima que se necesitan para fabricar uno nuevo y salvar un árbol. Unos datos sobre los que llama la atención SMAAART, que recomienda vender o entregar los móviles antiguos para disminuir su deterioro y ayudar al planeta Tierra.
Uno de los pasos por los que debe pasar un móvil al ser reacondicionado y salir a al mercado nuevamente es la clasificación de los dispositivos. Para ello es necesario realizar un control de conformidad con el objetivo de comprobar que los teléfonos no figuren en la lista negra de smartphones, sean robados o falsos, estén bloqueados o se hayan utilizado en algún delito de falsificación. En esta fase, se eligen los teléfonos que pueden ser reacondicionados o que deben ser reciclados. En caso de no pasar al siguiente paso, se intenta reutilizar las piezas de los teléfonos. Desde SMAAART señalan que reutilizar piezas de los teléfonos que no pueden ser reacondicionados permite salvar 2,8 kg de CO2 por pieza reutilizada, cifra que, si se multiplica, puede tener un gran impacto en el ecosistema.
En el caso que no se pueda reacondicionar el móvil o reutilizar sus piezas, porque los teléfonos están demasiados antiguos y/o rotos, se envían al reciclar, hacerlo evita contaminar la Tierra y salva 90g de CO2. Esta empresa dedicada al reacondicionamiento de móviles, recuerda que relación con los desechos de aparatos electrónicos, es importante saber que los RAEE (residuos de aparatos eléctricos y electrónicos) contienen sustancias peligrosas como el mercurio, el plomo, el amoniaco o los gases que destruyen la capa de ozono, que afectan directamente al calentamiento global. Por ello considera fundamental que la industria telefónica reduzca su impacto ambiental.
Digitalización y transición ecológica son dos de los ejes principales que guiarán un proceso de recuperación y transformación de la economía más verde y más justo tras la crisis provocada por la covid-19. Y en esta lucha global contra el cambio climático, la industria de la tecnología móvil tiene un papel «único» que desempeñar.
Así lo destaca la GSMA, la asociación que engloba a los principales actores del sector en su informe ‘Mobile Net Zero’, en el que apunta que esta industria no solo está dando pasos «significativos» para reducir sus emisiones como el resto de sectores, sino que también está aportando soluciones a estos para reducir sus emisiones gracias a la digitalización.
La organización asegura que la industria móvil es desde hace tiempo líder en la lucha contra el cambio climático, como refleja que en febrero de 2016 fuera el primer sector en comprometerse plenamente con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) de Naciones Unidas (ONU) y que en febrero de 2019 el consejo de la GSMA estableciera en nombre de la industria la ambición de alcanzar emisiones netas de carbono cero a más tardar en 2050.
Los avances realizados por la industria de la tecnología móvil en la lucha contra el cambio climático acaban de ser reconocidos por la campaña ‘Race to Zero’ de Naciones Unidas, que ha constatado que es uno de los primeros sectores en alcanzar la categoría ‘Breakthrough’, ya que un tercio de las empresas en términos de ingresos se ha comprometido de manera creíble a lograr cero emisiones netas para 2050 o antes.
Este supone un nuevo hito para el sector, ya que en el pasado mes de enero fue reconocida como la primera industria en lograr que un 20% de sus actores se comprometieran a reducir sus emisiones. Este porcentaje es, según Naciones Unidas, el punto de inflexión necesario para acelerar la transformación de los sistemas de cara a alcanzar con rapidez un mundo con cero emisiones netas de carbono.
«Como industria, nos tomamos en serio nuestra ambición de alcanzar emisiones netas cero de carbono en 2050. No hay tiempo que perder«, incide el director general de la GSMA, Mats Granryd, quien añade que su voluntad es ir «más allá del sector» y ayudar a otras industrias a reducir sus emisiones con el uso de redes y servicios móviles para su transformación digital.
En este contexto, el sector advierte de que los esfuerzos que está realizando en los distintos países del mundo no son suficientes. Por ello, pide a los Gobiernos que alineen sus objetivos de reducción de emisiones hasta cero neto para 2050 «a más tardar» y que creen los marcos adecuados en el mercado energético para que las empresas accedan a electricidad renovable a precios competitivos.
Informe de la GSMA
El primer informe que acaba de hacer público la GSMA sobre cómo el sector avanza hacia su ambición de lograr emisiones netas cero en 2050 revela datos que confirman la apuesta de la industria por la lucha contra el cambio climático. Así, los operadores que representan el 50% de las conexiones móviles y el 65% de los ingresos se han marcado objetivos en este campo basados en la ciencia.
En concreto, destaca especialmente que un 36% de las empresas del sector por ingresos y un 31% por conexiones móviles tienen «compromisos creíbles» para 2050, o incluso antes, para alcanzar emisiones cero en términos netos según los criterios establecidos por la campaña de Naciones Unidas.
Asimismo, el pasado año 60 operadores de telefonía móvil, que suponen el 69% de las conexiones mundiales y el 80% de los ingresos del sector, hicieron público su impacto en términos de clima, así como sus riesgos y oportunidades, a la organización sin ánimo de lucro Carbon Disclosure Project.
En esta línea, un estudio elaborado por la GSMA junto a dicha organización refleja que el sector es actualmente responsable del 0,4% de las emisiones de carbono que se producen a nivel global, lo que equivale a 220 millones de toneladas de dióxido de carbono.
Sin embargo, asegura que, al mismo tiempo, su capacidad para ayudar a reducir las emisiones que generan otros sectores gracias a los avances en digitalización es «diez veces mayor a esta cifra», ya que equivale a aproximadamente el 4% de las emisiones globales.
Pero además, el desarrollo futuro de las redes de telefonía móvil traerá nuevos avances en la contribución del sector al medioambiente, ya que el despliegue de las redes 5G ya se está haciendo teniendo en cuenta su eficiencia energética. Así, las especificaciones del 5G hablan de una reducción del 90% en la energía empleada para transmitir cada bit de datos.
Mayor fuente de emisiones
Por otro lado, el informe de la GSMA apunta que actualmente la mayor fuente de emisiones del sector no es su consumo de electricidad, sino todas las que derivan de su cadena de suministro, y, en particular, la fabricación y el uso de dispositivos y equipamiento.
De hecho, cada año se producen alrededor de 50 millones de toneladas de desechos electrónicos, una cifra que está aumentando con rapidez. Y, pese a que los teléfonos móviles constituyen una pequeña parte del total de desechos electrónicos por peso, su impacto es mayor que el de otros debido a los minerales y metales de tierras raras que contienen.
Para hacer frente a esta situación, Naciones Unidas y la GSMA apuntan que la industria móvil está «participando activamente» y apoyando nuevas políticas y legislaciones sobre residuos electrónicos en todo el mundo y creando nuevas cadenas de suministro de logística inversa para gestionar el flujo de equipos para el reciclaje. «Las economías circulares también serán fundamentales para la transición», añade.
La GSMA ya creó en 2019 un grupo de trabajo de acción por el clima que ha alcanzado en dos años los 50 miembros, procedentes de países de todo el mundo. Además, el pasado mes 13 compañías europeas se comprometieron a alcanzar emisiones netas cero en 2040 en el marco del lanzamiento de la Coalición Digital Verde Europea.
Ejemplos de los operadores
Entre el tercio de compañías de la industria móvil que, según los criterios de Naciones Unidos, cuenta con una estrategia creíble para reducir sus emisiones netas a cero en antes de 2050 se encuentran Telefonica, Orange, Vodafone, EE, Telus, T-Mobile US, Verizon Wireless y Swisscom.
De hecho, el informe de la GSMA destaca por ejemplo el compromiso del grupo Orange con las energías renovables. En concreto, menciona que en España el 100% del consumo eléctrico de la operadora procede de fuentes de energía renovables y la mitad de ellos corresponde a un acuerdo de compraventa de energía a largo plazo (PPA, Power Purchase Agreement).
En el caso de Telefónica, señala que durante el último año ha asumido el reto de afrontar el cambio climático reduciendo las emisiones en toda su cadena de valor. Así, considera que con su objetivo «ambicioso» de reducir las emisiones de carbono de su cadena de valor hasta en un 39% en 2025 y lograr cero neto en 2040, está «influyendo de manera proactiva» en la gestión de las emisiones de sus proveedores en línea con el Acuerdo de París.
De Vodafone, la GSMA apunta que también se ha comprometido a reducir sus emisiones de carbono totales a cero en términos netos en 2040. Para ello, se ha marcado metas como que el 100% de su red europea esté alimentada por energías renovables en 2021 y que en 2030 hayan desaparecido las emisiones de sus actividades propias y de la electricidad que compran y usan.
Dado que los consumidores están acostumbrados a actualizar sus teléfonos inteligentes cada año, el problema de los residuos electrónicos nocivos sigue planteando un enorme desafío medioambiental.
Los dispositivos que tienen uno o dos años de antigüedad pueden seguir siendo perfectamente útiles, pero como no se han diseñado pensando en la posibilidad de actualizarlos, cuando un usuario se pone al día con lo último y lo mejor, el «viejo» gadget se tira al cajón de los calcetines o, en el peor de los casos, acaba en un vertedero.
Samsung lanza un programa que convierte tus teléfonos antiguos en dispositivos inteligentes para tu hogar
Samsung, que es uno de los principales fabricantes de teléfonos inteligentes y otros productos electrónicos, está tratando de resolver el problema con «Galaxy Upcycling at Home». Su nuevo programa de software que entra hoy en fase beta y permite a los propietarios de teléfonos inteligentes Galaxy descargarse un sencillo software y reutilizar sus viejos dispositivos como objetos domésticos inteligentes.
Hoy en día, los teléfonos inteligentes están repletos de sofisticados sensores, muchos de los cuales se utilizan en dispositivos domésticos inteligentes como cámaras de seguridad y monitores para bebés. Samsung decidió que, en lugar de comprar uno de esos productos y generar más residuos, los teléfonos más antiguos podrían servir para ello y prolongar su vida útil.
A través de la aplicación SmartThings
Desde la aplicación SmartThings de la compañía, Samsung ofrece a los propietarios dos formas iniciales de reutilizar sus viejos teléfonos:
Con los micrófonos incorporados
Los usuarios pueden convertir sus teléfonos en sensores de sonido que utilizan la IA para detectar diferentes ruidos, como el llanto de un bebé o el ladrido de un perro. Los usuarios eligen sonidos específicos para escuchar y si el teléfono capta uno, hará una breve grabación y la enviará al teléfono del usuario.
Utilizando el sensor de luz ambiental de un teléfono
El dispositivo también puede ser reutilizado para medir el nivel de brillo en una habitación y encender automáticamente las luces inteligentes o un televisor cuando el sol se pone y una habitación se vuelve más oscura. Necesitarás un dispositivo SmartThings compatible para ese caso de uso, pero sería útil en caso de que quieras asegurarte de que tus luces se encienden o se apagan a diferentes horas para conservar energía.
¿Cuándo estará disponible?
Samsung ha comentado que su nueva plataforma «Galaxy Upcycling at Home» está disponible desde hoy en Estados Unidos, Reino Unido y Corea en todos los teléfonos de las series S, Note y Z lanzados a partir de 2018, es decir, los Galaxy S9, Note 9 y superiores. Más dispositivos y países serán compatibles en el futuro.
Científicos en Estados Unidos han logrado crear con una impresora «verde» el primer dispositivo electrónico funcional y reciclable al cien por cien, según revela un estudio publicado este lunes en la revista Nature.
La investigación, desarrollada por expertos de la Universidad de Duke, demuestra que es posible imprimir complejos componentes de ordenadores a partir de tres tintas de base de carbono sobre una superficie de papel o sobre materiales ecológicos.
Este avance, destacan los autores en un comunicado, podría resultar clave para lanzar una nueva generación de dispositivos totalmente reciclables y combatir la «creciente epidemia global de residuos electrónicos».
«Probablemente, los componentes de silicio en los ordenadores nunca desaparezcan, y no esperamos que dispositivos electrónicos fácilmente reciclables como los nuestros lleguen a reemplazar la tecnología y los dispositivos que ya se utilizan habitualmente», explica Aaron Franklin, ingeniero de la Universidad de Duke y principal autor del trabajo.
No obstante, precisa, estos nuevos componentes impresos podrían formar parte de «aplicaciones futuras», a medida que el consumidor incorpora cada vez más dispositivos a su vida diaria y se extiende, en general, la tecnología 5G y el Internet de las Cosas (IoT, sus siglas en inglés).
Para crear su nuevo dispositivo reciclable, un transistor de ordenador, el equipo dirigido por Franklin partió de una base conocida, recurriendo al uso de tintas de grafeno y de nanotubos de carbono, habituales, recuerda, en el campo de «la impresión de electrónica».
El tercer «ingrediente» fue una tinta de nanocelulosa, un material dieléctrico aislante derivado de la madera, «biodegradable» y ya usada desde hace varios años en otras aplicaciones.
«Aunque se conoce desde hace mucho tiempo su capacidad como aislante en electrónica, nadie hasta ahora había descubierto cómo usar la nanocelulosa en una tinta de impresión. Esta es una de las claves para hacer que estos dispositivos sean totalmente funcionales y reciclables», destaca Franklin.
Los autores constataron que el uso de las tres tintas en una impresora de inyección (a temperatura ambiente) crea transistores de carbono funcionales para una amplia gama de aplicaciones, incluso después de seis meses desde su primera impresión.
Asimismo, demostraron que estos dispositivos son altamente reciclables cuando los sumergieron en una serie de baños, les aplicaron vibraciones con ondas sonoras y centrifugaron la solución resultante, un proceso con el que recuperaron casi el cien por cien de los nanotubos de carbono y el grafeno.
Estos dos materiales se pueden reutilizar después en otra impresión, sin que pierdan apenas sus cualidades, mientras que la nanocelulosa, dado que deriva de la madera, se puede reciclar junto al papel en el que está impresa.
Según el Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas (PNUMA), cada año generamos a nivel mundial 50 millones de toneladas de basura electrónica, lo que afecta directamente al medio ambiente y a la escasez de recursos esenciales. Entre los aparatos más ‘contaminantes’ se sitúan las televisiones de pantalla plana, los ordenadores, las lámparas, los equipos de aire acondicionado, los congeladores o los frigoríficos.
Una solución para hacer frente a este problema es dar una segunda vida a los equipos tecnológicos y sus componentes a través de la reparación, la reutilización y el reciclaje. Según un estudio publicado por el Comité Económico y Social Europeo sobre el impacto de la economía circular en el consumo, si alargáramos un año el uso de los aparatos electrónicos se podría llegar a reducir las emisiones de CO2 de la próxima década en un 29%, y hasta en un 43% si lo alargáramos dos años.
Con el objetivo de reducir el impacto medioambiental, la empresa de postventa de tecnología ANOVO explica las ventajas de alargar la vida útil de los dispositivos electrónicos:
Disminución del impacto medioambiental: Alargando la vida útil de los dispositivos como los smartphones, electrodomésticos, ordenadores o portátiles se consigue reducir la huella medioambiental.
Reducción de la basura tecnológica: Se evita desechar elementos tóxicos como el cadmio, níquel o mercurio, que emiten gases a la atmósfera y contaminan los ríos, lagos y mares, que desembocan en desequilibrios en los ecosistemas.
Ahorro para el consumidor: Existen empresas que ofrecen compensaciones económicas al usuario por su teléfono roto u obsoleto.
Crecimiento económico: El reciclaje en particular y la economía circular en general ayudan a aumentar el PIB de los países.
Creación de nuevos empleos: El reciclaje de residuos genera diez veces más puestos de trabajo que la forma tradicional de eliminar la chatarra urbana (vertederos, incineración…), según el estudio Friends of the Earth Europe. Y según otro estudio de GAIA, la reutilización genera hasta 200 empleos más que las incineradoras y los vertederos.
Desarrollo sostenible de la sociedad: Se hace un uso eficiente de los recursos naturales, ya que se controla el uso excesivo de los recursos y se cambia el actual modelo de producción y consumo.
Mejora en los países desfavorecidos: La reutilización de la materia prima que se usa en la fabricación de los dispositivos electrónicos ayuda a su vez a mejorar las condiciones laborales de los países proveedores de materias primas.
La Organización de Naciones Unidas ha advertido que 53 millones de toneladas de residuos electrónicos se generan cada año en el mundo y que, a este ritmo, esta basura se duplicará considerablemente para el 2050. Según la Fundación Mundial del Reciclaje, la moda de usar y tirar los teléfonos y otros dispositivos como frigoríficos o televisores, supone una amenaza real para el medioambiente y la salud de las personas.
Back Market, una empresa europea especializada en el mercado de segunda mano de aparatos y dispositivos electrónicos, pretende fomentar el consumo responsable y asegura que se podría reutilizar entre el 70% y el 90% de los residuos electrónicos.
“Reutilizar un ordenador es hasta 20 veces más eficiente desde el punto de vista energético que reciclarlo”, ha explicado Thibaud Hug de Larauze, CEO y cofundador de Back Market. De acuerdo con la regla de las “cuatro erres de la ecología” (reducir, reutilizar, reciclar y recuperar), una de las razones por las que reutilizar es una mejor opción es que se alarga la vida del producto y se reduce el consumo de recursos y energía, mitigando así la cantidad de basura electrónica.
Además, hay que tener en cuenta que muchos de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos que se reciclan acaban en vertederos ilegales, o son exportados y tratados de manera irregular para extraer y vender sus materiales valiosos.
Algunos de los dispositivos que se desechan también cuentan con componentes peligrosos, como baterías de iones de litio, cadmio, plomo, mercurio y otros materiales tóxicos. Cada año se envían miles de contenedores repletos de residuos plásticos y electrónicos a países que ya no pueden gestionar las cantidades ingentes de basura que llegan a sus puertos.
La tienda online de dispositivos electrónicos usados reBuy.es realizó el año pasado un estudio que analizaba los residuos de teléfonos móviles en 27 países.
Con este estudio, reBuy.es llegó a la conclusión de que el número de teléfonos arrinconados que existían entre todos los países que analizaron equivalía a 1.900 millones de euros gastados en metales preciosos. España, a pesar de fomentar la reutilización de dispositivos electrónicos, era el decimoquinto país con 0,97 teléfonos móviles arrinconados per cápita.
Aunque antiguamente los desechos electrónicos se debían a productos que se habían roto o habían quedado obsoletos, en la actualidad, las personas se deshacen de sus dispositivos electrónicos por seguir las tendencias electrónicas. Por eso, medidas como las que propone Back Market podrían ser útiles para combatir el daño que esta basura puede provocar al planeta.
Así se desprende de los primeros resultados obtenidos en una experiencia piloto en el marco del proyecto CIRC4Life, que ha usado contenedores inteligentes para depositar residuos electrónicos y contrarrestar el denominado ‘efecto tesoro’.
Los primeros resultados del sistema de incentivos del proyecto CIRC4Life para aumentar la recogida de pequeños aparatos electrónicos mediante contenedores inteligentes, demuestran que recompensar a los ciudadanos por deshacerse de estos dispositivos favorece su reutilización y contrarresta el denominado ‘efecto tesoro’, como se conoce a la tendencia a acumularlos en el hogar.
En concreto, y en el marco de una prueba piloto, el 4,3% de los 161 aparatos retirados hasta el momento de los dos contenedores instalados desde el pasado noviembre en el municipio vizcaíno de Getxo, son reutilizables, un porcentaje superior al registrado con el sistema tradicional. Asimismo, sólo el 0,62% de los residuos depositados no se corresponde con un aparato electrónico.
En lo que se refiere a la tipología, cabe señalar que el 43,5% del total de aparatos depositados en los contenedores corresponde a dispositivos de electrónica de consumo, fundamentalmente, mandos a distancia, cargadores, cableado, auriculares, ratones, etc. A continuación, el 35,4% corresponde a teléfonos móviles y el 9,3% a ordenadores portátiles y tabletas. El resto son juguetes eléctricos, equipos de audio y video y otro tipo de dispositivos de uso doméstico.
Estos primeros resultados demuestran, a juicio de Recyclia, la eficacia de recompensar con mayores incentivos a los usuarios que depositan aparatos en mejores condiciones y son aptos para su reutilización tras su acondicionamiento, frente a aquellos dispositivos averiados y que, por tanto, son destinados a plantas de reciclaje. En este sentido, cabe señalar que más de la mitad de los aparatos recogidos y reutilizables son teléfonos móviles.
Asimismo, los datos confirman que la comunicación y, en concreto, la campaña de concienciación desarrollada en el municipio, por ejemplo, en centros educativos, da como resultado un bajo índice de residuos impropios, aquellos que el usuario deposita en contenedores equivocados por desconocimiento o desinterés.
Según José Pérez, consejero delegado de Recyclia, “estos resultados demuestran que el hecho de recibir una recompensa anima al ciudadano a desprenderse de ese aparato que sustituyó en su día para disponer de nuevas prestaciones y no por avería, pero que no se decide a desechar porque aún le atribuye valor y utilidad”.
ECO-CRÉDITOS EN FORMA DE DESCUENTOS O DONACIÓN
La experiencia piloto, que dio comienzo el pasado noviembre y se prolongará hasta septiembre, está coordinada por Recyclia y la empresa de gestión de residuos electrónicos Indumetal Recycling, en colaboración con el Ayuntamiento de Getxo. Para llevarla a cabo, las entidades han instalado dos contenedores inteligentes que irán cambiando de localización.
Para usar el contenedor, el usuario tiene que descargar una app que genera un código QR para identificarse. Una vez identificado, debe indicar si el aparato que se dispone a depositar funciona o no. A continuación, el contenedor imprime esta información en una etiqueta que debe pegarse en la caja del dispositivo. El proceso finaliza con la entrega del residuo a través de la puerta de vertido.
Una vez gestionado el residuo en la planta de Indumental Recycling, el usuario recibirá los eco-créditos correspondientes y calculados en base a factores como el estado del aparato. Estos podrán canjearse por descuentos para la compra de nuevos aparatos electrónicos o donaciones para un proyecto de reforestación.
Esta iniciativa es una de las cuatro experiencias piloto integradas en el proyecto europeo “CIRC4Life”, cuyo objetivo es estudiar la viabilidad de nuevos modelos de negocio basados en la economía circular.
Recyclia es el único sistema colectivo español en participar en este proyecto financiado por el programa Horizonte 2020 y coordinado por la Universidad de Nottingham. “CIRC4Life” cuenta con la participación de 17 entidades de ocho países comunitarios, entre las que se incluyen universidades, centros de investigación, plantas de tratamiento, sistemas colectivos, empresas privadas y ONG.
El Instituto Internacional del Aluminio prevé que la demanda mundial de este material se triplique de aquí a 2050, por lo que mejorar su recogida y reciclaje es una de las tres vías que considera esenciales para reducir las emisiones del sector.
Lingotes de aluminio reciclado. Foto: RESIDUOS PROFESIONAL
El Instituto Internacional del Aluminio (IAI) ha definido los que considera los itinerarios más completos disponibles para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en el sector del aluminio durante las próximas tres décadas. Estos se basan en los datos y el análisis del propio IAI de la industria mundial del aluminio.
Si bien la industria trabaja para reducir sus emisiones en aproximadamente un 80%, se prevé que la demanda de productos de aluminio también crezca. Así, en las próximas décadas, la demanda mundial de aluminio primario aumentará hasta un 40% y el aluminio reciclado procedente de la chatarra posconsumo se triplicará con creces hasta 2050, a medida que las economías crezcan, se urbanicen y construyan nuevas infraestructuras.
Reducir las emisiones al mismo tiempo que se satisface esta creciente demanda requerirá una fuerte inversión en tecnologías de producción, junto con el compromiso de toda la cadena de valor.
«La reducción de las emisiones es un reto para todos los sectores. Sin embargo, es un reto que el sector del aluminio está preparado para afrontar», afirma Miles Prosser, secretario general del IAI, quien asegura también que durante los dos últimos años, algunas de sus empresas miembros, junto con asociaciones regionales, ha estado trabajando para articular formas viables y creíbles de alcanzar los objetivos climáticos globales. Esta colaboración ha dado como resultado las vías consideradas más completas para la industria y recogidas en el informe.
En concreto, las medidas que recoge el documento son las siguientes:
1. Descarbonización de la electricidad. Más del sesenta por ciento de los 1.100 millones de toneladas de emisiones de CO2e generadas por el sector del aluminio en 2018 procedían de la producción de la electricidad consumida durante el proceso de fundición. La generación de energía descarbonizada y el despliegue de la captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS) ofrecen la oportunidad más significativa para reducir las emisiones a casi cero para 2050.
2. Emisiones directas. Las emisiones procedentes de la combustión de combustibles representan el 15% de las emisiones de la industria. En este caso, la electrificación, el cambio de combustible a hidrógeno verde y la CCUS ofrecen las vías más fiables. Las emisiones de los procesos representan otro 15% y requieren nuevas tecnologías, como los ánodos inertes. Estas emisiones, así como las del transporte y las de las materias primas, deberán reducirse entre un 50 y un 60% en 2050 con respecto a un escenario habitual del sector.
3. Reciclaje y eficiencia de recursos. El aumento de los índices de recogida hasta casi el 100%, así como otros avances en la eficiencia de los recursos para 2050, reducirían la necesidad de aluminio primario en un 20% en comparación con el escenario habitual, lo que a su vez reduciría las emisiones del sector en 300 millones de toneladas adicionales de CO2 equivalente al año, una cifra sólo superada por la primera vía, la descarbonización de la electricidad.
El aluminio es vital para nuestra sociedad. Nuestros hogares, lugares de trabajo, vehículos, dispositivos digitales, envases, edificios… dependen en gran medida del aluminio. Este material también forma parte de los esfuerzos globales de reducción de emisiones, ya que los paneles solares, las turbinas eólicas y los vehículos eléctricos dependen de él.
«El IAI lleva tiempo recopilando y produciendo información sobre las emisiones de la industria, y recientemente ha publicado 15 años de datos de emisiones por fuente y cubriendo todos los procesos de producción de principio a fin», explica Miles Prosser.
«Esto incluye todas las emisiones generadas en la fundición, así como las integradas en las materias primas y secundarias y la energía que consume el sector. Se trata del conjunto de datos más completo, detallado y actualizado que existe no sólo para el aluminio, sino para cualquier material en la actualidad».
«Estos datos sobre los gases de efecto invernadero y la modelización del análisis del flujo de materiales, que se utiliza para producir escenarios sólidos para el aluminio primario y reciclado, sustentan las vías que hemos desvelado hoy, que desempeñarán un papel fundamental para ayudar a las partes interesadas de la industria del aluminio a elegir las acciones necesarias para alcanzar los objetivos climáticos globales», concluye el secretario general del IAI.
La Circular Electronics Partnership, en la que participan empresas como Cisco, Dell, Microsoft o Google, busca maximizar el valor de los componentes, productos y materiales a través de su ciclo de vida completo, comprometiéndose con una economía circular para la electrónica en 2030.
Aunque la basura electrónica es actualmente el flujo de residuos que más crece en el mundo -en 2019 superó los 53 millones de toneladas, según The Global E-waste Monitor 2020-, se estima que solo el 17,4% de los residuos electrónicos se recogen y reciclan. Y ello a pesar de que el valor de los residuos electrónicos se calcula en, al menos, 57.000 millones de dólares anuales (casi 48.000 millones de euros), superior al PIB de muchos países.
En este contexto, un grupo de organizaciones mundiales y más de 50 expertos de la cadena de valor de la electrónica acaban de lanzar la Circular Electronics Partnership (CEP), la primera alianza del sector privado para la electrónica circular. El Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD) es uno de los socios fundadores y anfitrión de la Secretaría.
Así, por primera vez, expertos, líderes empresariales y organizaciones a nivel global establecerán una visión y una hoja de ruta comprometiéndose con una economía circular para la electrónica para 2030 y codiseñarán soluciones en torno a este tema.
La visión de la CEP busca maximizar el valor de los componentes, productos y materiales a través de su ciclo de vida completo, utilizando mano de obra segura y justa y dependiendo únicamente de los recursos circulares. Estos cambios generarán valor económico a la vez que crearán un impacto medioambiental y social positivo.
Esta plataforma establece una red de redes para mejorar la acción coordinada y la ambición de la industria y traducirá los compromisos en acciones inmediatas, como:
Definir productos y servicios electrónicos circulares.
Movilización de un compromiso de compra global, sostenible y circular.
Desarrollar un sistema de reciclaje responsable y de datos de materiales circulares.
Poner en marcha proyectos de seguimiento de materiales.
Como parte del evento de lanzamiento, que tuvo lugar el pasado jueves, la CEP también publicó su Hoja de Ruta para la Electrónica Circular. Este documento, desarrollado conjuntamente por líderes empresariales y expertos en la materia, identifica seis caminos hacia la circularidad de los equipos electrónicos. La hoja de ruta identifica además 40 acciones que deben llevarse a cabo en los próximos 10 años para que la industria alcance la circularidad.
Entre los miembros fundadores de CEP se encuentran organizaciones como Cisco, Closing the Loop, Dell Technologies, Google, KPMG International, Microsoft o Vodafone, entre otros.
Los socios fundadores del CEP son el Global Electronics Council (GEC), Global Enabling Sustainability Initiative (GeSI), Platform for Accelerating the Circular Economy (PACE), Responsible Business Alliance (RBA), World Business Council for Sustainable Development (WBCSD) y el Foro Económico Mundial (WEF). La visión y la hoja de ruta se desarrollaron en colaboración con otras partes interesadas, incluida la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT).
«La electrónica es omnipresente. Mucho más allá de los ordenadores, monitores y teléfonos, la electrónica se encuentra habitualmente en todo, desde la ropa hasta los juguetes. A medida que las aplicaciones se amplían, deben ser circulares en su diseño, producción, uso y recuperación para crear una cadena de valor positiva para la naturaleza, el clima y las personas», afirmó Peter Bakker, presidente y director general del Consejo Empresarial Mundial y de Desarrollo Sostenible (WBCSD). «La Circular Electronics Partnership encarna esta ambición y puede servir como centro de gravedad para la circularidad de la electrónica.»
«No hay tiempo que perder para encontrar soluciones sostenibles para el consumo y la producción», añadió Dominic Waughray, director general del Foro Económico Mundial. «La hoja de ruta y la visión establecidas por la Circular Electronics Partnership crearán el impulso necesario para maximizar los recursos, transformar las cadenas de valor y hacer realidad la transición circular en la electrónica».
«Desde que creamos nuestro primer ordenador de sobremesa OptiPlex con plástico reciclado en 2007, hemos tenido la misión de impulsar enfoques innovadores para acelerar la economía circular. Es por ello que establecimos un ambicioso objetivo para llegar al 50% de materiales reciclados o renovables en toda nuestra cartera de productos para 2030″, dijo Michael Murphy, vicepresidente de Ingeniería de Desarrollo de Productos de Dell Technologies. «Pero, como industria, tenemos que avanzar más rápido. Por eso es tan importante la Circular Electronics Partnership: para impulsar la colaboración y eliminar los obstáculos para dar mayores pasos en la circularidad».
Santiago, 19 de marzo de 2021.- Los gemelos digitales impulsan la sostenibilidad y la economía circular a velocidad y escala. Ayudan a las empresas a reducir sus costos, el uso de recursos y la huella de carbono. Apoyan la innovación disruptiva y los modelos de negocio ágiles y centrados en el cliente. Y pueden desbloquear beneficios adicionales combinados de 1,3 billones de dólares en valor económico y 7,5 Gt de reducción de emisiones de CO2e para 2030. Esas son las principales conclusiones de un nuevo estudio de Accenture y Dassault Systèmes, el cual examina el impacto que podría tener esta tecnología en varias industrias, incluyendo los bienes de consumo, la movilidad y la construcción. La conclusión del estudio es que si las empresas, los gobiernos y las sociedades aplicaran los gemelos virtuales, podrían cumplir objetivos de sustentabilidad con mayor facilidad o incluso más rápidamente.
¿Qué son los gemelos digitales? A grandes rasgos, es la generación de una réplica virtual de un producto, servicio o proceso que simula el comportamiento de su homólogo físico, con el objetivo de monitorizarlo, analizar su reacción ante determinadas situaciones y mejorar su rendimiento y eficacia. Los beneficios de esta tecnología son numerosos, pero lo más importante es cómo puede apoyar de manera significativa la transición hacia una economía más circular (es decir, una economía en la que las piezas y los productos se diseñan de manera que facilitan la reutilización y eliminan los residuos del ciclo de vida).
Según explicó María Francisca Yáñez, Directora de Industry X de Accenture Chile, “los gemelos digitales permiten reducir la duración del ciclo de vida de los productos, mejorar la calidad y el control de la fabricación e impulsar un uso más eficiente y la recuperación de recursos a lo largo del ciclo de vida del producto. Además, pueden aumentar la velocidad de salida al mercado, al tiempo que reducen el riesgo asociado a los proyectos complejos. Por ello, los gemelos virtuales se han utilizado en el desarrollo del 85% de los vehículos eléctricos del mundo y en más del 75% de la energía eólica mundial. También han impulsado proyectos piloto de sostenibilidad innovadores, como los hornos eléctricos, el primer avión solar del mundo y nuevos biomateriales. En 2020, se calcula que el mercado mundial de gemelos virtuales alcanzó un valor de poco más de 5.400 millones de dólares, pero se prevé que crezca a una tasa anual del 36% en los próximos cinco años”.
Los edificios comerciales y residenciales representan actualmente el 40% de la demanda mundial de energía, el 60% de la electricidad mundial y el 25% del uso de agua. Son responsables de aproximadamente un tercio de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI). Sin embargo, de acuerdo con el estudio de Accenture, mediante el uso de tecnologías gemelas virtuales probadas y disponibles en el mercado, el consumo de energía en los edificios puede reducirse entre un 30% y un 80%. También pueden utilizarse en el marco más amplio de las ciudades inteligentes para maximizar su impacto, lo que puede dar lugar a la reducción de 288.000 millones de dólares en los costos de funcionamiento de los edificios gracias a la reducción del consumo de energía y de los costos de mantenimiento, planificación y puesta en marcha. Así también, a la reducción de 9 Gt de CO2e en las emisiones de las operaciones de los edificios como resultado de una mejor gestión de la energía (12.032 TWh de ahorro).
El impacto por industria
Bienes de consumo
El sector de los bienes de consumo envasados (CPG) representa actualmente dos tercios del volumen de comercio internacional y, debido a su tamaño, se enfrenta a importantes retos de sostenibilidad. La agricultura, la silvicultura y el uso de la tierra representan casi una cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y un tercio de la producción mundial de alimentos se desperdicia en toda la cadena de valor. Las tecnologías de gemelos virtuales establecen una nueva forma de enfocar la sostenibilidad desde el diseño. En el sector de los bienes de consumo, esto puede ser fundamental, ya que las decisiones de diseño pueden estar relacionadas con el 80% del impacto medioambiental de un producto. Los gemelos virtuales permiten integrar los objetivos de sostenibilidad al principio del ciclo de vida del producto, ya que es ahí donde se determinan los impactos ambientales y los costos del producto. La creación de prototipos virtuales permite realizar iteraciones de diseño más rápidas y reduce la necesidad de realizar pruebas físicas, lo que aporta importantes beneficios en materia de CO2.
A través de los gemelos digitales el sector de bienes de consumo envasados puede reducir en 131.000 millones de dólares los costes de utilización de materias primas; en 6.000 millones de dólares los costos de desarrollo de productos y bajar 281 Mt de CO2e en la huella de los productos como resultado de una mejor visibilidad de los resultados y una mejor toma de decisiones.
Movilidad
Las emisiones del transporte, que comprende en general la carretera, el ferrocarril, el aire y el mar, representaron alrededor del 25% de las emisiones mundiales de CO2 en 2016. Y se prevé que estas emisiones crezcan más rápido que las de cualquier otro sector, lo que supone un reto clave para la descarbonización de la economía mundial. Las investigaciones sugieren que tanto los vehículos de cero emisiones como los autónomos tienen un papel fundamental si queremos alcanzar nuestros objetivos globales de reducción de GEI, y los gemelos virtuales tienen una larga trayectoria en aplicaciones de automoción. Se calcula que, para finales de 2020, el 65% de los fabricantes de automóviles utilizarán la simulación y los gemelos virtuales para manejar productos y activos.
Con un gemelo virtual, se pueden probar múltiples diseños y características que pueden ayudar a determinar cómo se mide el diseño frente a las políticas, normas y reglamentos pertinentes. Además, los gemelos virtuales permiten un desarrollo más rápido de los vehículos autónomos. La huella de carbono puede reducirse significativamente si se sustituye una gran parte del kilometraje total de prueba requerido por simulaciones.
En la industria de movilidad, los gemelos digitales permitirían reducir en 429.000 millones de dólares los costos en el desarrollo de vehículos autónomos a través de la simulación; 261.000 millones de dólares de reducción de costos en el desarrollo de productos; eliminar 227 Mt de emisiones de CO2e en el desarrollo de vehículos autónomos y 2 Mt de reducción de emisiones de CO2e de prototipos físicos y vehículos de prueba.
Life Sciences
La industria de life sciences abarca en general los productos farmacéuticos, los biofarmacéuticos, la biotecnología y la tecnología médica, y la industria es cada vez más importante para lograr los objetivos mundiales de sustentabilidad, ya que las emisiones de GEI de la industria están aumentando. Esto ocurre a pesar de los esfuerzos por descarbonizar debido a la creciente demanda de medicamentos a nivel mundial. La industria farmacéutica mundial es aproximadamente un 55% más intensiva en emisiones que la industria del automóvil.
Las aplicaciones de gemelos digitales en las plantas de producción pueden aportar beneficios para el medio ambiente. Por ejemplo, la fabricación de productos farmacéuticos botánicos puede lograr una importante reducción del tiempo de proceso (factores de 5 a 20), lo que se traduce en una reducción del costo de los productos (factores de 2 a 10) y en la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero (factores de 4 a 20). En este caso de uso, el gemelo virtual es del proceso de producción. Las simulaciones de estos procesos pueden permitir a los científicos y a los operadores de la planta ejecutar múltiples escenarios con el objetivo de encontrar la configuración óptima, acelerar la velocidad y la precisión y reducir los residuos, incluidas las emisiones relacionadas.
Los gemelos digitales permitirían en la industria de life sciences alcanzar una reducción de 106.000 millones de dólares en el costo de los productos vendidos gracias a la disminución de los gastos de explotación, así como la disminución de 61 Mt de CO2e en las emisiones de GEI de la producción.
Industria electrónica
La industria electrónica se enfrenta a duros retos de sostenibilidad. Por ejemplo, la fabricación de equipos electrónicos genera más de un tercio de las emisiones de CO2e asociadas al ciclo de vida. Asimismo, la eliminación y el reciclaje adecuados de los productos es otro problema importante: solo el 17,4% de los 53,6 millones de toneladas de residuos electrónicos se eliminaron, recogieron y reciclaron correctamente en 2019.
Los gemelos virtuales pueden ayudar a la industria electrónica a superar estos desafíos. La tecnología permite que los diseñadores de productos incorporen y sigan los principios de la economía circular en cada etapa del diseño, y pueden ayudar a guiar a las organizaciones de gestión de residuos a medida que abordan el problema de los residuos electrónicos. Con esto la industria electrónica lograría 73.000 millones de dólares de ingresos adicionales por el aumento del reacondicionamiento y la reutilización de equipos; 31 Mt de reducción de emisiones de CO2e por la liberación de refrigerantes gracias a una mejor manipulación de los residuos y 5 Mt de emisiones de CO2e evitadas al disminuir la cantidad total de residuos electrónicos procesados de manera informal.
María Francisca Yáñez agregó que “en el caso de la minería, esta una tecnología que ya ha comenzado a utilizarse tanto por operaciones nativas digitales, como en operaciones mineras que se están transformando digitalmente. Lo interesante es como la tecnología y la sustentabilidad se conectan, y traen valor no sólo a las organizaciones, sino también a la sociedad y el planeta”.
La experta concluyó que “el estudio muestra que los gemelos digitales pueden aportar hasta 1,3 billones de dólares de valor económico y 7,5 Gt de reducción de emisiones de CO2e de aquí a 2030. Impulsan la innovación y el diseño disruptivos, permiten el desarrollo de nuevos servicios, reducen los riesgos para la salud, la seguridad y el medio ambiente, y fomentan la colaboración y el trabajo conjunto entre funciones. Los gemelos virtuales pueden utilizarse para impulsar el avance hacia un sistema económico más circular, y significativamente menos intensivo en carbono. Así como ha sucedido con lo digital, donde hoy las organizaciones son nativas digitales, o están en un proceso de transformación digital, en el futuro cercano sucederá que toda organización tendrá que necesariamente ser sustentable. Sustentabilidad es el nuevo digital”.
La historia detrás de uno de los compromisos ambientales más importantes de Costa Rica es como un cuento de hadas legal.
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Todo comenzó hace casi 30 años, con un joven que quería detener la contaminación en su barrio y terminó con una reforma constitucional. Los impactos de los esfuerzos del niño se extienden hasta el día de hoy.
En 1992, un arroyo que serpenteaba a través de un pequeño pueblo cerca de la capital, San José, era el sitio donde los lugareños arrojaban su basura. Al no tener un sistema de gestión de desechos adecuado, los residuos terminaban amontonados en sus orillas.
Frustrado por la situación, Carlos Roberto Mejía Chacón, de 10 años, presentó un recurso de apelación ante la Sala Constitucional de Costa Rica contra el municipio local.
Permitir que el río sea utilizado como vertedero, argumentó, violaba el derecho humano a la vida, que requiere condiciones adecuadas y vías fluviales limpias y protegidas.
La cámara se puso del lado de Chacón un año después y ordenó al municipio limpiar la basura y comenzar a manejar adecuadamente los desechos de los residentes.
Pero la decisión también tuvo un signficado mucho más profundo.
Un medio ambiente limpio y saludable es una base fundamental de la vida humana, al igual que los ecosistemas equilibrados, la biodiversidad y otros elementos de la naturaleza de los que dependen las personas, razonaron los jueces.
Al igual que la alimentación, el trabajo, la vivienda y la educación, un medio ambiente sano en todos los aspectos debe considerarse un derecho humano.
Esta notable conclusión no solo estableció un nuevo estándar legal para los tribunales de todo el país. También impulsó la decisión de tallar el derecho humano a un medio ambiente saludable en el ADN legal de Costa Rica durante una reforma constitucional en 1994, recuerda la abogada Patricia Madrigal Cordero.
Pie de foto,El derecho humano a un medio ambiente saludable reconoce que la naturaleza es la piedra angular de una existencia humana digna.
Desde entonces, el derecho constitucional ha ayudado a guiar muchas de las políticas ambientales ampliamente elogiadas, aunque lejos de ser perfectas, de Costa Rica. Además, ha repercutido en el paisaje y la cultura del país.
«Creo que Costa Rica sería diferente si no estableciéramos esa relación entre los derechos humanos y el medio ambiente«, dice Cordero, quien estuvo involucrada en el proceso legislativo de 1994.
El derecho humano a un medio ambiente saludable, que abarca ecosistemas limpios y equilibrados, una rica biodiversidad y un clima estable, reconoce que la naturaleza es la piedra angular de una existencia humana digna, en consonancia con una gran cantidad de evidencia científica que vincula el bienestar humano y el mundo natural.
Las personas dependen de ecosistemas prósperos que limpian el agua y el aire, producen mariscos y polinizadores y absorben gases de efecto invernadero. Reconocer este vínculo legalmente puede fortalecer enormemente los derechos humanos.
Pero igualmente importante, señala Cordero, es que el derecho proporciona una base poderosa para proteger la naturaleza misma.
En una crisis ambiental global que se agrava, algunos académicos han argumentado que el derecho a un ambiente saludable actúa como una vía legal crucial para proteger el mundo natural, tanto al alentar a los gobiernos a aprobar leyes ambientales más estrictas como al permitir que los tribunales responsabilicen a los infractores.
Especialmente cuando se instalan en las constituciones, estos derechos son tomados en serio por muchos sistemas judiciales y se vuelven difíciles de deshacer, creando una fuerza duradera que contrarresta los intereses contra la protección de la naturaleza.
Políticas ambientales más sólidas
Pero aunque existe un claro consenso científico sobre los beneficios de la naturaleza para las personas, la evolución de la naturaleza como derecho humano ha sido notablemente irregular en todo el mundo.
Hoy en día, muchos países de América Latina están avanzando, mientras que Europa y América del Norte están algo rezagados.
Pie de foto,Aunque existe un claro consenso científico sobre los beneficios de la naturaleza para las personas, la evolución de la naturaleza como derecho humano ha sido notablemente irregular en todo el mundo.
Desde la primera mención del derecho a un medioambiente saludable en la Declaración de Estocolmo en 1972 –como resultado de la primera gran conferencia ambiental-, unos 110 países lo han reconocido constitucionalmente.
Si bien su impacto varía en todo el mundo, ha creado un poderoso baluarte contra una marea creciente de destrucción ambiental en muchos países, como Costa Rica, Colombia y Sudáfrica, ya que más naciones parecen estar preparadas para seguir su ejemplo.
Por supuesto, reconocer el derecho «no es una varita mágica que podamos usar para resolver todos nuestros desafíos», dice el abogado ambientalista David Boyd, quien es nombrado relator especial sobre derechos humanos y medio ambiente en las Naciones Unidas.
«Es un catalizador para mejores acciones», agrega.
De hecho, algunas de las investigaciones de Boyd han revelado que los países con derecho a un medio ambiente saludable -u otros mandatos ambientales- en sus constituciones, tienden a tener políticas ambientales más sólidas en general.
También es más probable que obtengan mejores resultados en las métricas de desarrollo sostenible, según estudios del economista Chris Jeffords de la Universidad de Indiana en Pensilvania.
Dicho esto, Jeffords advierte que es complicado analizar la causa y el efecto: ¿son los derechos en sí mismos los que conducen a estos beneficios, o es más probable que los países ambientalmente progresistas adopten tales derechos?
En el caso de Costa Rica, la respuesta parece ser un poco de ambos.
Aunque el programa de políticas y legislación ambiental comenzó mucho antes de 1994 en el país, las protecciones ambientales se han vuelto más sólidas desde que se introdujo formalmente el derecho constitucional, explica Cordero, quien además se desempeñó como viceministro del Ministerio de Ambiente y Energía de Costa Rica de 2014 a 2018.
Además de obtener el 98% de su energía de fuentes renovables, Costa Rica ha protegido una cuarta parte de su tierra como parques o reservas nacionales y ha reforestado vastas franjas de tierra que alguna vez estuvo degradada.
Pie de foto,Costa Rica obtiene el 98% de su energía de fuentes renovables.
A lo largo de los años, el tribunal constitucional del país ha escuchado cientos de casos relacionados con el derecho, a menudo encontrando violaciones, dice Cordero.
Ha dictaminado que la matanza de tortugas marinas verdes en peligro de extinción es inconstitucional, así como la tala del almendro de montaña, que es utilizado por el gran guacamayo verde en peligro crítico de extinción, ilegalizando efectivamente ambas prácticas.
La moratoria del país sobre la exploración petrolera y la minería a cielo abierto también se remonta a demandas por el derecho a un medio ambiente saludable, agrega Cordero.
Una carta de triunfo en los tribunales
Casos similares se han presentado en muchos otros países latinoamericanos que han abrazado el derecho, como Colombia, Argentina, Perú y Ecuador, dice César Rodríguez-Garavito, experto internacional en derechos humanos y derecho ambiental de la Universidad de Nueva York.
Allí, Rodríguez-Garavito dice que tales leyes también han moldeado la forma en que los periodistas enmarcan los problemas ambientales, como algo a lo que la gente tiene derecho, en lugar de una sola consideración política, y han empoderado a los movimientos de justicia social para movilizar al público, lo que en sí mismo puede disuadir potenciales infractores.
En los tribunales, los derechos humanos actúan como cartas de triunfo, generando argumentos legales más poderosos sobre otras consideraciones, como la libertad económica.
Y en algunas jurisdicciones, como Colombia, «si se puede demostrar que un derecho fundamental está en juego, básicamente se puede acelerar el caso en los tribunales. Así que eso se hace para decisiones mucho más rápidas», agrega.
Pie de foto,Costa Rica ha dictaminado que la matanza de ciertos animales en peligro de extinción es inconstitucional y, por lo tanto, ilegal.
Como mínimo, el derecho a un medio ambiente saludable ha ayudado a ralentizar los procesos de destrucción del hábitat, argumenta Rodríguez-Garavito.
Esto, particularmente durante el auge de las materias primas de la década de 2000, que empujó el precio de los metales a niveles sin precedentes, produciendo una presión casi insuperable para abrir las selvas tropicales y otros ecosistemas delicados a la minería.
«Si no hubiera habido una fuerte protección constitucional, apuesto a que tanto los derechos ambientales como los derechos de los pueblos indígenas habrían sido básicamente eliminados», dice Rodríguez-Garavito.
Por supuesto, esto no significa que la naturaleza esté suficientemente protegida en América del Sur: la deforestación continúa y la región sigue siendo la más mortífera para los activistas ambientales. Al igual que con otros derechos humanos, «hay una brecha en la implementación», señala.
Esa brecha también existe en Sudáfrica, donde el derecho se encuentra enclavado en su famosa y progresista constitución de 1996. Pero el país sigue siendo marcadamente desigual, tiene algunos de los aires más contaminados del mundo y muchas comunidades padecen enfermedades respiratorias.
A menos que las personas vayan a los tribunales, «no verás que se cumple ese derecho», dice Pooven Moodley, abogado de derechos humanos de Natural Justice, una organización sin fines de lucro que trabaja con comunidades locales en África para brindar apoyo legal en cuestiones de justicia ambiental.
Si bien hasta ahora no muchas comunidades han acudido a los tribunales, está comenzando a suceder cada vez más, dice.
«Es absolutamente clave, porque es algo a lo que podemos referirnos, algo que podemos (usar) para desafiar otras leyes o prácticas, ya sea por parte de los gobiernos o del sector privado», agrega Moodley.
A pesar de que la isla de Fiji adoptó la legislación ambiental en 2013, aún no se ha aplicado en los tribunales, tal vez porque las personas, en particular los grupos políticamente marginados, aún desconocen sus derechos o no pueden permitirse el costoso proceso legal, explica Kiji Vukikomoala, abogado que coordina la Asociación de Derecho Ambiental de Fiji.
Pero su organización ha visto un reciente aumento en el interés de las comunidades que buscan llevar estos asuntos a los tribunales.
«A medida que aumenten los impactos…creo que muchos más de nuestros ciudadanos pensarán en poner en cuestión estos temas», dice.
Pie de foto,A pesar de que la isla de Fiji adoptó la legislación ambiental en 2013, aún no se ha aplicado en los tribunales.
Moldear la mentalidad hacia la naturaleza
Hasta ahora, el derecho humano mediambiental probablemente ha tenido el mayor impacto en América Latina y otros países como India y Filipinas, donde los tribunales han tendido a ser más proactivos que los gobiernos para reparar el daño ambiental, dice Rodríguez-Garavito.
Europa, por otro lado, ha sido más lenta. En el puñado de países europeos que han adoptado el concepto, parece tener menos impacto en los tribunales.
Esto se puede explicar porque sus políticas ambientales son generalmente más fuertes, dice Laurence Gay, un experto en derechos humanos del Centro Nacional Francés de Investigación Científica en Aix, de la Universidad de Marsella.
En Eslovenia, por ejemplo, un país con abundante vegetación y amplios programas de reciclaje, el derecho puede haber influido en algunas de las políticas ambientales del país.
Pero su principal efecto ha sido moldear la mentalidad del país hacia la naturaleza, como lo demuestra su sistema educativo, que incluye amplios planes de estudio sobre sostenibilidad, dice la embajadora Sabina Stadler Repnik, representante permanente ante la ONU en Ginebra.
«La parte educativa de este derecho, creo, es más importante (y donde) podemos obtener logros más a largo plazo que simplemente acudir a los tribunales y litigar durante años y años», señala.
En algunos países europeos, cuando por primera vez se adoptaron estas legislaciones, muchos jueces debatieron inicialmente si los derechos ambientales constitucionales eran meros manifiestos políticos, dice Gay.
Pie de foto,La extracción de materiales deja profundas huellas en la tierra.
Pero cada vez más, «los jueces de más y más países tienden a rechazar tales posiciones y a reconocer sus efectos vinculantes».
Por ejemplo, en una demanda climática de alto perfil en Noruega, los grupos ambientalistas argumentaron que permitir la extracción de petróleo en el Ártico era inconstitucional.
La Corte Suprema dictaminó que el Estado tenía la obligación de proteger a los ciudadanos de los daños ambientales.
Sin embargo, el tribunal dictaminó que los permisos de perforación aún no infringían el derecho, en parte porque el Estado no debería ser responsable de las emisiones del petróleo que exporta.
Francia, sin embargo, ha dado un paso más.
La ley de «deber de vigilancia», introducida en 2017, responsabiliza a las empresas de prevenir las violaciones de los derechos humanos o del medio ambiente en todas sus cadenas de suministro, explica Sebastién Mabile, abogado medioambiental de la firma de servicios legales Seattle Avocats.
Evidentemente, el derecho a un medio ambiente saludable requiere algunos ingredientes adicionales para funcionar bien, entre ellos, la voluntad de hacer cumplir la ley.
Además necesita de sistemas judiciales libres de influencia política, algo de lo que no gozan la totalidad de los 110 países que cuentan con este derecho en sus constituciones.
Los derechos humanos son más efectivos cuando se combinan con otros derechos constitucionales y leyes que facilitan a las personas acudir a los tribunales y obtener información sobre sus derechos, agrega Jeffords.
Y la protección ambiental tiene que ir de la mano con otros derechos humanos, agrega Moodley, señalando a los gobiernos que han desalojado a las comunidades indígenas de las áreas protegidas en nombre de la conservación.
Pie de foto,En los últimos años, miles de personas se han manifestado alrededor del mundo pidiendo cambios en la política ambiental.
Sin embargo, cuando se utilizan correctamente, como en América Latina, los derechos constitucionales pueden proteger los derechos humanos y la naturaleza, y sin obstaculizar el desarrollo económico; Costa Rica se considera un país de ingresos medianos altos, y sus principales exportaciones son la electrónica, el software y el ecoturismo.
Más países están considerando adoptar pronto el derecho a un medio ambiente saludable, ya sea en sus constituciones o en la legislación general, incluidos Argelia, Gambia, Chile, Canadá y Escocia.
Pero algunos de los más ricos del mundo, como el Reino Unido, Estados Unidos, China y Japón, aún no lo han considerado oficialmente.
Mientras tanto, Boyd todavía aboga por el reconocimiento a nivel de la ONU, lo que podría obligar a más países a reconocerlo y fortalecerlo, y crear formas de hacer que los países rindan cuentas en el escenario internacional.
A menudo se dice que los derechos humanos tienen sus raíces en los errores.
La Declaración de Derechos Humanos de la ONU en 1948 surgió de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial. En aquel entonces, sus autores no podían prever una crisis ambiental global, ni una gran cantidad de investigaciones científicas que demostraran la importancia de la naturaleza para el bienestar humano.
Pero se podría decir que estos documentos están destinados a evolucionar y adaptarse a las nuevas amenazas para las personas.
«Si continuamos por el camino en el que estamos, entonces estaremos en serios problemas desde la perspectiva de los derechos humanos», dice Boyd.
«Debemos dar un paso adelante y tomar las acciones que sabemos que son necesarias y factibles para proteger y restaurar este hermoso planeta nuestro», concluye.
Con el fin de disminuir el manejo inadecuado de los residuos sólidos, una de los mayores problemas que afectan al ambiente, el Gobierno de la República, autoridades municipales y organizaciones no gubernamentales participaron esta mañana en el Lanzamiento del Plan de Acción para la Gestión Integral de Residuos, un documento que cumple la función de orientar y desarrollar un conjunto de acciones intersectoriales que coadyuven a la consecución de las metas planteadas en la normativa nacional en materia de Gestión Integral de Residuos.
Este plan busca impulsar soluciones a nivel regional, por medio de la coordinación interinstitucional de los entes involucrados, desde gobierno central hasta los gobiernos locales, incluyendo a diversos sectores con capacidad de transformar y reincorporar los residuos a la economía.
El presidente de la República, Carlos Alvarado junto al ministro de Salud, Daniel Salas y la ministra de Ambiente y Energía (MINAE), Andrea Meza, realizaron la presentación desde Casa Presidencial del plan y explicaron la vinculación directa de este con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente con el objetivo 11 relacionado a ciudades y comunidades sostenibles, con el Plan de Descarbonización en su eje 7 y con el Plan Nacional de Desarrollo y de Inversión Pública 2019-2022.
Esta guía se basa en tres ejes estratégicos que engloban las acciones intersectoriales:
Evitar y reducir residuos: incluye el impulso de los marcos normativos requeridos para el fortalecimiento de la gestión integral de los residuos, así como el fomento de la responsabilidad extendida del productor con metas específicas, la ejecución de estrategias de economía circular y actualización de reglamentación existente para rellenos sanitarios.
Separación y recolección selectiva: incluye acciones de participación ciudadana y comunicación, como talleres de buenas prácticas para los ayuntamientos, fortalecimiento de la temática de gestión de los residuos en los programas curriculares del Ministerio de Educación Pública, así como acciones periódicas de comunicación para la concientización.
Valorización y disposición final: abarcando el desarrollo del plan nacional de compostaje y la identificación de proyectos comunitarios exitosos que puedan ser replicables.
Paneles: institucional y municipal. Después de la presentación, se realizaron dos paneles virtuales: uno institucional y otro municipal en los que se presentaron los avances, experiencias y esfuerzos en el desarrollo de proyectos enfocados en la gestión integral de residuos.
Panel institucional. Estuvo compuesto por la viceministra de Aguas y Mares, Haydée Rodríguez; el presidente ejecutivo del Instituto de Desarrollo Rural (Inder), Harys Regidor; el director ejecutivo de la Dirección Nacional de Desarrollo de la Comunicación (DINADECO), Franklin Corella; y la docente de Gestión Ambiental del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), Karla Astorga.
Se presentaron balances de acciones como las siguientes:
Estrategia Nacional para la recuperación de cuencas urbanas 2020-2030, Ríos Limpios: La Estrategia es liderada por el Viceministerio de Agua y Mares del MINAE en conjunto con el AyA y más de 30 instituciones del Gobierno central, Gobiernos locales, sociedad civil, academia, empresa privada y organismos internacionales.
El objetivo es gestionar la recuperación de los ríos urbanos, mediante la implementación de acciones orientadas a mejorar el ecosistema y la calidad de vida de las personas en torno a las cuencas urbanas.
Guía Digital Reducción de Plásticos de un Solo Uso. Esta iniciativa es un esfuerzo conjunto entre el Instituto Nacional de Aprendizaje y el Viceministerio de Aguas y Mares y busca sensibilizar a la población general sobre los hábitos de consumo y soluciones para disminuir la generación de plásticos desechables o de un solo uso.
Programas Ecocomunidades. DINADECO con la participación de Asociaciones de Desarrollo Comunal y otros actores, lograron poner en marcha la creación de un programa institucional que permita la atención, manejo y procesamiento de residuos sólidos valorizables a nivel local con una participación de las Asociaciones de Desarrollo Comunal.
El INDER, con una inversión de más de ¢1.320 millones, está llevando a cabo una serie de iniciativas a lo largo y ancho del país para poder alcanzar las metas propuestas en el plan nacional de descarbonización en materia de gestión de residuos. Dentro de estas iniciativas destacan:
Proyecto Regional para la Gestión Integral de Residuos Sólidos de la provincia de Cartago + Desamparados.
Parque Tecnológico Socio Ambiental del Territorio Siquirres Guácimo (PATESA)
Planta para fabricar bloques de plástico reciclado en el cantón de Mora.
Parque Tecnológico Ambiental de Santa Cruz.
Equipamiento del Centro de recuperación y valorización de residuos de la Cooperativa de Servicios Ambientales (Coopeambiente) de Ciudad Quesada, San Carlos.
Construcción, remodelación y ampliación del Centro de Transferencias de Residuos.
Valorizables y Ampliación del Centro de Compostaje de la Municipalidad de Jiménez.
EcocomunidadesInauguración del Centro de Residuos Valorizables en Santa Cruz
Segundo panel. Conformado por la alcaldesa Municipal de Jiménez, Lissette Fernández; el alcalde Municipal de San Rafael de Heredia, Verny Valerio; la encargada de Gestión Integral de Residuos de la Municipalidad de Montes de Oca, Maybi Rojas; y el secretario técnico del Consejo Nacional Ambiental, Jorge Polimeni-, este segundo panel engloba los esfuerzos del régimen municipal para la gestión integral de residuos.
El Plan Nacional de Compostaje, que también forma parte de Plan del Gestión Integral de Residuos, busca tener una Costa Rica libre de materia orgánica en los rellenos sanitarios para el 2030 y generar mayor conciencia sobre el adecuado manejo.
Esto es fruto del trabajo de coordinación de diversas entidades estatales como el INA, IFAM, DINADECO, INDER, Ministerio de Justicia, Ministerio de Salud, Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), MINAE y el Consejo Nacional Ambiental.
De igual forma ha contado con el apoyo del Centro de Investigación en Contaminación Ambiental (CICA) y del Centro de Investigaciones Agronómicas (CIA) de la Universidad de Costa Rica (UCR), de la Asociación Costarricense de la Ciencia del Suelo, de la Red Costarricense para Disminución de Pérdida y Desperdicio de Alimentos del Instituto Tecnológico de Costa Rica y del PNUD Costa Rica.
En esta línea, la Municipalidad de San Rafael de Heredia presentó el proyecto “Compostaje Comunitario”, la Municipalidad de Jiménez “Compostaje Agropecuario” y la Municipalidad de Montes de Oca “Compostaje en Casa”.
El Plan –presentado este miércoles- fue desarrollado con la participación de distintos actores tales como: Ministerio de Salud, Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC), Consejo Nacional Ambiental, Dirección Nacional de Desarrollo de la Comunidad (DINADECO), Instituto de Desarrollo Rural (INDER), Instituto de Fomento Municipal (IFAM) así como las organizaciones Unión Nacional de Gobiernos locales (UNGL) y la Asociación Nacional de Alcaldías e Intendencias (ANAI). Mismas entidades que se constituyeron en una Comisión Multinivel para la ejecución y seguimiento de las acciones que involucra el plan.
Costa Rica cuenta con normativa vinculada directa o indirectamente con la gestión de residuos, además, en 2010 se publica la Ley No. 8839 “Ley para la Gestión Integral de Residuos”, la cual establece la competencia al Ministerio de Salud como ente rector en la materia y las responsabilidades de las municipalidades en la gestión de los residuos en su cantón.
El último informe del Observatorio mundial de los residuos electrónicos 2020, coordinado por la Universidad de las Naciones Unidas (UNU), confirmó que en todo el planeta se han producido 53,6 millones de toneladas de residuos electrónicos (Raees) provenientes de dispositivos que han quedado obsoletos. Aunque los datos pertenecen al registro de 2019, en ese trabajo se revela otro dato preocupante: solo 9,3 toneladas quedaron oficialmente documentadas como recicladas, lo que equivale al 17,4 por ciento del total. Lo alarmante es que casi el 95 por ciento de los componentes de estos desechos se puede reutilizar.
En Latinoamérica, Argentina es el tercer país productor de estos residuos con unas 120 mil toneladas al año, de las cuales el 40 por ciento termina en rellenos o basurales, el 50% sigue siendo almacenado en depósitos o en hogares y solo el 10 por ciento llega a ser recuperado. Una de las provincias que cuenta con una ley propia sobre tratamiento de estos residuos es San Luis, que logró sancionarla en la Legislatura en julio de 2014.
El único dato que se conoce en la provincia sobre basura electrónica lo aportó la Fundación Sodotec, que estima que por cada vivienda existen unos 7 kilos de basura electrónica.
Carlos González D’Alessandro es el presidente de esa ONG y explicó que estos residuos se vienen acumulando en el planeta luego de la aparición de “la ingeniería de obsolescencia, que se viene utilizando desde 1920 cuando las grandes empresas fabricantes de lámparas lumínicas pasaron de hacer bombitas que duraban tres mil horas a otras que lo hacían durante mil horas. Y esto se ha trasladado a todos los productos tecnológicos y al resto de las industrias». Y advirtió que «cuando adquirimos un producto tecnológico tenemos que saber que viene con una fecha de vencimiento, que cada vez va a ser más acotada en el tiempo”.
González D´Alessandro indicó que “la basura tecnológica tiene una característica fundamental: se puede reciclar hasta el 97 por ciento de sus componentes. Y si no lo hacemos es muy contaminante, porque un teléfono enterrado contamina 600 mil litros de agua durante los próximos 50 años. Es decir que un celular, con su batería y el resto de los minerales que trae como oro, plata, plomo y zinc, se puede recuperar”.
En esa fundación trabajan sobre tres ejes: generar conciencia, promover legislación a favor del cuidado del medioambiente e impulsar lo que se denomina economía circular. “El mundo está agotando sus recursos naturales como el petróleo, el oro, la plata o el litio. En algún momento se van a agotar. Por eso es tan importante trabajar con la tecnología y las nuevas formas de consumo de energías alternativas: solar, eólica o biogás», agregó. A su entender, ya no podemos seguir con este modelo que empezó hace 120 años, cuando el planeta tenía menos de 1.200 millones de habitantes. «En este período la humanidad ya agotó más del 50 por ciento de los recursos naturales y ahora somos 7.200 millones de habitantes”, reseñó.
Además, dijo que consiguieron promover ordenanzas municipales sobre tratamiento de Raees en los municipios de Juana Koslay, Unión y Merlo. Y que ahora trabajan con las municipalidades de San Luis, Villa Mercedes, Santa Rosa y Carpintería para lograrlo. También anunció que empezaron una campaña en la cual recolectan la basura tecnológica de las viviendas, de manera gratuita, y en acuerdo con unos viveros le entregan una planta a cada persona que dona sus residuos.
La empresa Ecochem se dedica al tratamiento y disposición final de residuos peligrosos, brinda servicios de laboratorio y asesoramiento ambiental. Pero también realiza el servicio de retiro de basura electrónica de algunas empresas y la destruyen. Juan Tello es uno de los operadores de la firma y contó que dentro del proceso de destrucción se realiza una separación de componentes porque algunos se pueden reciclar. Y a los que no tienen esa opción, se llevan a disposición final. «Algunas partes van enterradas y otras las pasamos por un proceso de encapsulado, que consiste en mezclar las que no sirven, porque liberan algún metal pesado, con cemento y lo usamos luego para construcción o refacciones edilicias en nuestra planta”, precisó.
Tello aclaró que el trabajo específico que hacen en el predio es el desarme de las piezas. Y lo que se reciclan son los componentes plásticos, que luego de realizar la separación se venden a las industrias que lo necesitan. «Nosotros no lo reutilizamos en ningún proceso propio. Lo reciclamos para luego venderlo por peso”, señaló. También contó que hacen el control y la trazabilidad de cada residuo que ingresa a la planta.
Tras sancionarse la Ley Provincial de Tratamiento de Raees, el técnico en Electrónica, Horacio Ulloque, formó durante tres años una sociedad con dos colegas informáticos para montar un emprendimiento de reciclado. Según contó, lo armaron por “un interés particular, pero nunca hicimos la comercialización de esos residuos”. Ahora se dedica a dar soporte informático a varias empresas, pero señaló que “en ese momento a esa basura electrónica se la consideraba residuo peligroso. En realidad no debería ser así porque el residuo electrónico es potencialmente peligroso. Aunque San Luis contaba con ley provincial, por aquellos años no tenía la reglamentación y por consiguiente no había políticas de Estado sobre este tema, como por ejemplo que el ámbito privado se viera obligado a tratar esos residuos”.
Dijo que durante el tiempo que funcionó Ecotronic, “mucha gente se acercaba a dejarnos sus residuos y agradecían que hubiera un lugar donde los trataran. Recuerdo que aparecíamos mucho en los medios y eso nos permitió generar mercado. Pero al no haber una exigencia para la industria que los produce, en algún momento dejó de ser rentable”.
El pasado 10 de febrero se realizó la Asamblea Anual de Socios, un evento en el que se discute el camino recorrido por nuestra Asociación en el último año; la situación actual, los proyectos futuros, y la conformación de la nueva Junta Directiva.
Contamos con una solidez financiera que es el resultado de una robusta gestión de residuos de parte de nuestros socios”
– Maureen Mora, Tesorera ASEGIRE.
En un 2020 marcado por la inestabilidad económica y la incertidumbre ASEGIRE logra salir adelante con nuevos asociados incorporados para un total de 83 compañías que confían en nosotros, y una solidez financiera idónea para iniciar el nuevo año.
Entre los principales asuntos discutidos con los representantes de las más de 33 empresas presentes en el evento estuvieron la reducción de costos, las mejoras de procesos contables – administrativos, la inversión en publicidad con el fin de tener una mayor presencia en el mundo digital, y el cierre del periodo con 628 toneladas gestionadas.
Además, se conversó la negociación de acuerdos de pago con aquellos asociados que se vieron forzados a cerrar sus operaciones durante 2020, los esfuerzos que se realizaron y los proyectos venideros en pro de mantener al equipo de trabajo de la Asociación, y las iniciativas de promover procesos de automatización y simplificación con un enfoque de reportería digital que facilite los procedimientos de gestión para nuestros asociados.
Otro de los más importantes puntos de la agenda fue la conformación de la nueva Junta Directiva que para este 2021 debía someter a votación los puestos de Secretaría, Tesorería, Vocales y Fiscalía. Los puestos de Presidencia y Vicepresidencia siguen en su cargo.
Estas son las personas elegidas para representar a las empresas asociadas en ASEGIRE:
Presidenta: Diana Corrales, GBM de Costa Rica, S. A.
Vicepresidente: Jorge Sánchez, Panasonic Centroamericana, S. A.
Secretaria: Marisol Araya, Control Electrónico, S. A.
Tesorera: Maureen Mora, Intcomex Costa Rica, S. A.
Vocal I: Allan González, GMG Comercial Costa Rica, S. A.
Vocal II: Jorge Leiva, Control Clima Refrigeración & AC, S. A.
Según el informe anual de la Organización Meteorológica Mundial, la concentración de dióxido de carbono CO2 en la atmósfera aumentó a cifras elevadas en 2019 y así permaneció durante la pandemia de 2020.
La caída en la actividad industrial a causa de la pandemia de coronavirus «no ha contrarrestado los niveles sin precedentes de gases de efecto invernadero» y las concentraciones de dióxido de carbono siguieron aumentando durante 2020 en todo el mundo, informó hoy la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
«La ralentización industrial debido a la pandemia de Covid-19 no ha contrarrestado los niveles sin precedentes de gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera, provocan la subida de las temperaturas y exacerban las condiciones meteorológicas extremas, la fusión de los hielos, el aumento del nivel del mar y la acidificación de los océanos», dijo en un comunicado la OMM, un organismo que depende de las Naciones Unidas.
Según su informe anual, la concentración de dióxido de carbono CO2 en la atmósfera aumentó a cifras elevadas en 2019 y así permaneció durante la pandemia de 2020.
El documento de la OMM analiza los datos del año pasado, aunque esta vez también presenta cifras sobre lo que está ocurriendo en este 2020 atravesado por la pandemia.
El año pasado, la emisión de CO2 pasó «un importante umbral» al superar 410 partes por millón, según el boletín de la OMM. En lo que va del año, y con la actividad industrial atravesada por las medidas de confinamiento a causa del coronavirus, se estima que las emisiones bajaron 17 por ciento. Sin embargo, el dato por sí solo no resulta alentador ni suficiente para generar un verdadero cambio.
«Las estimaciones preliminares indican una disminución de las emisiones anuales mundiales de entre el 4,2 y el 7,5 %. A escala mundial, una reducción de las emisiones de esa magnitud no permitirá reducir la concentración de CO2 atmosférico», sostuvo el organismo.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), una de las mayores organizaciones dedicas a este tema, recordó hoy que ya en el año 2014, el mismo informe de la OMM alertaba que «la influencia humana en el sistema climático es clara, y las emisiones antropogénicas recientes de gases de efecto invernadero son las más altas de la historia».
En agosto del año pasado, una investigación del IPCC, una oficina que depende de Naciones Unidas, advertía como las acciones individuales también podían ayudar a revertir el efecto invernadero ya que la «reducción del desperdicio de alimentos y en el consumo de dietas balanceadas para disminuirlo».
Hoy, por ejemplo, Greenpeace lanzó una campaña alertando sobre el consumo excesivo ante la llegada del llamado «Black Friday» y el bombardeo de ofertas y puso de relieve algunos datos: solo en 2019 se generaron 53,6 millones de toneladas de basura electrónica mientras que la industria de la moda es responsable del 8 por ciento de los gases del efecto invernadero.
Desde 1990 el forzamiento radiactivo total -que ejerce un efecto de calentamiento del clima- se ha incrementado en un 45 % a causa de los gases de efecto invernadero de larga duración. Cuatro quintas partes de ese aumento se deben al CO2.
«El dióxido de carbono permanece en la atmósfera durante siglos y aún más tiempo en los océanos. La última vez que se registró en la Tierra una concentración de CO2 comparable fue hace entre tres y cinco millones de años. La temperatura era entonces de 2 a 3 °C más cálida y el nivel del mar entre 10 y 20 metros superior al actual, pero no había 7.700 millones de habitantes», dijo el Secretario General de la OMM, el profesor Petteri Taalas.
«La pandemia de Covid-19 no es una solución para el cambio climático. Sin embargo, nos brinda una oportunidad para adoptar medidas de índole climática más sostenidas y ambiciosas encaminadas a reducir las emisiones hasta un nivel cero neto a través de una metamorfosis integral de nuestros sistemas industriales, energéticos y de transporte» – PETTERI TAALAS, SECRETARIO GENERAL OMM
Según la OMM, la emisión de gases aumenta a una velocidad «que no tiene precedentes en nuestros registros históricos. La reducción en las emisiones debida a las medidas de confinamiento no es más que una minúscula irregularidad en el gráfico a largo plazo. Tenemos que aplanar la curva de forma continuada», afirmó Taalas.
El documento de la OMM, elaborador en función a los registros que llevan una red mundial de estaciones meteorológicas, no sólo mide el efecto del dióxido de carbono, el mayor agente generador del calentamiento global. También resalta la preocupación por el aumento del gas metano ya que en 2019 su concentración en la atmósfera siguió elevándose 1.877 partes por mil millones (ppmm), esto es 160 por ciento más en comparación con a los niveles preindustriales (722 ppmm).
De todos modos, Taalas se mostró esperanzado en que la pandemia acabe por convertirse en el disparador para adoptar nuevas conductas: «La pandemia de Covid-19 no es una solución para el cambio climático. Sin embargo, nos brinda una oportunidad para adoptar medidas de índole climática más sostenidas y ambiciosas encaminadas a reducir las emisiones hasta un nivel cero neto a través de una metamorfosis integral de nuestros sistemas industriales, energéticos y de transporte», agregó.
Es que las emisiones antropogénicas, generadas por la quema de combustibles fósiles, se han ido acumulando y creciendo en la atmósfera desde la época preindustrial del siglo XVIII. Por eso, la OMM enfatizó en que sólo cuando estas emisiones se acerquen a cero se podrá notar un verdadero cambio en los agentes que causan el efecto invernadero.
La basura electrónica se está volviendo un problema cada vez más serio, tanto para el ambiente como para la salud humana. Además de que la mayor parte de esta no se recolecta y recicla adecuadamente, está el asunto de las sustancias peligrosas que contiene, como mercurio, hidroclorofluorocarbonos, clorofluorocarbonos y retardantes de llama bromados.
Bajo este contexto, Mint Innovation, firma tecnológica basada en Auckland, Nueva Zelanda, está desarrollando soluciones interesantes de reciclaje de electrónicos.
“Hemos desarrollado un proceso biológico para recuperar metales valiosos de materias primas extrañas y maravillosas, como los deshechos electrónicos”, declaró el director científico de la firma, Ollie Crush, a CNBC.
Una vez que los artículos son molidos hasta obtener una consistencia similar a la arena, lo que sigue es recuperar el material valioso, como el oro. Antes, las partes que no se disuelven en un proceso químico, se filtran.
Luego viene el trabajo de los microbios, que son agregados a la mezcla. Los átomos de oro se adhieren a ellos en un proceso llamado “absorción selectiva”, según Mint Innovation.
A continuación, los microbios recubiertos de oro se filtran; la pasta resultante se incinera y, posteriormente, se refina en sólido, con lo que se obtiene el oro “reciclado”.
Cameron Weber, profesor de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Auckland, le dijo a CNBC que casi el 50 por ciento del valor de los deshechos electrónicos proviene del oro que se usa en los circuitos.
En este sentido, es crítico idear métodos de separación y reciclaje, enfatizó el académico.
La compra de nuevas computadoras, laptops y celulares, usadas para el teletrabajo durante la pandemia, podrían aumentar la cantidad de basura electrónica en el país e incrementar el riesgo de exposición a sustancias altamente tóxicas, alertó la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en México Las dependencias estimaron que la generación de residuos electrónicos podría crecer en México 17 por ciento para 2026, cerca de 1.3 millones de toneladas (mdt) por año, por lo que hicieron un llamado de atención sobre la importancia del manejo adecuado de las más de 1.1 mdt de basura tecnológica que se generan actualmente por año, de las cuales al menos 460 mil toneladas tienen elementos peligrosos que hacen necesario su manejo diferenciado.
“El aumento en la compra de televisiones, computadoras y teléfonos móviles por el teletrabajo y la educación a distancia por covid-19, puede aumentar el riesgo de exposición a sustancias altamente tóxicas que representan alrededor de 6 por ciento de los residuos electrónicos, es decir, alrededor de 66 mil de toneladas anuales”, señaló en videoconferencia Ricardo Ortiz Conde, director general de Gestión Integral de Materiales y Actividades Riesgosas de la Semarnat. Este 6 por ciento de residuos generados cada año cuentan con materiales altamente contaminantes, como metales pesados, baterías y plásticos con retardantes de flama, los cuales pueden provocar graves daños a la salud y al medio ambiente, de acuerdo con el inventario nacional de residuos de aparatos electrónicos y eléctricos del proyecto Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP) del PNUD, creado para promover soluciones a este problema. ADVERTISING Te recomendamos… Mitad del Valle de México no cuenta con sucursales bancarias: CNBVPiratería virtual, más difícil de perseguir e identificar: Profeco Las entidades que cuentan con el volumen más alto de generación anual de toneladas de basura tecnológica son Baja California, la Ciudad de México y Jalisco, con 58 mil, 117 mil y 82 mil, respectivamente. Durante el Hot Sale 2020, la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO) reportó un incremento de hasta 75 por ciento en ventas de computadoras y laptops, en comparación con el año anterior, y para el Buen Fin prevé que más de 50 por ciento de los consumidores adquieran artículos electrónicos.
Disminuir la brecha digital y aportar a la economía circular son los principales objetivos de la campaña “Reutiliza”, que se puso en marcha durante octubre en algunas comunas de la Región Metropolitana. Esta iniciativa busca dar una segunda vida a aparatos electrónicos en desuso, los que en el contexto actual pueden ser de gran ayuda para muchas escuelas, cuyos alumnos tienen problemas para conectarse a las clases online.
La campaña, organizada por la empresa de tecnología y telecomunicaciones Entel, Kyklos y el Centro Inclusivo de Reciclaje (CiR), tiene como objetivo recuperar aparatos electrónicos a nivel nacional para reacondicionarlos y donarlos a estudiantes de escuelas que hoy lo necesitan. Además, cuenta con el apoyo del Ministerio de Desarrollo Social, Fundación País Digital, Fundación Ingeniería Sin Fronteras, la Embajada de Estados Unidos y la Escuela de Gobierno UC.
La iniciativa es particularmente relevante en el escenario de crisis sanitaria, donde implementar las clases online ha sido un arduo desafío, especialmente para las escuelas más necesitadas. La pandemia ha dejado aún más en evidencia los problemas asociados a la brecha digital que todavía existe en Chile.
Así lo demostró una encuesta de Educación 2020, que identificó una brecha significativa en la percepción de los alumnos respecto al desarrollo de su autonomía durante la pandemia por parte de estudiantes de establecimientos municipales (50%) en comparación con alumnos de establecimientos particulares pagados (76%). Asimismo, dio cuenta de que si bien el 76% de los establecimientos ha podido implementar con relativa eficacia estrategias digitales para la educación a distancia, la posibilidad de digitalización es mayor para establecimientos particulares subvencionados (84%) que para los municipales o públicos (66%).
Adicionalmente, según un estudio de Criteria, en los grupos socioeconómicos D y E apenas un 38,2% de la población cuenta con computador, cifra que aumenta a un 64% en el segmento C2-C3 y en un 92,9% en el ABC1.
“Hemos visto cómo esta crisis ha evidenciado la brecha digital, especialmente cuando hablamos de educación a distancia. Desde que comenzó la pandemia hemos estado atentos a las oportunidades de colaboración; en Entel hemos hecho grandes esfuerzos para donar conectividad y, en este caso, contribuir, no solo a la economía circular, sino también a disminuir la brecha digital a través de la reparación y entrega de aparatos tecnológicos”, señala la directora de Sustentabilidad de Entel, Jimena del Valle.
La falta de herramientas en algunos sectores del país ha dejado a miles de estudiantes sin la posibilidad de acceder a clases en línea en este período, en que muchos establecimientos continúan utilizando la teleducación para que los alumnos no solo puedan continuar con sus estudios, sino también estar en contacto con sus amigos.
Campaña “Reutiliza”
“Reutiliza” consiste en la habilitación de un sitio web, donde pueden inscribirse para donar sus notebooks, computadores, tablets y smartphones en desuso, y solicitar su retiro a domicilio residentes de las comunas de Lo Barnechea, Peñalolén, Huechuraba, La Florida, Las Condes, Vitacura, Providencia, Ñuñoa, La Reina, Santiago, Macul, Independencia, Estación Central, Recoleta y San Joaquín.
Además, en octubre se dio inicio a la primera etapa de la campaña a nivel nacional, con lo que personas de La Serena, Viña del Mar, Rancagua, Curicó, Talca, Los Ángeles, Temuco y Valdivia (esta última cerrada actualmente por la pandemia) podrán donar los aparatos electrónicos en contenedores habilitados en las respectivas municipalidades y otros puntos públicos. De acuerdo a lo informado por Entel, la iniciativa se extenderá pronto a otras ciudades del país, la información se actualizará con fechas, ciudades y ubicaciones en http://www.entel.cl/reutiliza.
La empresa nacional Fortech, con sede en Cartago, obtuvo el segundo lugar en el Primer Concurso Latinoamericano de Movilidad Eléctrica gracias a su iniciativa para el tratamiento de las baterías de litio una vez que finalizan su vida útil, mismas que alimentan los autos eléctricos.
El lugar de honor en el concurso fue para el proyecto Powerlock, del chileno Julián González, consultor sénior de la empresa Hinicio.
Como parte del jurado estuvo la también costarricense Mónica Araya, líder experta en movilidad sostenible de la región.
Fortech es una empresa especializada en la economía circular y la disposición de desechos peligrosos como aceite dieléctrico, baterías y otros residuos electrónicos.
Demasiados residuos electrónicos continúan eliminándose en el contenedor de basura, se mezclan con chatarra metálica, se exportan ilegalmente o se manipulan de forma irregular, según un informe de Unitar.
Muchos residuos electrónicos se siguen eliminando de forma inadecuada. Foto: RESIDUOS PROFESIONAL
La mayoría de los Estados miembros de la Unión Europea no alcanzan los objetivos de recogida de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) establecidos para 2019. En un informe que se dará a conocer el próximo 24 de noviembre y en el que se investigan las razones por las que los objetivos son aparentemente tan de alcanzar, el Instituto de las Naciones Unidas para Formación Profesional e Investigaciones (Unitar) señala que hay una enorme cantidad de RAEE recogidos de los que no se informa.
El estudio afirma también que todos los actores que pueden influir en las tasas de recogida deben responsabilizarse, y no sólo los esquemas de responsabilidad ampliada del productor (RAP) y los fabricantes a los que representan. Además, un documento prospectivo basado en la investigación de Unitar y producido por el WEEE Forum -uno de los principales representantes de las organizaciones de responsabilidad de los productores en todo el mundo-, esboza los fundamentos de un nuevo enfoque político que considera necesario para aumentar la recogida de RAEE notificada. La investigación y sus conclusiones, junto con este documento, se analizarán más a fondo en un seminario web que se celebrará también el 24 de noviembre
En 2002 entró en vigor la legislación de la Unión Europea destinada a fomentar la gestión ambientalmente de los residuos electrónicos. En ella se responsabilizó a los Estados miembros de alcanzar los objetivos de recogida de RAEE, y se exigió a los productores de productos electrónicos que financiaran su gestión. Diez años más tarde, se reformuló la Directiva exigiendo que, a partir de 2019, la tasa mínima de recogida que debía alcanzarse anualmente fuera el 65% del peso medio de los aparatos eléctricos puestos en el mercado en los tres años anteriores, o bien el 85% de los RAEE generados.
En la actualidad, sin embargo, se elimina una cantidad excesiva de residuos electrónicos en los contenedores de basura general.
Todos los Estados miembros han puesto en práctica la legislación de la UE. Durante este tiempo se han hecho enormes progresos para afrontar el reto. Por ejemplo, entre 2005 y 2018 se notificaron 48 millones de toneladas de RAEE recogidas en la UE. Sin embargo, tras tantos años de esfuerzos concertados, la mayoría de los países no han alcanzado los objetivos de recogida para 2019.
DEMASIADOS RAEE AÚN SE GESTIONAN DE FORMA INADECUADA
Los productores y los esquemas de RAP, así como otros agentes de la cadena de valor, han realizado importantes esfuerzos para comprender mejor por qué es tan difícil alcanzar los objetivos de recogida incrementados y hacia dónde se dirigen los RAEE no documentados. Así, en la actualidad, demasiados residuos electrónicos se eliminan en el contenedor de resto, se mezclan con chatarra metálica, se exportan ilegalmente o se manipulan de forma irregular.
Según Kees Baldé, autor principal del informe de Unitar, «uno de los principios clave de la legislación sobre los RAEE debe ser que todos los agentes que pueden influir en las tasas de recogida deben asumir su responsabilidad, cooperar y tener acceso a los RAEE que se generan».
Basándose en esta investigación, el WEEE Forum propone en su documento «una definición mejorada de la responsabilidad ampliada del productor y el papel de todos los agentes», para que aumenten las toneladas oficiales notificadas, y que los Estados miembros introduzcan una serie de medidas de apoyo que actúen como catalizador para la mejora. Sin embargo, se sigue señalando que esas medidas de apoyo no son una garantía para alcanzar los objetivos de recogida y que hay una serie de fundamentos que deben incluirse en un nuevo enfoque de la política de gestión de RAEE.
Pascal Leroy, director general del WEEE Forum, afirma que «es necesario realizar una evaluación constructiva sobre la adecuación de los objetivos de recogida. Teniendo en cuenta las casi dos décadas de aplicación de la legislación sobre los RAEE y la naturaleza cambiante de los aparatos eléctricos y electrónicos que salen al mercado, esta evaluación garantizará que el enfoque de los RAEE se actualice y sea más eficaz ahora y en el futuro. Esto es válido para cualquier país que actualmente tenga o esté planeando introducir una responsabilidad ampliada del productor en el sector y nuestras recomendaciones son igualmente aplicables fuera de la UE».
Entre los oradores y panelistas del evento WEEE Flows del próximo 24 de noviembre estarán Thomas Lindhqvist, a quien se le atribuye la introducción del concepto de RAP, así como Mattia Pellegrini de la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea. A ellos se unirán representantes de los esquemas de RAP y del sector manufacturero que discutirán sobre la situación actual y la visión que el WEEE Forum presenta en su documento.
La pandemia está cambiando nuestra manera de comprar. Según el índice de compras de Saleforce, desde el estado de alarma y hasta el final de la desescalada, las compras online aumentaron un 67 % en España (un 71 % a escala global).
Parece claro que el comercio electrónico genera valor al consumidor porque es rápido, cómodo y conveniente. Teniendo en cuenta los descuentos que se ofrecen, puede ser también más barato.
Pero ¿genera valor social el comercio online? ¿Mejora el bienestar social? Los consumidores parecen pensar que sí, según un estudio de varias universidades para Asedas. Sin embargo, solo 2 de cada 10 son conscientes del impacto ambiental que generan las compras a través de internet.
Todo lo que hacemos genera un impacto ambiental; no es posible vivir sin consumir recursos. Cuando evaluamos el impacto del comercio online, lo hacemos comparándolo con el impacto de otras formas alternativas de compras.
MÁS EMISIONES Y CONGESTIÓN URBANA
Los trabajos que analizan el impacto ambiental del comercio electrónico identifican tres fuentes de impactos: transporte, almacenamiento y empaquetado. A estos tres podríamos añadir el impacto ambiental de los servidores empleados para hacer y recibir pedidos, aunque sobre esto no diremos mucho en esta nota.
En el transporte, el comercio a través de internet cambia los impactos de la última milla, el último tramo en la cadena de distribución. El modelo con menos emisiones sería un individuo que va caminando a comprar los productos que necesita.
En oposición, el modelo de reparto puerta a puerta usando camiones genera más emisiones y aumenta la congestión urbana, porque ese vehículo gasta más carburante y hace frecuentes paradas en los centros urbanos. Al impacto de la entrega, debemos sumar las entregas fallidas y las devoluciones que hacen repetir el círculo de emisiones y congestión.
Por tanto, un modelo de entregas usando otros vehículos menos contaminantes reduciría las emisiones. Todavía se reducirían más con el uso de bicicletas, pero esto exige repensar el diseño de la red de distribución. Se está experimentando con otros modelos de entrega usando drones (como el proyecto Prime Air de Amazon).
LA ENTREGA CENTRALIZADA, ¿UNA SOLUCIÓN?
Igualmente, en modelos de entrega centralizada (donde los productos se entregan en un punto de recogida al que acude el consumidor) las emisiones se reducen. Estos modelos no solo centralizan la recogida de pedidos, sino también la entrega de los paquetes.
Una de las razones por las que se multiplican las emisiones es que los consumidores piden productos a diferentes plataformas o, incluso si es la misma, los envíos no se centralizan por hogar, sino por proveedor.
Cuando las entregas se centralizan en un punto de recogida al que acude el consumidor, se reducen las emisiones asociadas a estas múltiples entregas. Sería el equivalente a un cliente que compra todo lo que necesita en una única visita al establecimiento.
La innovación en modelos compartidos de recepciones y entregas puede llegar a ser una alternativa al modelo puerta a puerta.
EL PAPEL DEL ALMACENAMIENTO Y EMPAQUETADO
La segunda fuente de impactos son los almacenes. Por un lado, contar con almacenes más grandes hace que el impacto por unidad de producto servida se reduzca. Por otro lado, la complejidad de la gestión de envíos aumenta los costes ambientales asociados a cada entrega.
La tercera fuente de impacto, quizá la más visible para el consumidor, es el empaquetado. Si ha hecho usted alguna vez un pedido se habrá sorprendido de ver una caja de 50 cm que protege un objeto de 10 cm.
El uso de cartón y plástico para proteger los envíos genera impactos asociados a su producción y aumenta los residuos generados en las compras, especialmente cuando los comparamos con las bolsas reutilizables y reutilizadas de las tiendas físicas.
Y no solo es ineficiente el empaquetado por unidad de producto, sino que el hecho de que no se centralicen los envíos por hogar hace que se multiplique el uso de cartón porque cada objeto viene con su propio empaquetado.
HACIA UN EMPAQUETADO MÁS SOSTENIBLE
En esto sí parece haber consenso social: una mayoría de consumidores querría que se unificara el empaquetado de los pedidos, que se reduzca al mínimo el empaquetado y poder elegir el material del empaquetado, según un estudio realizado por Ihobe, Ecoembes y AECOC en 2019.
La presión de la Unión Europea por la circularización del empaquetado y la investigación en nuevos materiales compostables o ingeribles puede aligerar la presión que el empaquetado le pone al planeta.
En definitiva, en zonas urbanas, donde existen establecimientos a los que acudir andando para resolver las necesidades materiales de la vida, la compra en tiendas físicas genera menos emisiones.
En zonas rurales puede ocurrir lo contrario: es preferible un solo camión recorriendo la distancia para hacer las entregas a 10 hogares, que 10 hogares recorriendo en coche la distancia al punto de venta, si este no se encuentra en el municipio.
Si el comercio electrónico va a seguir creciendo, tenemos una oportunidad para diseñarlo de manera que sea una fuente de valor para todos los agentes de implicados, especialmente para los más afectados por la crisis: para los pequeños productores, que pueden tener en el comercio online una puerta de entrada al mercado, ya que les es imposible entrar en las grandes cadenas; para los repartidores y, por último, para los consumidores que no tienen acceso fácil a tiendas físicas.
Es fundamental diseñar un modelo de comercio online que ponga por encima de cualquier consideración la sostenibilidad ambiental. Si agotamos las materias primas y aumentamos la temperatura media de la tierra, ninguno de nosotros tendrá posibilidades de seguir produciendo o comprando en este planeta.
La Hackathon TRANSFORMA Residuos en Recursos, organizado por la Fundación Costa Rica Estados Unidos de América para la Cooperación, la Cooperación alemana para el desarrollo GIZ y la Dirección de Cambio Climático, con el apoyo de Impact Hub San José, presentó a los ganadores donde compitieron cinco equipos.
El primer lugar lo obtuvo el equipo [CTRL]+Z, mediante al diseño de una solución modular que se puede implementar por etapas. En primera instancia, se enfocará en los datos relacionados a la recolección de los residuos sólidos, dando soporte a la gestión municipal y brindando al Ministerio de Salud información confiable y una mayor trazabilidad.
La solución digital integra tres componentes: un sistema de información geográfica, un sistema IoT de pesaje a bordo y una aplicación que registrará la información sobre el recorrido de recolección y el peso de los residuos recolectados.
El equipo tendrá la oportunidad de desarrollar su prototipo, tras ser premiado con 20 horas de asesoría técnica para la fase de pre-incubación de la solución, además de la compra de productos tecnológicos por $1.500. El equipo podrá recibir capital semilla al finalizar el proceso de pre-incubación.
En segundo lugar quedó Datamorfosis, con una propuesta de una plataforma digital de comercialización justa de residuos, dirigida a los centros de recuperación para crear enlaces de negocio y fortalecer su capacidad logística y operativa.
Y finalmente, el tercer lugar corresponde a GreenBytes, quienes desarrollaron una herramienta enfocada en facilitar y optimizar los procesos de consulta del Ministerio de Salud hacia los diferentes actores de la gestión de residuos.
El segundo y tercer lugar se premiaron con la compra de productos tecnológicos con un valor de $1.000 y $500 respectivamente.
comunicación se nos ha vendido como una solución ambientalmente amigable. Reducir o eliminar el uso de toneladas de papel de origen vegetal. Minimizar los traslados mediante el teletrabajo o las reuniones a distancia. Menos espacio de almacenamiento. Mayor eficiencia energética. Son solo algunas de sus ventajas.
Pero ese Reino de Narnia, de perfección medioambiental, se va de bruces cuando se tropieza con la realidad de los efectos adversos. La buena noticia es que para sacar todo el provecho ecológico a las herramientas digitales -y tienen mucho que ofrecer- basta con una poca de inventiva, trabajo en equipo y voluntad. Esto último es la más importante, y es tarea de todos.
La crisis de la chatarra tecnológica
El mayor problema que supone el uso de la tecnología digital es la chatarra que produce. Toneladas de viejos dispositivos terminan en vertederos en todo el mundo. Se trata de plásticos, aleaciones, metales y otros compuestos. La mayoría no son biodegradables. En muchos casos resultan altamente contaminantes.
Es un problema creciente. La ONU lo llamó el “tsunami de la basura electrónica”. Se trata de una avalancha que amenaza con cubrir la Tierra. Tan solo el año pasado los consumidores globales desecharon 53,6 millones de toneladas de dispositivos electrónicos. Este volumen marcó un aumento del 20% en el último quinquenio. Solo el 17,4% se pudo reciclar de manera sustentable.
El problema comienza con una acción muy simple y -en apariencia- inocua. Cambiamos nuestro móvil por uno más rápido y con mayores prestaciones. Nos permite hacer más tareas desde casa y ayudamos al medio ambiente. Pero, ¿y nuestro viejo dispositivo? Se suma al tsunami de basura electrónica.
Hace falta muy poco y se puede lograr mucho
Lo cierto es que los móviles, los ordenadores, las portátiles, los teclados, cafeteras, controles remotos, los televisores… todos estos productos son reciclables en casi un 90% de sus partes. Sin embargo, solo el 20% de los desechos electrónicos en el mundo se recicla.
El asunto es muy simple. La mayoría de los dispositivos electrónicos cuenta con el potencial para tener una vida circular. Pero la sociedad prefiere darles una vida lineal. Y aquí no se trata de hacer grandes sacrificios. No debemos renunciar a la tecnología ni a nuestro estilo de vida. A lo que único que debemos renunciar es a la inercia ambiental.
Obvio, mientras nos decidimos a actuar el problema se acrecienta. El gran el tsunami de la basura tecnológica se nos viene encima. Son 10,1 millones de toneladas cada año. Y China ocupa el primer lugar en la inefable lista de los mayores productores de desechos tecnológicos. Le siguen Estados Unidos, (6,9 millones de toneladas) y la India (3,2 millones).
Europa no está muy lejos. El continente también es un gran contribuyente al crecimiento del tsunami de la basura electrónica. Se calcula que la UE producirá 1,2 millones de toneladas en 2020.
Pandemia de basura tecnológica
Y hay otra mala noticia. Los confinamientos a causa de la pandemia de la COVID-19 incrementaron el uso de dispositivos electrónicos. Los ambientalistas se mostraron inicialmente optimistas, debido a que el menor uso del transporte podría contribuir a reducir las emisiones de CO2, por ejemplo. Pero mantenernos conectados y activos ha hecho que se incremente la basura tecnológica y el tsunami crezca aún más.
Las estimaciones de la ONU indican que sin una intervención adecuada es probable que hacia 2050 el mundo supere los 120 millones de toneladas anuales de desechos electrónicos.
El Foro Económico Mundial, estima que cada año se descarta el equivalente a 5.000 torres Eiffel en basura electrónica. En 2017 el 90% terminó como relleno sanitario, incinerado o inmerso en el tráfico ilegal de desechos.
¿Por qué no se hace más?
Al revisar estas cifras, cabe preguntarse por qué no se hace algo al respecto. Ralentizar el cambio climático requiere enormes reducciones de emisiones de CO2. Las acciones necesarias para alcanzar esos niveles tendrían un enorme impacto en términos económicos. En cambio, la lucha conta el tsunami de la basura tecnológica solo requiere reciclar.
Una gran ironía. más bien de un tsunami de ironías que se acumulan una sobre otra. Los países ricos exportan gran parte de sus desechos electrónicos a las naciones en desarrollo. En concreto, Europa occidental, América del Norte, Japón, Corea del Sur y Australia son los principales exportadores. Mientras, la India, China, Vietnam, Senegal, Ghana, Nigeria, Costa de Marfil, Egipto, Brasil y México son importadores.
Muchos de estos desperdicios terminan por acumularse en vertederos. Los metales tóxicos se filtran y penetran en las aguas subterráneas y en las cadenas alimentarias. Una situación ambiental que amenaza la salud humana y de la naturaleza.
Y aquí viene la primera gran ironía. Esa basura tecnológica está formada por compuestos de alto valor. Son en su mayoría metales difíciles de obtener. Equivalen a 53.000 millones de euros anuales. Mucho más que el producto interno bruto de la mayoría de los países.
La segunda ironía es que esa fortuna termina desperdiciada en algunos de los países más pobres del mundo. Estas naciones se ven obligadas a recibir esos desechos y sufrir sus efectos contaminantes para tratar de apoyar sus maltrechas economías. Y lo cierto es que el valor de esos materiales -si se reciclaran- sería mucho más beneficioso en términos financieros. Y causarían mucho menos daño ambiental o sanitario.
Otra ironía. En los teléfonos y las computadoras se encuentran metales preciosos. Varios de esos elementos están entre los más escasos de la tabla periódica. Existe una seria amenaza de que se algunos agotarán en el próximo siglo, y otros en las próximas décadas. Y aún así los desechamos.
Efectos colaterales
Es cierto que la solución no es tan simple. El modo en que actualmente se extraen y reciclan estos metales requiere de operaciones a gran temperatura y con químicos tóxicos, lo cual a su vez daña el medioambiente. Se trata principalmente de la pirometalurgia y la hidrometalurgia.
Sin embargo, hay algunas tecnologías alternativas, como por ejemplo la biolixiviación. Un método utiliza microbios para extraer metales de los minerales. Los microorganismos modifican químicamente el metal, lo cual lo libera de la roca circundante. De esta manera, puede ser aislado y purificado. La biolixiviación requiere muy poca energía y deja una huella de carbono muy pequeña. Tampoco utiliza químicos tóxicos, por tanto respeta el medio ambiente y es segura.
Ya se ha probado en la extracción del cobre de las placas de circuitos informáticos desechadas. Se lo logró reciclar en láminas de alta calidad. Una desventaja de la biolixiviación es la lentitud en comparación con los demás métodos. Pero la ingeniería genética ya ha demostrado que se puede mejorar la eficiencia de estos microbios en el reciclaje ecológico.
De nosotros depende
Un elemento adicional en este tsunami de la basura electrónica es la obsolescencia programada de los dispositivos digitales. Un nuevo móvil, tableta u ordenador portátil llega muchas veces al mercado con un acta de defunción por adelantado. Al comprarlo, sabemos de antemano cuando tendremos que desecharlo.
Aquí se requiere de una mayor conciencia de empresas y consumidores. Las primeras deben ver más allá de las ganancias a corto plazo. Vender una generación tras otras de dispositivos, ofreciendo “un par de píxeles o de gigabytes más” no es la única forma de hacer dinero. Al contrario, cuando estas herramientas tienen una mayor vida útil, se facilita que lleguen a mercados más amplios, con lo que se pueden maximizar los ingresos, sin necesidad de generar más desechos contaminantes.
Y los consumidores también tenemos mucho que aportar. Decantarnos por el uso de dispositivos más duraderos. Exigir buenas prácticas a las empresas fabricantes. Sacar el mayor provecho a nuestros dispositivos antes de cambiarlos por otro con unas prestaciones que jamás vamos a utilizar.
Frenar el crecimiento del tsunami de la basura electrónica requiere de trabajo en equipo. Es bueno que nos lo pensemos antes de cambiar el próximo móvil, solo para alardear del nuevo. Meditemos antes de actuar. No tenemos una sociedad que impresionar, sino un planeta que salvar.
kölbi, marca de telecomunicaciones comercial del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), lanzó la campaña “Dandö & dandö el planeta sale ganando”, la cual busca promover el reciclaje de los celulares y sus componentes.
De 2008 a la fecha, el programa Reciclamóvil ha logrado disponer de manera correcta de 17.100 kilos de residuos celulares, que se han recolectado en los contenedores ubicados en las agencias y las tiendas del Instituto.
“Los celulares incluyen materiales que son potencialmente dañinos para el ambiente, por lo que no deben desecharse como residuos comunes en los hogares. Con esta nueva campaña, kölbi quiere concientizar a los costarricenses sobre su adecuado tratamiento”, indicó Isaac Vargas, de la Unidad de Productos y Servicios de Telecomunicaciones.
El 90% de los componentes de un celular pueden ser reutilizados tras cumplir su vida útil. Los materiales que más se aprovechan son el plástico y el metal.
En España generamos alrededor de un millón de toneladas de residuos electrónicos
Oro, platino, cobre, paladio… Para obtener estos y otros minerales presentes en muchos aparatos electrónicos no solo hace falta excavar y procesar los materiales, sino también emplear ingentes cantidades de agua o energía. Un reciente estudio ha concluido que recuperarlos a partir de los residuos tecnológicos que generamos sale hasta 13 veces más barato que extraerlos de yacimientos naturales.
El 2017 se cerró con un nuevo récord de basura electrónica generada a nivel mundial: según un informe de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (IUT), los denominados residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) superaron los 46 millones de toneladas el pasado año, una cantidad de chatarra equivalente a 4.500 veces los materiales que componen la torre Eiffel de París. Las predicciones apuntan que la cifra ascenderá hasta los 50 millones de toneladas en 2018.
El mismo trabajo, con datos de la Universidad de Naciones Unidas (UNU), señalaba que solo alrededor de un 20 % de todo ese montón de basura tecnológica se recicla. Pero estos porcentajes, que ya resultan preocupantes, solo nos muestran una cara de la gestión ineficiente de los recursos. ¿Por qué no cambiar de punto de vista y hablar de cantidades de dinero?
Desde esta otra perspectiva también se han aportado cifras interesantes. Como que al no aprovechar los materiales recuperables de los residuos electrónicos podemos llegar a perder 55 billones de euros al año. O que, según otro estudio publicado este mes en la revista Environmental Science & Technology, sale 13 veces más caro extraer de la tierra los minerales para fabricar nuevos dispositivos que obtenerlos a través de minería urbana, es decir, recuperarlos a partir de los usados.
Los electrodomésticos, ordenadores, móviles y resto de aparatos que tiramos, almacenamos o llevamos, en el mejor de los casos, a lugares habilitados para su recogida, guardan cierta cantidad de hasta 60 elementos de la tabla periódica, muchos recuperables. Entre ellos se encuentran desde metales preciosos como el oro, la plata, el cobre, el platino y el paladio a metales pesados como el oro y el aluminio.
Cobre, oro y aluminio por un tubo
El tubo catódico de un televisor de los de toda la vida, por ejemplo, contiene alrededor de 450 gramos de cobre, más de 250 gramos de aluminio y en torno a medio gramo de oro. Los autores del trabajo más reciente, investigadores de las universidades Tsinghua (China) y Macquarie (Australia), analizaron los datos de ocho empresas de reciclaje chinas para calcular el precio de obtener cobre y oro a partir de estas piezas por minería urbana.
La mayor parte de la basura electrónica del país asiático son televisores, acumulados por largo tiempo en hogares y oficinas e introducidos en el sistema de gestión de residuos a partir del 2011, cuando entró en vigor la legislación sobre el reciclaje de los desechos tecnológicos en el territorio.
Como gastos de estas compañías, cubiertos por subsidios públicos y por los retornos de la venta de las sustancias y componentes recuperados, los expertos consideraron los costes de recoger la basura, la mano de obra, la energía consumida, los materiales y el transporte, así como del equipo y de los edificios e instalaciones.
De acuerdo a otro paper de investigadores españoles, para producir un ordenador se consume una tonelada de recursos y unos 44,4 kilogramos en el caso de un teléfono móvil de apenas 80 gramos de peso. Más de la mitad son materias primas empleadas en su fabricación, como los llamados “minerales de conflicto” —cuya extracción está controlada por grupos armados o se produce en nefastas condiciones de trabajo—, entre los que figuran el tantalio, el wolframio, el estaño, el oro o el cobalto.
Así, para obtener las 226.000 toneladas de materiales necesarias para fabricar todos los smartphones en circulación en el año 2013, se excavaron y procesaron 450 millones de toneladas de roca, de acuerdo a los cálculos del investigador de la Universidad de Nottingham Samuel Kingman. Los materiales obtenidos pasan por refinerías y fundiciones antes de llegar a manos de los fabricantes de componentes tecnológicos como chips, placas base, condensadores y semiconductores. En el camino, además, se consumen ingentes cantidades de agua, químicos y combustibles empleados en la extracción, transporte y fabricación.
Los científicos chinos y australianos no solo concluyeron que la minería urbana es más barata que todos estos procesos asociados a la extracción de los recursos vírgenes, sino que su precio disminuye año a año como consecuencia de la evolución de la industria y la creciente automatización de las operaciones.
Según sus estimaciones, el coste de recuperar un kilogramo de cobre a partir de residuos electrónicos disminuyó de 6,7 dólares (unos 5,4 euros) en 2010 a tan solo 1,68 dólares (1,4 euros) en el 2015 y de 8438 dólares (6840,7 euros) a 1591 (1289,8 euros) en el mismo periodo en el caso del oro. En contraposición, estimaron que el gasto necesario para extraer un kilogramo de cobre en la naturaleza se sitúa entre los 0,8 dólares (0.65 euros) y 1,6 dólares (1,3 euros), según el método empleado, y alrededor de 33.404,6 (27081,28 euros) para el oro.
Una vez añadieron a la ecuación los subsidios del Gobierno y los ingresos obtenidos de vender los metales recuperados, el coste total de reciclar el cobre y el oro de los tubos catódicos de los televisores era 13 veces menor que el de obtenerlos de los recursos vírgenes. Una conclusión a tener en cuenta a la hora de considerar la minería urbana como una verdadera alternativa a la tradicional en la fabricación de dispositivos electrónicos.
Si bien los investigadores reconocen que sus resultados están limitados a un caso concreto, “indican una tendencia y un potencial si se aplica a un rango más amplio de fuentes de basura electrónica y metales extraídos”, subrayan. Extender el análisis a otros minerales y otros países tendría un impacto positivo en la gestión de residuos electrónicos y su recuperación a nivel global.
La ONU habla en uno de sus objetivos de Desarrollo Sostenible sobre la necesidad de «garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles» que, en el caso de los RAEE, se traducen en la gestión ecológicamente racional de los productos químicos y los desechos a lo largo de todo su ciclo de vida. Es aquí donde entra en juego el concepto de economía circular, basado en el aprovechamiento de los materiales provenientes de productos reciclados y la disminución de la dependencia de la industria de la extracción de recursos vírgenes.
El estudio no solo ayuda a explicar el boom que está experimentando el sector de la gestión y recuperación de minerales, sino también la importancia de que los Gobiernos dediquen subsidios a esta actividad para que sea rentable y para evitar la acumulación de basura tecnológica acumulación de basura tecnológica que causa problemas tanto para medio ambiente como para la salud pública.
La preocupación por el medio ambiente y la necesidad de atender los efectos de la crisis climática han generado la proliferación de nuevas aplicaciones móviles que tienen objetivos como ayudar a reducir la huella de carbono o buscar fuentes de agua en la ciudad ubicadas cerca del usuario. Inducir a la ciudadanía a la reducción de entre un 10 y un 20 % de la huella de carbono es el objetivo de «The Planet App», una nueva aplicación móvil disponible desde el pasado mes de junio, con la que se puede calcular las emisiones de CO2 que genera cada estilo de vida. El cofundador del proyecto, Manuel Pinilla, explica a Efe que tras caracterizar la huella de carbono en esta plataforma, la aplicación ofrece la posibilidad de “comprometerse con hábitos de vida más sostenibles”, mediante el seguimiento de la adquisición de estas rutinas, así como del impacto de emisiones que supone. A través de un breve cuestionario, el usuario puede calcular las emisiones que genera su día a día y la huella de carbono está representada a través de las categorías de hogar, alimentación, transporte y estilo de vida; de esta forma, “podrá ver cuáles son sus emisiones de gases de efecto invernadero en cada una de ellas”. Pinilla asegura que para el usuario se trata de una experiencia que “se extiende en el tiempo”, ya que con cada acción desarrollada “gana puntos para avanzar en el camino hacia la sostenibilidad”, mediante una estructura de cuatro niveles de dificultad progresiva: concienciado, comprometido, eficiente y sostenible. La reducción de los plásticos también supone uno de los retos en la actualidad, a tenor de la crisis sanitaria con el incremento de mascarillas y otros materiales, por lo que la aplicación «Closca Water» permite encontrar fuentes en todo el mundo para evitar generar más residuos por la adquisición de botellas de agua. Esta herramienta, que cuenta con más de cinco mil descargas, guía hasta el punto de recarga más próximo respecto a la ubicación personal y ofrece un seguimiento del impacto positivo en el entorno, además de presentar la posibilidad de añadir fuentes que aún no están registradas en el sistema. La plataforma dondelotiro.com orienta sobre el reciclaje o donación de los residuos en función de su tipo y de la dirección en la que se encuentre. Un buscador permite consultar el destino idóneo de un artículo específico o residuo como el aceite vegetal o los cartuchos de tinta y tóner, mientras recuerda que éstos últimos al finalizar su función son residuos electrónicos (RAEE) por lo que pueden contener materiales no biodegradables y dañinos para el medio ambiente. Y para ayudar a mantener los bosques, la app «Forest: Mantente enfocado» propone plantar árboles reales con la organización Trees for the Future, mientras que trata de conseguir la concentración del usuario con un juego sobre la siembra de una semilla que con dedicación, se convierte en un árbol.
La iniciativa pretende crear conciencia sobre el valor de los materiales presentes en los dispositivos móviles y la importancia de gestionar adecuadamente los residuos electrónicos.
Según un estudio publicado por la Universidad de las Naciones Unidas, se prevé que la basura electrónica aumente un 8% cada año a nivel mundial. Un residuo que ya crece tres veces más rápido que cualquier otro desperdicio sólido. Este problema no solo es peligroso para el medioambiente, sino también para la salud de las personas.
Además, se estima que sólo un 20% de estos residuos se recicla, a pesar de contener materiales recuperables y de alto valor como el cobre o el oro. Se calcula que por cada millón de teléfonos móviles se pueden recuperar casi 16.000 kilos de cobre, 350 de plata y 35 kilos de oro.
Por todo ello y para crear conciencia en torno al problema que suponen los residuos electrónicos, evitar el aumento dramático de la cantidad de estos desechos y fomentar el aprovechamiento de los materiales valiosos que contienen, ha surgido el proyecto G.old. En esta colaboración, la empresa Back Market (primer marketplace dedicado en exclusiva al reacondicionado electrónico) y el taller holandés de joyería Nowa, han lanzado una colección especial de joyas fabricadas con metales preciosos extraídos de teléfonos móviles reciclados para regalar por San Valentín. Para esta colección, cuentan con el trabajo de la diseñadora Eva Schreuder, que se encarga también de toda la producción manual de las piezas.
La colección bautizada con el nombre “G.old” (haciendo alusión al reciclaje de estos metales preciosos en su logo) incluye un colgante circular bañado en oro, una llave bañada en plata y un colgante bañado en plata; todos ellos fabricados con materiales sostenibles y con cordón ajustable. Los tres colgantes estarán disponibles en todos los mercados europeos en los que está presente Back Market, entre ellos España, a través de una página web creada específicamente para la ocasión. Además, junto con las joyas, se entregarán unas tarjetas explicativas para informar al consumidor sobre los materiales con los que están fabricadas y el origen de los mismos.
MÓVILES RECOGIDOS EN VERTEDEROS AFRICANOS
El proyecto entre Back Market y Nowa llega aún más lejos en la labor de concienciación, ya que los materiales para fabricar esta colección de joyas los suministra “Closing the Loop”, organización que recoge teléfonos usados de los vertederos de África para reciclarlos de forma responsable en Europa.
Thibaud Hug de Larauze, CEO y cofundador de Back Market, ha mostrado su satisfacción con esta campaña, en un momento crucial para el aprovechamiento de los recursos del planeta y el cuidado del medioambiente: “De esta forma, además de reutilizar los materiales preciosos de los teléfonos móviles para darles una segunda vida y poder ayudar al planeta de una forma diferente, estamos convirtiendo un desecho en un producto valioso, al alargar su vida útil. Es importante transmitir este mensaje positivo de que se puede cambiar el rumbo de los desechos y, sobre todo, que reacondicionado o reciclado puede ser también sinónimo de calidad y belleza”.
El estudio ha empleado colágeno extraído de los residuos de la tilapia
La Universidad de Córdoba, junto con otros centros internacionales, ha diseñado por primera vez una batería más sostenible a partir del colágeno de los residuos de pescado.
Solo en China se producen cerca de 59 millones de toneladas de pescado al año, de las cuales, el 58 % no se consume como alimento y termina convirtiéndose en basura biológica. Ahora, científicos la Universidad de Córdoba, la universidad china de Xiamen y el Instituto Tecnológico de Wentworth (Bostón, EE UU), han conseguido aprovechar distintas partes recogidas en el puerto de Shapowei de la tilapia, un pescado común de cuyos desechos –vísceras, cabeza, escamas y aletas– ha sido extraído el colágeno para su uso en sistemas de almacenamiento de energía.
Los residuos de pescado son ricos en nitrógeno, oxígeno, hidrógeno o carbono, elementos útiles en baterías debido a su electronegatividad, naturaleza estable y estabilidad térmica. Según explica el investigador responsable del proyecto en la UCO, Gregorio Ortiz, el colágeno ha sido utilizado como ánodo (polo negativo) y sometido a distintas pruebas de laboratorio para realizar una estimación de cómo sería su funcionamiento al combinarse con cátodos (polo positivo) convencionales.
El estudio ha experimentado con baterías de litio, utilizadas a escala mundial, y con dispositivos de sodio y magnesio, dos de los principales candidatos llamados a sustituir a un litio, concentrado en pocos países y cuya disponibilidad podría escasear en el futuro.
Según las conclusiones del trabajo, los valores de capacidad alcanzados en los tres casos son muy similares, e incluso superiores en algunos rangos, a los obtenidos con otros materiales sintetizados por vía química, con la ventaja de que, en esta ocasión, el ánodo de la batería proviene de un material sostenible y que a menudo suele convertirse en millones de toneladas de desecho.
El trabajo, para el que la Universidad de Córdoba ha desarrollado el estudio electroquímico y analizado los distintos mecanismos reacción, abre una nueva vía para el aprovechamiento de este residuo como material sostenible de almacenamiento de energía.
Sin embargo, aún queda recorrido para que estas baterías puedan mercantilizarse. “En el estudio hemos analizado la densidad energética a nivel de celda, en base a la masa de los electrodos. Para poder comercializarlas tendríamos que considerar la masa del ensamblaje”, añade Gregorio Ortiz. En ese caso, estos nuevos dispositivos podrían tener utilidad como soporte en almacenamiento de energía eólica o fotovoltaica, sistemas en los que son necesarios grandes volúmenes de material disponible.
UN NUEVO USO PARA UN NUEVO RETO
Se trata de la primera vez en la que el colágeno de los residuos de pescado se emplea para su uso en baterías. Este material, no obstante, ya había sido utilizado anteriormente en otros sectores de la industria.
Dopado con paladio, este residuo marino ha demostrado ser útil como catalizador para eliminar el benceno, un compuesto volátil contaminante que causa problemas ambientales y de salud.
Ahora, la investigación recoge este colágeno enriquecido para darle un nuevo uso que, según concluye el investigador responsable en la UCO, “podría suponer un nuevo reto para la industria y aportar ventajas económicas y medioambientales a largo plazo”.
Ofrecer incentivos a la ciudadanía puede ayudar a evitar la gestión inadecuada de residuos electrónicos. Foto: RESIDUOS PROFESIONAL
Evitar la acumulación en los hogares de viejos equipos y aparatos en desuso, de forma que puedan ser reutilizados o reciclados para aprovechar sus materiales valiosos, es uno de los objetivos de esta iniciativa europea.
El proyecto europeo CIRC4Life, en el que participa la empresa vizcaína Indumetal Recycling, es una apuesta decidida por implantar nuevas estrategias de economía circular en diferentes sectores. Uno de sus principales casos demostrativos tiene que ver con la recogida de aparatos eléctricos y electrónicos en desuso. Se trata de uno de los principales factores de las escasas tasas de reciclaje obtenidas estadísticamente para este tipo de equipos: los aparatos eléctricos y electrónicos que almacenamos en casa, en ocasiones durante años, aunque no los volvamos a usar nunca más -el denominado tesoro oculto de la basura electrónica-, que afecta especialmente a los equipos personales de telefonía, navegación por internet y pequeños aparatos con pantalla.
El proyecto ha estudiado este fenómeno mediante encuestas en diferentes países europeos, e intentado activar a los ciudadanos comprometidos con el medio ambiente con el objetivo de que depositen correctamente esos equipos antiguos y olvidados para su correcta gestión.
Para traccionar esta acción, CIRC4Life propone un sistema de incentivos para fomentar la reutilización y el reciclaje de estos residuos, premiando a los usuarios que entreguen aparatos con descuentos, o proponiéndoles acciones ambientales como plantar un árbol en su nombre.
CIRC4Life introduce de manera pionera elementos de trazabilidad en la recogida general de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, mediante el uso de contenedores inteligentes, una aplicación que se puede bajar en el teléfono móvil y una plataforma informática de soporte de la base de datos necesaria.
En el futuro, si se dispone de la información sobre los materiales y piezas de los aparatos eléctricos y electrónicos -lo que depende de sus fabricantes-, este procedimiento facilitaría un desensamblaje conocido y selectivo de materiales críticos que, con un alto valor añadido, podrían incorporarse a diferentes procesos industriales con mayor facilidad que en la actualidad.
Está previsto que la fase de demostración del proyecto CIRC4Life comience en el municipio de Getxo (Bizkaia) durante este próximo otoño.
El residuo gestionado a nivel nacional ha alcanzado las 50.162 toneladas, lo que supone una disminución en la recogida del 12% respecto al ejercicio 2019.
La Fundación Ecolec, organización sin ánimo de lucro que centra su actividad en el reciclaje de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), ha gestionado a nivel nacional en los primeros seis meses del año un total de 50.162 toneladas de este tipo de residuos, un 12% menos respecto al mismo período de 2019 (56.922 toneladas).
El descenso en las cifras de recogida de RAEE tiene una relación directa con la crisis sanitaria de la COVID-19, tal y como señala Luis Moreno Jordana, director de la Fundación Ecolec: “Pese a que la recogida, gestión y tratamiento de residuos se ha considerado por el Gobierno actividad esencial durante todo el estado de alarma, el cierre de los establecimientos de venta de electrodomésticos y la caída del consumo ha lastrado las ventas de estos productos y, por consiguiente, la generación de residuos”, ha explicado.
Además, según el director general, “las limitaciones logísticas y el cierre mayoritario de los puntos limpios durante varios meses también han influido en el reciclaje de los RAEE”.
Durante toda la crisis sanitaria Ecolec ha continuado desarrollando su labor, si bien se cree que será muy difícil alcanzar los objetivos ecológicos fijados para 2020 que están fijados en 133.465,92 toneladas. “Aún hay muchas incógnitas, pero estimamos un descenso de nuestras previsiones de gestión para 2020 de casi un 25% para el conjunto del RAEE de uso doméstico», ha avanzado Moreno Jordana.
Madrid, Andalucía y Cataluña, los que más reciclan
Madrid, Andalucía y Cataluña encabezan el ranking de las comunidades autónomas que más toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) gestionaron en el primer semestre de 2020 a través de la Fundación Ecolec.
Solo entre las tres regiones acapararon el 43% del volumen de residuos electrónicos gestionados a nivel nacional por la entidad, un total de 50.162 toneladas frente a las 56.922 toneladas del ejercicio 2019.
En cuarto lugar se sitúa la Comunidad Valenciana, con 6.386 toneladas gestionadas. La quinta posición la ocupa Galicia, con 3.082 toneladas de RAEE gestionadas, seguida del País Vasco (2.797 toneladas), Castilla-La Mancha (2.710 t), Canarias (2.603 t), Aragón (2.206 t) y Castilla y León (1.982 t), en las diez primeras posiciones.
“Madrid, Andalucía y Cataluña son tres comunidades que llevan varios años ocupando el podio de la gestión de este tipo de residuos con cifras muy positivas”, señala Luis Moreno Jordana, director de Fundación Ecolec.
Uno de los actos organizados en el International E-Waste Day 2019. Foto: WEEE Forum
Organizado por WEEE Forum, la iniciativa tendrá lugar el próximo 14 de octubre con la organización de diversas actividades de sensibilización ambiental en decenas de países de todo el mundo.
Tras su éxito en 2019, y a pesar de la pandemia, el próximo 14 de octubre de 2020 se celebrará el tercer Día Internacional de los Residuos Electrónicos para promover la correcta eliminación de la chatarra electrónica en todo el mundo. Este año se prestará especial atención a la educación de los niños y los jóvenes sobre las formas de abordar el creciente problema de los residuos electrónicos.
En 2019 se generó un récord de 53,6 millones de toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) en todo el mundo, lo que supone un aumento del 21% en sólo cinco años, según el Global E-waste Monitor 2020 de las Naciones Unidas. Se estima que para 2030 este número alcanzará los 74 millones de toneladas. Sin embargo, solo el 17,4% de los desechos electrónicos mundiales se recogieron y reciclaron adecuadamente en 2019, lo que significa que 44,3 millones de toneladas de estos residuos, valorados en 50.800 millones de euros, se depositaron en vertederos, se incineraron o se comercializaron ilegalmente y se trataron de forma deficiente, pese a que el 71% de la población mundial está cubierta por la legislación sobre residuos electrónicos.
Esto da lugar a una enorme pérdida de materias primas valiosas y fundamentales de la cadena de suministro y causa graves problemas sanitarios, ambientales y sociales por los envíos ilegales de residuos a los países en desarrollo.
El Día Internacional de los Residuos Electrónicos ha sido impulsado por el WEEE Forum, una asociación internacional de sistemas colectivos de gestión de RAEE. Su objetivo es poner de relieve entre los consumidores la importancia de reparar o eliminar correctamente los aparatos usados con el fin de aumentar la reutilización, la recuperación y el reciclado.
El año pasado participaron más de 100 organizaciones de casi cincuenta países de todo el mundo y organizaron muy diversas actividades de promoción, que abarcaron desde conferencias y talleres, pasando por la recogida en escuelas y calles, hasta concursos y campañas en los medios sociales, así como guías y juegos en línea.
Según explica Pascal Leroy, director general de WEEE Forum, «los residuos electrónicos son un flujo de desechos increíblemente desafiante: con el número de aparatos eléctricos y electrónicos que aumenta constantemente, el creciente número de materiales de los productos y los productos que son cada vez más pequeños, mientras la gente conserva a sus aparatos durante mucho tiempo, el desafío es cada vez mayor. Dedicando un día del año a la concienciación en todo el mundo esperamos que más gente comprenda que es importante deshacerse de sus productos usados de forma responsable».
WEEE Forum invita a todos los interesados en cuestiones relacionadas con los RAEE a participar en la edición de 2020 del Día Internacional de los Residuos Electrónicos mediante la organización de actividades de promoción.
Un estudio con participación del IDAEA-CSIC constata el riesgo que suponen algunos compuestos que se usan en aislamiento de cables, carcasas de plástico, paneles LCD y tableros de circuitos
Un estudio internacional con participación de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha constatado que el desmantelamiento de residuos electrónicos expone a contaminantes peligrosos para la salud. El trabajo revela el riesgo que suponen algunos compuestos que se usan en aislamiento de cables, carcasas de plástico, paneles LCD y tableros de circuitos de equipos eléctricos y electrónicos.
Estos resultados son fruto de un estudio liderado por la investigadora Miriam Diamond, de la Universidad de Toronto, con participación de la investigadora Ethel Eljarrat, del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC (IDAEA-CSIC), que ha evaluado la exposición de los trabajadores de desmantelamiento residuos electrónicos en Dhaka (Bangladesh). El estudio se publica en la revista Science of the Total Environment.
Durante el trabajo se midió la exposición de 15 trabajadores, con edades comprendidas entre los 14 y 60 años, a distintos plastificantes y retardantes de llama. Se aplicaron para ello dos métodos de muestreo novedosos: pulseras de silicona hechas con polidimetilsiloxano y camisetas de algodón. También se diseñaron “sándwiches de silicona”, con el fin de “estimar la fracción de sustancia química acumulada en la camiseta que podría penetrar en el organismo a través de la piel”, explica la investigadora Ethel Eljarrat, del IDAEA-CSIC.
Algunos de los compuestos examinados se utilizan en el aislamiento de cables, en las carcasas de plástico, paneles LCD y tableros de circuitos de equipos eléctricos y electrónicos. En total, los investigadores han encontrado 23 compuestos diferentes en todas las muestras analizadas, así como concentraciones relativamente altas en las pulseras y camisetas de los trabajadores, en las que cada hora se acumulan hasta 2 microgramos de estos compuestos por cada 10 centímetros cuadrados de superficie. “Se ha constatado que algunos representan un riesgo para la salud, lo que alerta sobre el peligro al que están sometidas las personas en contacto con los residuos electrónicos”, añade Eljarrat.
Entre las sustancias con mayores niveles de concentración destaca el difeniléter prolibromado Deca-BDE-209, un retardante de llama prohibido internacionalmente por la Convención de Estocolmo. Además, en el caso de los artículos que lo contienen su reciclaje está permitido solo hasta 2030. También se hallaron niveles elevados de otros plastificantes organofosforados relacionados con posibles efectos cancerígenos y neurológicos, como el TDClPP, el TCEP y el TPHP.
El problema de los residuos eléctricos y electrónicos
La creciente demanda de productos tecnológicos ha incrementado exponencialmente en las últimas décadas la producción de residuos electrónicos, estimada en 41.8 millones de toneladas en 2014. Solo en España, se generan anualmente más de un millón de toneladas de basura electrónica, de las que 750.000 se podrían reciclar.
“Durante el desmantelamiento de esos aparatos se generan residuos que contienen componentes peligrosos y muy contaminantes; es el caso de ciertos aditivos químicos de los plásticos, retardantes de llama y metales pesados, como el plomo, mercurio o cromo. Para la mayoría de estos compuestos no se cuenta con un control de reciclado adecuado, con el daño que supone para el medio ambiente y la salud humana”, explica Eljarrat.
Las conclusiones del trabajo refuerzan la preocupación creciente sobre la exposición de los trabajadores en contacto con residuos electrónicos, especialmente en los países en desarrollo, donde no cuentan con equipos de protección adecuados. Sin embargo, no es un problema exclusivo de estos países, ya que un estudio previo realizado en una instalación canadiense arrojaba niveles de contaminantes incluso superiores.
La diferencia podría estar relacionada con la ubicación de los talleres: mientras en Bangladesh están abiertos y cuentan, por tanto, con mayor ventilación, en Canadá se hallan en espacios cerrados. “Los trabajadores de cualquier país están altamente expuestos si no disponen de equipos de protección individual (EPIs). Estos resultados deben tenerse en cuenta a la hora de implantar medidas destinadas a proteger a la población en general, así como promover el desmontaje de los residuos de forma segura para los trabajadores”, concluye Eljarrat.
En las últimas décadas se han logrado importantes avances tecnológicos y una consecuencia de este hecho ha sido el aumento exponencial de los tipos y cantidades de aparatos eléctricos y electrónicos que se transforman en residuos (RAEE) a diario. Afortunadamente una cantidad importante de estos RAEE acaba en las plantas de reciclaje.
La gestión de estos RAEE, como productos complejos que son, incluye:
La clasificación previa de los aparatos por lotes homogéneos,
La descontaminación (retirada de componentes o sustancias potencialmente peligrosas),
La liberación de piezas o conjuntos reutilizables,
La separación de materiales valiosos en las fracciones generadas tras el tratamiento de los equipos descontaminados.
Gran parte de las actividades asociadas a estas operaciones demandan una cantidad considerable de mano de obra, requiriendo de los operarios que las realizan, experiencia, habilidad, esfuerzo y la realización de muchos movimientos repetitivos. Por esta razón ha surgido el proyecto HR-Recycler.
Objetivos.
Los objetivos principales del proyecto europeo HR-Recycler (2018-2022) son:
explorar la evolución de algunas de las tareas manuales tales como la clasificación de los aparatos, su desensamblado o la clasificación de piezas y materiales extraídos, que se aplican durante la gestión de RAEE que son costosas, peligrosas y consumen mucho tiempo,
estudiar su reemplazo por procedimientos robotizados automáticos.
Se trata de crear un entorno de colaboración entre humanos y robots para así:
aumentar la capacidad de tratamiento,
conseguir productos de mayor calidad y valor económico,
mejorar las condiciones de trabajo de los operarios,
mitigar el impacto ambiental,
contribuir a la estrategia europea de economía circular.
Todos ellos relacionados con la extracción de nuevas materias primas de los RAEE y el desarrollo de nuevos modelos de negocio en economía circular con residuos de diferentes cadenas de valor.
El próximo negocio de Amazon: el reciclaje de baterías de coches eléctricos
El gigante del comercio electrónico Amazon ha puesto su mirada en las baterías de coches eléctricos, y más concretamente en el negocio del reciclaje de las mismas. Amazon ha anunciado que invertirá en Redwood Materials, una empresa de reciclaje de baterías fundada por el ex director de tecnología de Tesla, Jeffrey Brian Straubel.
Esta inversión forma parte del compromiso de Amazon por invertir e impulsar iniciativas sostenibles para alcanzar las cero emisiones netas de carbono para 2040, diez años antes de lo pactado en el Acuerdo de París. Amazon ha creado el programa ‘Fondo de Compromiso Climático’, mediante el cual invertirá 2.000 millones de dólares (1.700 millones de euros) en una serie de empresas con proyectos enfocados a una mayor sostenibilidad medioambiental. No obstante, la cantidad invertida en cada empresa no ha sido anunciada.
Redwood Materials se dedica al desarrollo y comercialización de tecnologías para reciclar baterías de iones de litio al final de su vida útil, así como metales y productos químicos de alto valor en residuos electrónicos. Redwood Materials ayudará a Amazon a reciclar las baterías de sus vehículos eléctricos, productos electrónicos y otros productos en distintos negocios de Amazon, y a reutilizar sus componentes.
Además de Redwood Materials, Amazon ha anunciado inversiones en las siguientes compañías:
CarbonCure Technologies: ha comercializado tecnologías de eliminación de carbono durante la producción de hormigón, “secuestrando” CO2 de forma permanente y permitiendo la reducción de la cantidad de cemento sin afectar al rendimiento del hormigón. El objetivo de Amazon es reducir la huella de carbono mediante el uso de hormigón CarbonCure en muchos de sus nuevos edificios.
Pachama: dedicada a los mercados de carbono basados en la naturaleza. La tecnología de Pachama verifica la captura de carbono en los bosques del mundo, y permite a organizaciones e individuos particulares compensar sus emisiones apoyando proyectos de reforestación y conservación de bosques. Pachama ayudará a Amazon a monitorear y evaluar soluciones basadas en la naturaleza.
Turntide Technologies: los motores eléctricos de Turntide reducen el uso de energía en un 64% de media sin utilizar materiales costosos como las tierras raras. Amazon está probando los motores de Turntide en varios de sus edificios y los resultados hasta ahora han demostrado una reducción significativa del uso de electricidad.
A lo anterior hay que añadir la inversión de Amazon en Rivian, el fabricante estadounidense de vehículos eléctricos que está ultimando su primer modelo de producción, la Rivian R1T. El año pasado Amazon anunció que había comprado 100.000 furgonetas eléctricas de Rivian, el mayor pedido de este tipo en toda la historia. El plan de Amazon es tener 10.000 de estas furgonetas en la carretera a partir de 2022, y contar con las 100.000 vehículos eléctricos en su flota para 2030.
Conozca a las empresas y organizaciones asociadas:
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10 Recomendaciones para ahorrar agua en nuestra empresa o industria
En varias ocasiones hemos encontrado artículos acerca de cómo realizar un consumo responsable del agua en el hogar. Hoy también vamos a centrarnos en un consumo medio-ambientalmente adecuado pero cambiando de contexto: nos preguntamos cómo ahorrar agua nuestro lugar de trabajo. En...